Noche especial en el Camp Nou. No solo por el partido, un derbi copero en que los azulgranas debían remontar, no. Había algo especial en el ambiente. Tras una despedida institucional más que emotiva, la catedral del fútbol barcelonesa se disponía a despedir a Javier Mascherano.

El argentino saltaría al césped por última vez, ya sin la equipación que tantas veces ha vestido, para despedirse de la que ha sido su casa durante tantos y tantos partidos. La afición iba a poder despedir a uno de los ídolos y estandartes de estos gloriosos años en can Barça. El tercer internacional con más partidos representando al Barça decía adiós a su hogar.

Mascherano se pudo despedir del Camp Nou y recibir el cariño de la afición azulgrana. | Fotografía: Noelia Déniz (VAVEL.com)
Mascherano se pudo despedir del Camp Nou y recibir el cariño de la afición azulgrana. | Fotografía: Noelia Déniz (VAVEL.com)

Tras el homenaje llegaba, eso sí, el momento de pasar a la acción. Tras el 1-0 vivido en Cornellà-El Prat, los de Quique Sánchez Flores llegaban al estadio azulgrana con una ventaja más que importante. Los de Ernesto Valverde, por su parte, necesitaban poner toda la carne en el asador para remontar la eliminatoria y llegar a las ansiadas semifinales.

El Barcelona imprimió su juego desde el primero momento y dificultó mucho el partido al Espanyol. A base de amasar el balón y controlar el ritmo del mismo, los locales fueron capaces de mostrar su superioridad y dominar el encuentro durante gran parte del mismo.

Con dos goles en la primera parte de Suárez y Messi, el Barcelona remontó la eliminatoria a una velocidad increíble, y se marchó al descanso con la sensación de tener los deberes encarrilados.

La segunda parte dio oportunidad al Espanyol de reaccionar y luchar el partido de nuevo. El dominio azulgrana no fue tan claro como en la primera, pero los pericos no fueron capaces de hacer peligrar el resultado en ningún momento.

Los locales lograban, así, el pase a semifinales en una noche especial. Especial por el resultado, por el adiós a Mascherano, pero también por el debut de Coutinho. El nuevo crack azulgrana pudo pisar el Camp Nou por primera vez como local y dejó detalles mágicos que le permitieron ganarse a la afición desde el primer partido.

Como un rayo

Con un once prácticamente de gala, el FC Barcelona saltó al terreno de juego con una misión clara: remontar lo más rápido posible. Tan pronto comenzó a rodar el balón, el conjunto azulgrana se hizo con él y dominó el juego a partir de la posesión.

Desde el primer minuto quedó clara la intención del Barça, que no quería dar opción alguna al conjunto de Quique Sánchez Flores. Jugada tras jugada, el conjunto visitante se veía forzado a bailar al son de la canción que más le convenía a los locales.

Poco tardaron en llegar las ocasiones del Barcelona, cuya intensidad estaba muy por encima de la de sus rivales. Corría solamente el noveno minuto del partido cuando Messi ponía más que la defensa blanquiazul y recuperaba el balón en el terreno defendido por el Espanyol. Leo abría rápidamente el balón para Aleix Vidal, que aprovechaba la falta de cobertura para poner un magnífico balón para Luis Suárez. ¿El resultado? Gol del uruguayo y eliminatoria empatada.

Lui Suárez abrió la lata tras una gran conexión con Aleix Vidal. | Fotografía: Noelia Déniz (VAVEL.com)
Lui Suárez abrió la lata tras una gran conexión con Aleix Vidal. | Fotografía: Noelia Déniz (VAVEL.com)
 

El Barcelona ya tenía su primer objetivo, pero quería más. La circulación de balón era cada vez más fluida, y el Espanyol tenía cada vez más dificultades para recuperarlo. Unas dificultades que el Barça no parecía padecer. No pasaban más que segundos entre la pérdida de balón de los locales y su recuperación. Además, el gran nivel de intensidad aplicado por los de Valverde dificultaba mucho la salida de balón de los visitantes, que se veían forzados a rifar en cada saque de portería.

El Espanyol estaba cada vez más embotellado y sufría más y más conforme pasaban los minutos. El Barça tenía un punto más de intensidad que su rival, y eso se notaba constantemente. Destacaba, sobre todo, la entrega de Leo Messi, que luchaba los balones más que cualquiera. El argentino fue, justamente, el que recuperó un balón que él mismo había perdido. Con la defensa del Espanyol aún descolocada, el astro azulgrana no tuvo ninguna duda a la hora de decidir que hacer con el esférico... E hizo lo que él mejor sabe. Su disparo, seco y raso, rebotó en la defensa perica e hizo imposible la reacción de Pau López.

