Volvía la Champions League al Camp Nou. FC Barcelona y Liverpool se enfrentaban en el partido de ida de semifinales, un duelo que en la previa era calificado de trepidante y que no decepcionó. El mundo del fútbol pudo ver uno de los encuentros más emocionantes de esta edición de la competición, del torneo por antonomasia de este deporte.
El FC Barcelona se preparaba en el calentamiento con la idea de que este año toca. Los jugadores saltaron al terreno de juego sabiendo que la situación era más favorable que nunca tras la eliminación de algunos equipos a los que se le tildaron como favoritos.
Por otro lado, se encontraba el Liverpool. Los de Jürgen Klopp llegaban al Camp Nou tras firmar una temporada sobresaliente, compitiendo la Premier League con el Manchester City y a punto de disputar el primer partido de las semifinales de la Champions League. Los ingleses querían sacar un buen resultado y al menos marcar algún gol para llegar al duelo de Anfield con un resultado positivo. Los 'Reds' pretendían llegar a su segunda final consecutiva del torneo creado por la UEFA.
Antes de que se retiraran, Leo Messi convocó a sus compañeros a hacer piña. El argentino ejerciendo como capitán y líder del equipo azulgrana, realizó una arenga. Cuando el "10" habla, los demás escuchan.
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El Camp Nou estaba listo para vivir una de sus grandes noches europeas. Con un total de 98.299 espectadores, se realizó un mosaico que quedará grabado en la memoria de los culés. En él, se podía leer "ready to color Europe", "preparados para colorear Europa". El apoyo de los fans iba a ser más importante que nunca en uno de los partidos más decisivos de la temporada.
En el once titular del Barça, se iba a colar Arturo Vidal en detrimento de Arthur. Con el chileno se buscaba intensidad y trabajo para detener las acometidas del Liverpool. Por otro lado, Coutinho le ganó la partida a Dembélé. El brasileño llegaba tras tener más rodaje y recuperar su verdadero nivel.
La primera alegría iba a llegar en el minuto 26. Jordi Alba realizó un envío raso al área que Luis Suárez remató al primer toque, dirigido al palo corto y superando al guardameta Alisson. Los aficionados y jugadores del Barça estallaron de emoción tras un inicio dudoso.
El siguiente gol del enfrentamiento no podía ser otro que el realizado por Leo Messi, en el minuto 75. Luis Suárez delante del portero brasileño del Liverpool, envió el balón al larguero, provocando la decepción del Camp Nou. Sin embargo, esta duro poco. Segundos después, el argentino iba a empujar el balón hacia la portería de Alisson, sin oposición y chutando a placer. Era el segundo gol del Barça y la eliminatoria se estaba encarrilando.
Después de la celebración con sus compañeros, Leo Messi mandó un mensaje a la afición. El crack azulgrana pidió a los espectadores que no silbaran a Coutinho. El brasileño está pasando una situación delicada y era el momento de que el capitán actuara. Así lo hizo.
Si el 2-0 en el marcador era un gran resultado para enfrentar la vuelta, Leo Messi decidió que la ventaja fuera mayor en el minuto 82. Mediante un disparo de falta desde los 29 metros de distancia respecto a la portería de Alisson, el argentino hizo el tercero. Un chut imparable, que mezclaba potencia y colocación, y que quitó las telarañas de la escuadra. Con este gol, el FC Barcelona conseguía tener pie y medio en la final de Madrid.
A pesar de que todo lo que rodeaba al entorno del Barça vibraba y estallaba de júbilo, había un culé que se marchaba decepcionado al banquillo de Ernesto Valverde, ese individuo era Philippe Coutinho. El mensaje de Leo Messi a la grada para que no le silbaran no funcionó. El partido desapercibido del brasileño y todo lo que arrastraba iba a ser objeto de desencanto del socio. En el minuto 92, salió del terreno de juego con una bronca de parte del estadio.
En el mundo del fútbol, cuando hay un ganador, siempre hay un perdedor. En este caso iba a ser el Liverpool. Mohamed Salah reflejaba el estado anímico de sus compañeros, con los brazos en jarra mostrando la incapacidad de su equipo para lograr materializar algo positivo y con una cara de frustración ante la situación vivida.
Objetivo cumplido. La plantilla del FC Barcelona aplaudía a los espectadores tras un partido lleno de emoción que se resolvió con una victoria por 3-0. Por otro lado, Jürgen Klopp saludó uno por uno a todos los jugadores azulgranas, mostrando una lección de señorío tras un partido que le había salido al revés de lo planeado.
