El Real Betis va de cabeza y en picado. Tras el ridículo del jueves ante el Cádiz, ayer volvió a ser superado por La Palmas, un equipo en horas bajas y que llevaba sin ganar desde principios de septiembre. Ya no solo es por la derrota (otra más) sino por la imagen dada, lamentable. Las excusas se acaban, pero analicemos cuales fueron los factores que más influyeron en el partido.

Fiel al estilo Setién

Setién es y será así siempre. Juegue contra el equipo que juegue, entrene al equipo que entrene, tenga los jugadores que tenga. Por lo visto los jugadores van a muerte con él, porque ayer por más riesgo que había seguían sacando el balón desde atrás, hasta cuando lo que más urgía era un pelotazo. El estilo de juego será agradable para la vista pero perjudicial para el corazón. Los riesgos que asumieron anoche los béticos, pudieron hacer que Las Palmas se adelantara en más de una ocasión o incrementara la diferencia. Para jugar como se jugaba a principio de temporada hay que cambiar la actitud.

Pasividad total

Segundo factor clave del partido. La actitud de los futbolistas fue lamentable. El equipo se veía sin ideas, fallaban pases claros, no se ofrecían para facilitar líneas de pase, el centro del cambo totalmente desarbolado… Así es imposible voltear la situación. Anoche el equipo estaba sin identidad ninguna, con problemas tanto para atacar como para defender. Las Palmas parecía un equipo que pelea por Europa, superior en todo momento, y el Betis daba la imagen de equipo muerto, ahogado al fondo de la tabla. Daba la sensación de que el equipo canario era quien necesitaba marcar gol. El marcador señalando el 1-0 y el Betis replegado en su aréa, intentando frenar el bombardeo “pío-pío”. Hasta le robó la posesión a los de Setién… lo que faltaba ya.