Este gran momento de forma y de juego empezó con la destitución de Luis César Sampedro tras la derrota ante el Nástic en el Nou Estadi de Tarragona. La marcha del míster gallego propició la llegada al banquillo de Sergio González, un técnico con poca experiencia como entrenador, pero con las ideas claras y que había hecho una buena temporada con el Espanyol hace dos años. Su debut fue agridulce, porque el equipo cayó derrotado por 0-1 en el José Zorrilla ante el Sporting, pero ofreció una muy buena imagen, mereciendo como mínimo el empate.
A raíz del partido ante el Sporting, el chip cambió en el equipo, Sergio supo motivar muy bien a los jugadores y las victorias empezaron a llegar, aunque el milagro se veía lejos. El Valladolid arrastraba el mito de no conseguir tres victorias seguidas y llevaba toda la temporada sin apenas ganar fuera de casa, ambas cosas se rompieron en los siguientes partidos.
Este mejor momento de la temporada tuvo su punto de partida en el partido del Carlos Tartiere ante el Oviedo. El equipo volvió a ganar fuera de casa cuatro meses después, y además desplegó un gran juego, corrigiendo en cierta medida sus problemas defensivos. Sergio, llegó en el momento más difícil de la temporada, el Valladolid jugaba seis partidos contra rivales directos. En el siguiente partido, el equipo no pudo pasar del empate ante el Cádiz en el José Zorrilla, donde un gol de Toni Martínez abría el marcador, pero el único fallo defensivo de la defensa pucelana obligó a firmar las tablas, empate injusto y muy buenas sensaciones.
Quedaban cinco partidos para finalizar la temporada y el Valladolid tenía en su mano que quedaran nueve encuentros. La racha que empezó en Oviedo, continuó en Los Pajaritos con una victoria por la mínima ante un rival directo, el Numancia. Después, el Valladolid se enfrentaba a dos rivales aparentemente más "fáciles", pero que le complicarían las cosas. Aún así el Valladolid consiguió la victoria ante el Albacete por 3-2 y ante el Lorca por 1-5, firmando así cinco partidos sin conocer la derrota.
Quedaban dos finales para el Pucela, contra el Zaragoza en la Romareda y contra el Osasuna en casa, si el equipo ganaba uno de los dos partidos y se daban resultados, entraría en playoff, y así fue, porque sus cinco partidos sin perder permitieron al Valladolid depender de sí mismo, al ser enfrentamientos contra rivales directos.
El Valladolid perdería 3-2 en la Romareda, en un partido donde el equipo castellano fue mejor, pero que estuvo marcado por la polémica arbitral. Si el Pucela ganaba a Osasuna, estaba dentro del playoff, Hervías abrió el camino y Mata lo culminó. Se había conseguido el objetivo, con la victoria por 2-0 ante Osasuna, el equipo acabaría la temporada quinto, en playoff. Esto supuso una inyección de moral y confianza para todos los integrantes del Valladolid.
En las semifinales de esta fase de ascenso, el Valladolid se enfrentó al Sporting, a priori el rival más difícil de los cuatro. La confianza con la que llegaba el equipo, la solidez defensiva y la eficacia goleadora fueron las claves para que el Valladolid se impusiera al equipo asturiano por 3-1 en el José Zorrilla, dejando mucho trabajo hecho para la vuelta. En la vuelta, el equipo no se confío a pesar del resultado de la ida, y venció por 1-2 en el Molinón para pasar a la final y estar a dos partidos de Primera División.
Llegaba la final, y enfrente un Numancia que veía de sufrir mucho y competir muy bien para ganar al Zaragoza. El partido de ida en Los Pajaritos, se preveía difícil, y así lo fue, hasta que Kiko Olivas lo desatascó al filo del descanso, Hervás y Óscar Plano sentenciaron la eliminatoria y pusieron el 0-3 final. La vuelta acabó 1-1 y el desenlace ya lo conocemos todos, Pucela es de Primera.
