El diagnóstico del Barça, preocupante cuanto menos, es sencillo: cuando le faltan dosis de Messi, no responde. El Ciutat de Valencia, en hora de siesta y envuelto del ambiente fúnebre del día de los difuntos, dió fe de ello. Lo comprobó, como ya lo hizo la pasada temporada y hace dos, en otra indigesta actuación del paciente que supervisa desde la sala de máquinas Ernesto Valverde ante uno de esos tumores que no se esconden: un Levante de Paco López, que puso el remedio al bochorno que planteaba su adversario desde el minuto uno. Le bastaron siete minutos al conjunto granota para sacar de quicio a un rival sin pulso ni alma, que hacia revivir a los fantasmas de Anfield, Bilbao o Granada.

Messi no es suficiente

Quince minutos tuvo el Barça de superioridad en el partido. Un tramo, que no resultó ni mucho menos un espectáculo. Algo usual en este arranque de temporada por parte de los de Ernesto Valverde, a quienes les sonrió la fortuna al filo del descanso. Un penalti señalado sobre Nelson Semedo en el área local, precedido por un fuera de juego de Antoine Griezmann, permitía al de siempre, Leo Messi adelantar a los azulgrana y poner tierra de por medio hacia una nueva y cómoda victoria liguera.

Hasta entonces, el Barça se había limitado a mantener la posesión de manera estéril, con un ritmo de juego propio de la siesta que muchos que muchos de los jugadores se estarian tomando entonces. Con Arturo Vidal como titular para dar descanso a Busquets, Valverde confió el timón del centro del campo a Frenkie De Jong, a quien no acompañaron el resto de sus compañeros. El Barça se apresuró a adelantarse en el marcador, pero antes y después no logró en absoluto convencer ni dominar a través del juego, algo cuanto menos preocupante para la tradición futbolística culé.

El Barça se duerme a la hora de la siesta

Por los túneles de vestuarios del Ciutat de Valencia deben resonar aún los bostezos de los jugadores azulgrana antes de saltar al terreno de juego para comenzar la segunda parte. Una segunda parte, que para los de Ernesto Valverde hubiese sido mejor ahorrar. Siete minutos lapidaron al elenco blaugrana en una remontada que todos veían venir mucho mayor, pero que se quedaron en los tres definitivos tantos del Levante. Un trallazo de Campaña permitía a los diez minutos, tras unos primeros minutos de pruebas de los de Paco López, empatar al conjunto granota. No significó nada para la armada azulgrana, que ni se inmutó y dejó correr el reloj como si nada, esperando quizás que llegaran más goles. Y llegaron. Borja Mayoral y Nemanja Radoja pusieron el segundo y el tercero. Despertó el Barça cuando ya era demasiado tarde, cuando se había hecho de noche y cualquier intentona resultaba inútil.

Tras el acecho valencianista, las barcelonistas no tuvieron más repuesta que un gol anulado a Messi. No soló pecó de falta de efectividad, sino de actitud, ideas y hasta de dejadez el elenco de Valverde para volver a sucumbir en otro partido paupérrimo. Uno más en un inicio de campaña que nada parece que levante ni vaya a levantar a este Barça.