La baja intensidad, en relación a lo que normalmente nos tienen acostumbrados los muchachos de Jose Luis Mendilibar, sentenció a la SD Eibar en el Ciutat de Valencia, que vivió una victoria de sus jugadores después de 5 meses de sequía como locales. Triunfo para unos, que se alejan del farolillo rojo, y desilusión de otros, que ven como, un año más, se resiste el séptimo puesto de la clasificación.
Con esta nueva derrota, el equipo encadena una nefasta racha, con 4 de 18 puntos posibles en los últimos seis partidos. El entrenador de los armeros salió a dar la cara tras uno de los partidos más duros de esta temporada, con un gesto tranquilo. Su actitud denotó que este no es el fin, ni mucho menos, ya que el Eibar puede estar tranquilo.
Acerca del rival, Mendilibar explicó que ellos estuvieron más listos en el partido. Con la consecución del primero de los goles, el equipo granota supo cerrarse muy bien atrás, aprovechando de esta forma los contraataques.
Aquí, el de Zaldívar hizo un inciso, ya que las pocas ayudas defensivas de los jugadores propiciaron que los delanteros granotas pudieran plantarse en el campo rival con pasmosa facilidad, creando ataques de dos contra dos muy arriesgados y que perfectamente podrían haber abultado el resultado para los valencianos.
Sin muchas ayudas en defensa, los centrales se quedaban siempre solos ante el ataque de los locales. Mendilibar confesó que el Eibar es un equipo arriesgado, y que esto muchas veces origina ataques rivales que tienen muchas posibilidades de crear gran peligro.
Por último, recaló en el segundo tanto del Levante UD. Un gol que hizo mucho daño a los vascos, siendo este gol completamente después del empate de Charles. Los vascos se sentían mejor durante la segunda parte y tras haber logrado la igualada, pero el gol de Boateng dejó muy débiles psicológicamente a los visitantes, que no pudieron reaccionar.