Ambos son santo y seña en su respectivos clubes. Jugadores de los cuales cada una de sus aficiones se siente orgullosa y con el lujo de poder decir que Dani y Manu, respectivamente, son jugadores propios de su casa. Esto no significa que el resto de la plantilla no enorgullezca a la grada, pero, en concreto, la pasión que levantan estos líderes es única. Un sentimiento del que nadie se quiere desprender, el capitán y su esencia.
Los dos son veteranos en el fútbol vasco, Manu más que Dani, ya que domina mejor la faceta defensiva del centro del campo a sus 31 años. Dani, en cambio, todavía tiene algunos rasgos por mejorar. 27 años tiene el de Zumárraga, y la diferencia de edades se ve reflejada en el terreno de juego. Es una diferencia evidente que el vitoriano controla el centro del campo con pasmosa facilidad, frente al no tan arraigado estilo del armero, que pierde el control con mayor facilidad en situaciones contrarreloj y bajo presión.
Además, el veterano de este curioso emparejamiento se ha volcado más en el ataque durante su carrera que Daniel. Esta temporada ya acumula dos goles, a pesar de su condición de mediocentro defensivo. Dos tantos ante equipos complicados, como son el Real Madrid y el Sevilla FC. Ante los merengues, el gol no sirvió para consumar la remontada, pero en cambio frente a los hispalenses, fue Manu García el que otorgó los tres puntos, vitales, con su tanto.
Situación favorable
El capitán vitoriano tiene una situación favorable para él. Tirar del carro del equipo es mucho más sencillo con una dinámica buena como la que ha tomado en los últimos partidos con la llegada de Abelardo. Una situación contraria a la que se le presenta a Dani García, el cual se ve obligado a dejarse las uñas para sacar al equipo adelante, que se sume cada vez más en la segunda mala racha de la temporada en un momento clave.