El argentino celebra el segundo tanto del partido. | Fotografía: Noelia Déniz (VAVEL.com)
El argentino celebra el segundo tanto del partido. | Fotografía: Noelia Déniz (VAVEL.com)

El Barça conseguía así su segundo gol y remontaba de manera total la eliminatoria. Sin embargo, el conjunto visitante seguía necesitando un solo gol para conseguir la clasificación, con lo que los de Valverde no podían relajarse. Los locales siguieron apretando y estuvieron a punto de agrandar su ventaja en el minuto 29. Sergi Roberto realizaba una magnífica pared con Luis Suárez, que le devolvía el balón con el pecho. El lateral de Reus colocaba, entonces, un magnífico balón al centro del área que el uruguayo estuvo a punto de rematar de primeras.

Progresivamente, el Espanyol comenzó a subir su intensidad, pero la superioridad azulgrana nunca desapareció. Los visitantes, eso sí, dejaron de encerrarse en su área y comenzaron a controlar algo más el balón. Poco tiempo quedaba, sin embargo, en una primera mitad que llegaba a su fin con una clara imagen de superioridad azulgrana en el campo.

Debut mágico

Quique Sánchez Flores quiso revitalizar a su equipo con la entrada de Léo Baptistao en la segunda mitad. Al igual que hizo en el partido de ida, el técnico blanquiazul buscó la calidad del brasileño en un intento de recuperar el control del balón y aproximarse, de alguna manera, a la portería de Cillessen.

El cambio inspiró algo de dinamismo en el conjunto perico, que pareció creerse más sus opciones de ataque con la presencia de Baptistao. Los visitantes buscaban de manera incesante al delantero brasileño, que les había inyectado ritmo a base de confianza.

La revolución perica fue importante en los primeros minutos, pero el Barcelona acabó por calmarla calmando, también, el cuero. Los de Valverde querían evitar cualquier tipo de susto e intentaron volver el partido al cauce de la primera mitad. Los azulgranas intentaron ralentizar el partido, pero su control nunca llegó a los niveles de los primeros 45 minutos. El Barça  volvía a acercarse más, pero los blanquiazules ya no iban a esconderse.

Fue entonces cuando comenzaron a llegar los cambios. En el minuto 63 saltó al tapete del Camp Nou Paulinho, que sustituía a un gran Aleix Vidal. Dos minutos más tarde llegaba el segundo cambio del Espanyol, que incorporaba a Sergio García en detrimento de Granero, con la intención de conseguir algo más de verticalidad.

Pero el cambio de la noche llegó en el minuto 68. Llegaba el debut más esperado. Coutinho saltaba por primera vez a la catedral blaugrana como local. En un gesto incluso místico, el brasileño fue el encargado de suplir a Iniesta, dando una imagen mágica de relevo generacional que todo el estadio aplaudió.

Lejos de mostrar ningún tipo de nerviosismo, el astro brasileño dejó detalles de calidad desde el primer balón que tocó hasta el último. Su ritmo eléctrico dejó maravillado a un Camp Nou que no dejó de disfrutar de las rápidas circulaciones azulgranas.

Pese a eso, el Espanyol parecía más vivo que nunca. A un solo gol de la clasificación, el conjunto visitante parecía estar menos apuros que nunca. Y no era porque el Barça no tuviese oportunidades, que las tenía, pero los azulgranas ya no disfrutaban de un control tan claro del partido.

El Barcelona, eso sí, no dejaba de tener opciones de marcar, algunas realmente claras. Una de ellas nació, precisamente, del flamante debut azulgrana. Messi abría el balón para Coutinho, que dejaba un balón maravilloso para Luis Suárez, que lo tenía todo para marcar, hasta que apareció Pau López. El portero perico rechazó el remate del uruguayo, y también el de Rakitic, que recogió el rechace. Pau López salvaba de esta manera las esperanzas del conjunto perico.

El tiempo corría y el reloj no hacía ningún favor al Espanyol, que tenía cada vez menos tiempo para conseguir el ansiado gol. El partido agonizaba, y lejos de acercarse a la portería azulgrana, el conjunto blanquiazul sufría más que en toda la segunda mitad. Era Rakitic el que, en el minuto 88, colocaba un magnífico centro para Messi, que remataba forzado el balón al palo.

Poco iba a ocurrir, ya, en los minutos finales del partido. El Barça dormía el encuentro y cerraba, de tal forma, la enésima remontada de los de Valverde. El conjunto azulgrana avanzaba así a las semifinales de la Copa del Rey, dejando en el apeadero a un Espanyol muy peleón pero que no pudo frenar a un Barcelona más que enrachado.