Francisco Rodríguez Vílchez (Almería, 1978), más conocido como Francisco, es otro de los jugadores que tras colgar las botas decidió adentrarse en el mundo de las estrategias y el manejo de grupos. Pertenece a esa “nueva generación” de entrenadores que apuestan por un fútbol combinativo y vistoso.
Pese a su juventud y escasa experiencia en los banquillos, comenzó en 2011, ya acarrea a sus espaldas una permanencia en Primera División. En 2013, el Almería, equipo de su ciudad, otorgó a Francisco la oportunidad de llevar las riendas del primer equipo, tras una fructífera etapa en el filial. El saltó a la Primera División española supuso el primer gran éxito del entrenador almeriense. Su equipo finalizó fuera de los puestos de descenso, como 17º clasificado. Después de un parón en su carrera y su paso por Murcia, Francisco recaló en Lugo.
Estilo Francisco
Los gallegos se han acercado en los últimos años a su manera de entender el fútbol por lo que ambas partes dieron su visto bueno. Francisco es un entrenador trabajador, que no deja nada al azar, constante, cercano y decidido.
Apuesta por la utilización del sentido común para resolver las diferentes facetas del juego que se presentan durante los encuentros. Desde un principio le gusta plasmar en el campo lo que se trabaja en los entrenamientos y desde su característico 4-2-3-1 sacar el máximo partido posible. Apuesta por la utilización del doble medio centro, un jugador más trabajador y otro más de toque.
Este buen entendimiento se ha traducido en el mayor logro del Lugo. Por primera vez en la historia, el Lugo consiguió situarse en lo más alto de la tabla clasificatoria de la Liga 123. A día de hoy, el Lugo pelea por conseguir los 50 puntos que, a priori, marcan la salvación. El combinado lucense se encuentra como 11º clasificado empatado a 47 puntos con su próximo rival, el Real Valladolid.
Mal recuerdo de Valladolid
En el precedente más cercano de enfrentamientos entre Real Valladolid y C.D. Lugo, Francisco Rodríguez no salió bien parado. El técnico andaluz fue expulsado, y castigado con dos encuentros de suspensión, tras aplaudir de manera irónica una de las decisiones del colegiado.