Con el Carnaval llegando a su fin, UD Las Palmas y CA Osasuna se citaban en un Estadio de Gran Canaria que esperaba esperanzado un triunfo balsámico. Setién era sabedor de la importancia del choque y no cambió casi nada de su once respecto al Bernabéu con la novedad de Livaja por un Kevin-Prince Boateng que necesitaba descanso. Por su parte, el conjunto navarro salía con la sorprendente suplencia de Sergio León y con muchísimos cambios en el equipo titular. Vasiljevic sabía que su equipo estaba muy necesitado y con las victorias de los equipos que están justo por encima de los puestos de descenso, los puntos de hoy iban a ser muy cruciales.

Los amarillos comenzaron muy incisivos, con ganas de ir a por todas y revertir la mala racha. Todo empezó bien para los grancanarios, combinando y encontrándose unos a otros. Tana, Viera, Roque y Jesé estaban muy activos, intentando llegar a la portería de Sirigu sin ningún tipo de compasión. Esa intensidad daría pronto resultados con un pase picadito de Viera para que Jesé controlase y rematase con furia para enchufar su primer gol como jugador de Las Palmas. El de La Feria rompía por fin su sequía y lo celebraba con una rabia que llevaba demasiado tiempo contenida.

El tanto no achicó a una UD que iba a por más. Sirigu estaba teniendo mucho trabajo y el acoso hacia su portería era evidente. Lemos ya lo había intentado en varias ocasiones de falta y el guardameta italiano se estaba luciendo claramente, evitando que los Pío-Pío ampliaran distancias. Todo esto sucedía muy pronto, con un Osasuna persiguiendo sombras y sin apenas aparecer por la meta defendida por Varas cuando el partido alcanzaba vagamente los veinte primeros minutos de juego. El fútbol se desarrollaba en su mayor parte en el campo de los navarros y su lenguaje corporal dejaba claro que les iba a costar mucho mejorar su imagen.

Dos llegadas y dos goles

Las Palmas entró en un momento de placidez y de dominio. No había manera de quitarle la pelota y había bajado un poco las revoluciones con el fin de dosificar un poco. Osasuna aprovechó dos errores amarillos para darle la vuelta al marcador Eso sí, el encuentro se había vuelto un poco más bronco, con interrupciones y con Del Cerro Grande sacando tarjetas a pasear. Los pamplonicas intentaban frenar a los amarillos de esa manera, pero eso no sería lo más grave. En la primera llegada con claridad del Osasuna a campo de la UD, un centro raso desde la banda derecha fue mal despejado por Varas y Kenan Kodro, que estaba con la caña preparada, supo aprovechar el error del portero para empatar el encuentro.

Los de Setién tenían que empezar a remar una vez más y habían tirado por la borda lo realizado en media hora con un mal despeje. Rápidamente, fueron a por más y Jesé se quedó solo delante de Sirigu tras un espectacular pase de Livaja, pero el Bichito erró cuando tenía tiempo, incluso, para controlar y disparar con calma. Las Palmas quería desquitarse, aunque Kenan volvió a aprovecharse de los errores amarillos. El vasco controló dentro del área amarilla con el suficiente tiempo como para levantar la cabeza y rematar, consiguiendo darle la vuelta al encuentro ayudado por un Javi Varas que no estuvo nada certero en la acción.

El jarro de agua fría fue imponente. Los amarillos estaban impotentes ante la situación que se encontraban y ya no parecían tan lúcidos como en la primera media hora de encuentro. El golpe fue duro y ahora era el Osasuna el que estaba realmente cómodo esperando atrás tranquilamente.

Tocaba reciclar pensamientos y ponerse las pilas. La necesidad de un mayor grado de intensidad tenía que ser la clave de una UD que desde el minuto treinta pareció bastante apática. A partir de ahí, el guion del encuentro cambió por completo y pudo ser peor cuando Kodro estuvo a punto de anotarse un hat-trick nada más empezar la segunda mitad. La suerte se alió en ese momento tan importante, pero era un aviso serio de lo que podía costarle a los amarillos el más mínimo error. De esa manera, Las Palmas encontró cómo conectar el cable rojo con el azul y empezó a intimidar a Sirigu con la fuerza suficiente como para optar al empate.

El primero en probar al italiano fue Tana con un disparo sensacional que obligó al ex del PSG a lucirse, aunque no le iba a servir de mucho poco después, y es que un centro medido de Roque llegó a la testa de un Marko Livaja que remató a placer para igualar la contienda cuando esperaba como un killer su oportunidad. El croata se reencontraba con el gol y le daba una bombona de oxígeno a Las Palmas cuando todavía quedaba más de media hora por delante. Era el momento de ir a por los tres puntos y aprovechar que el Osasuna había dado otro paso atrás ante el empuje de los amarillos, que seguían rondando la portería pamplonica con bastante normalidad.

Un golpe de suerte, tres golpes certeros

Setién puso algo más de Rock & Roll sobre el césped con la entrada de Boateng, pero el cántabro no contaba con el regalo que los osasunistas estaban a punto de hacerle. Un centro raso, sin fuerza y muy corto de Livaja quedó en el corazón del área sin ningún jugador amarillo por la zona, aunque Unai García resbalaría a la hora de despejar y acabó metiéndose un gol en propia puerta bastante incomprensible y que dejaba a cuadros a todo su equipo, resolviéndole la papeleta a una UD que ahora sí que empezaba a sonreír un poco más.

Las Palmas tenía ganas de ir a por más, de aprovechar la fragilidad defensiva del Osasuna para no tener que sufrir demasiado hasta el final. Poco después del gol, Halilovic haría acto de presencia sobre el verde para seguir acumulando hombres arriba. Un gol en propia puerta terminó de darle tranquilidad a una UD que se desquitó de su mala racha De hecho, el croata botó una falta desde la derecha que se convertiría en una jugada ensayada en la que Roque, desde fuera del área y con un disparo muy colocado, ampliaría aún más la ventaja. Todo le estaba saliendo a pedir de boca en ese tramo final de partido que era más parecido a una película de los Monty Phyton.

Ya estaba todo resuelto, con poco historia por delante y Las Palmas intentando ampliar el marcador y dominando la posesión con mucha calma. La realidad era que los de Setién ya se sabían ganadores de un partido loco, de subidas y bajadas como si de una montaña rusa se tratase, pero habría un poco más de historia. Un buen balón filtrado por Viera terminó en los pies de Jesé y, esta vez, el Bichito no fallaría. La conexión de La Feria daría resultado y la sonrisa de Jesé dejaba claro que se había quitado un peso claro y evidente de encima.

Los últimos minutos fueron un monólogo amarillo, de filigranas y de intentos de caños. Las Palmas había reencontrado la sonrisa en un encuentro feo, pero los feos también valen tres puntos.