Tanto remar para morir en la orilla. Es muy difícil remontar un partido que se te pone cuesta arriba casi nada más empezar. Hasta el minuto 10 vimos fútbol, a partir de ahí el “juego” desplegado por el Sevilla hizo que el partido se asemejara más al rugby, culpa del colegiado navarro que lo permitió. Los andaluces hicieron 25 faltas y solo vieron una amarilla más que los pucelanos que hicieron la mitad, a parte de la roja a Ocampos que se la tenía que haber mostrado antes. Faltas continuas, hasta 11 faltas conté en los diez primeros minutos de la segunda parte, y todas cometidas por los sevillanos. No se puede permitir un arbitraje así.
A pesar de esto, no solo la culpa de que el Pucela perdiera fue del árbitro. Hay jugadores del Valladolid que no pueden ni merecen ser titulares. Juega Moyano porque se supone que es defensivo, y es un coladero, aunque lo deje todo en el campo. Para eso que juegue Pedro Porro, que sube la banda como nadie y encima centra bien. Míchel, Plano y Sergi Guardiola son los otros jugadores que necesitan y merecen banquillo. El mediocentro pierde más balones de los que da, el “10” tiene mucho gol y no para de correr, pero en banda no aporta nada y se nota que necesita descanso. El delantero está desaparecido, y cuando le llega el balón siempre elige la peor opción.
El Valladolid no mereció ganar, pero tampoco perder. Tuvo sus ocasiones, pero no entraron. Además, el conjunto pucelano cometió algunos errores que le costaron el partido. El fallo principal lo comete Moyano. En el minuto 10 el capitán del Pucela llega tardísimo y arrolla a Nolito, penalti clarísimo. La polémica viene con la injusta norma de que los porteros tengan un pie en la línea en el momento del golpeo. Masip se lo paró a Banega, pero el penalti se tuvo que repetir porque el portero del Pucela se adelantó. A la segunda el argentino anotó el penalti y adelantó a su equipo.
Con ese 0-1 el equipo andaluz quiso ir a por más, pero se topó con un Pucela que planteó una presión alta que le sirvió para tener varias ocasiones claras sobre la portería de Vaclik. El conjunto pucelano pudo igualar el choque con dos acciones muy claras. Guardiola intentó recortar dentro del área en vez de tirar y eso provocó que la defensa le ganara la partida. Pocos minutos después, el larguero evitó las tablas tras una tijera de Sandro, que es imprescindible para el Valladolid. Nolito, en el 44, también gozó de una gran ocasión, pero su intento de picar el balón no fue acertado.
En la segunda mitad se vio a un Real Valladolid que manejaba el balón, pero que no podía avanzar porque el Sevilla lo impedía con faltas y más faltas. De los 49 minutos de segunda parte se jugaron 15 y si llega. Esto provocaba que el peligro no llegara a ninguna de las porterías.
Los andaluces seguían con ese juego brusco, y el Pucela no supo dar el empuje necesario para conseguir el empate. Sergio quitó del campo a Hervías y Sandro que eran los únicos que aportaban algo en ataque, ahí se acabó el partido. En los minutos finales el Valladolid estaba más centrado en buscar la expulsión de Ocampos que en empatar. Consiguió el objetivo que buscaba en esos minutos, pero no el que realmente importa. El partido estaba muy caliente, pero el pitido final certificó la primera derrota blanquivioleta en Zorrilla esta temporada.
Con 17 puntos tras 14 jornadas el Real Valladolid ocupa la decimocuarta posición. El próximo encuentro tendrá lugar el viernes 29 de noviembre, a las 21 horas, en Vigo ante un Celta que viene de ganar al Villarreal 1-3, pero que ahora mismo marca el descenso con 12 puntos.