El Real Betis logró un empate con sabor agridulce ante el Atlético de Madrid, ya que los verdiblancos merecieron sumar los tres puntos. Un equipo muy serio y con las ideas muy claras, plantó cara a uno de los mejores equipos de la competición. Un claro ejemplo fue la actitud del respetable del Villamarín, donde mostró su malestar por la temporada vivida, pero que reconoció al equipo la entrega mostrada en los 90 minutos de juego. Tan solo un error del colegiado Álvarez izquierdo y Oblak, evitaron que el Betis despidiera la temporada en casa con una victoria. Sin embargo, tanto para locales como visitantes, dentro de este revuelo, destaca un nombre propio y se trata de un chaval de 20 años que se llama Daniel Ceballos. Cada vez más conocido para propios y extraños, ya que va a recital por partido.

El duelo ante el Atlético era curioso para Dani, debido a que es el equipo que más interés ha mostrado desde que empezó a brillar con la elástica de las trece barras. El utrerano no decepcionó y realizó un partido para recordar. Sin su socio Rubén Pardo, sacó lo mejor de sí mismo para mover a todo el equipo y así lo hizo, filtrando pases a los costados y creando eternas asociaciones con Joaquín y Rubén Castro. Además muy participativo desde segunda línea, que anotara no fue casualidad, ya que tuvo varios disparos desde la frontal. De hecho, en la primera parte, uno de ellos se topó con la madera de Oblak. Con Petros y Brasanac, haciéndole el "trabajo sucio", se hizo con la zona ancha del campo a su antojo. No fue el jugador intermitente de otros días, parecía un líder y lo fue. En la planta noble lo tienen claro y quieren realizar un equipo entorno al canterano, consideran que una salida no beneficiaría a ninguna de las partes. 

Lo que queda claro, es que no se ha gestionado bien el contrato del virtuoso "10" bético, ya que su cláusula es de 15 millones de euros, pese a que le queden tres años más de contrato. Una verdadera ganga para clubes del nivel del Atlético que lo lleva siguiendo desde hace tiempo. De hecho, el propio Simeone nunca ha escondido su ilusión de gozar de la perla bética. En definitiva, la afición del Villamarín coreó su nombre, pidiendo a gritos que se quede en el estadio del beticismo por mucho tiempo más, para llegar a convertirse en una leyenda, como lo es Joaquín.