'Tempus fugit' o 'Carpe Diem'. El Sevilla, pese a que tan solo está en la cuarta jornada, debe aprovechar y experimentar el dulce momento en el que está porque no se sabe cuánto puede durar. Juega bien y para colmo, lidera la liga en solitario, siendo esta la segunda vez que lo consigue esta temporada tras imponerse al Alavés con una genialidad de Jordán

Había avidez de LaLiga tras de dos semanas sin fútbol nacional por el parón de selecciones, pero al fin volvió el campeonato liguero, donde los pupilos de Lopetegui tenían enfrente una exigente salida a Vitoria, campo en el que hacía la friolera de dieciocho años que no ganaban. Además, estaba al alcance el liderato con el tropiezo del Atlético de Madrid en Anoeta. 

Por su parte, los alavesistas recibían a los andaluces con la mente puesta en echarle el guante a las posiciones europeas y en mantener la buena onda que llevaban teniendo en su feudo durante bastante tiempo, pues no perdían desde mayo de este año cuando la Real Sociedad ganó allí por 0-1. 

Abrumador Sevilla

El cuero comenzó a rodar con Lucas Ocampos como uno de los principales abanderados del ataque visitante haciendo daño por la derecha, pero serían los de Garitano quienes disfrutaran de la primera gran llegada del choque; Joselu, con todo a favor para superar a Vaclik, mandó fuera su disparo en lo que fue el único despiste defensivo sevillista. A partir de ahí, el encuentro adquiriría un claro tinte rojiblanco. El ex jugador del Olympique de Marsella estuvo a nada de inaugurar el luminoso con una complicada delicatesen en forma de taconazo, pero Pacheco desbarató el intento muy hábilmente. De Jong sería el próximo en intentar abrir el candado babazorro, pero su débil cabezazo fue exiguo y no acarreó consecuencias en el Alavés

El que la sigue, la consigue y los hispalenses vieron recompensado su titánico esfuerzo por irse ganando al descanso de la mano de Jordán, que de una manera brillante batió a Pacheco con un libre directo al borde del área. El descanso, necesario para ambos, llegó en tierras vitorianas y los sevillanos daban la misma sensación que con el Celta, no aprovechaban todas sus oportunidades. 

El VAR no apreció lo que muchos

La dinámica adoptada en el primer acto continuó en la segunda parte a excepción de las postrimerías. El Sevilla seguía embotellando al Alavés en aras de conseguir un cero a dos que dejase finiquitada la contienda. Si los primeros cuarentaicinco minutos estuvieron totalmente repletos de acciones polémicas con dos posibles penas máximas para el Sevilla, la segunda parte tampoco quedó sin controversia ya que el colegiado, aún a instancias del VAR, no señaló una caída de Aleix Vidal en el área de Vaclik tras intentar superar a Fernando, que pisó al jugador catalán. 

Desde entonces, las presiones albiazules se acrecentaron según iban pasando los minutos y el partido comenzó a quebrarse dados los múltiples espacios que permitía el Alavés, que estaba volcado arriba en busca de una igualada que no llegó. Lejos de estar próximo el gol local, lo que casi llegaría sería el segundo tanto de los que hoy portaban la casaca blanca; Ocampos se relamió, pero el poste dejó sin aplacar su voracidad.

Lopetegui ha sabido instaurar en el seno de la plantilla una cualidad que muy pocos equipos poseen, la de medir los tiempos de los partidos. Y es que el Alavés, a pesar de acaparar el esférico en los compases finales, no intimidó la meta enemiga menos en el último minuto cuando Manu García, habituado a marcar alguna que otra unidad épica, puso el corazón en un puño a los hinchas del Sevilla rematando un centro en el segundo palo que se perdió por poco. 

Finalmente, nada varió para los andaluces, que llegarán al debut en la Europa League como cabezas de serie. En liga, les espera el Real Madrid.