El Granada Club de Fútbol quiere afianzarse en la lucha por el ascenso a la categoría reina. Para lograr la estabilidad necesaria, los nazaríes han logrado consolidar en las últimas citas una defensa que les ha permitido sumar puntos imprescindibles. Uno de los principales responsables es el último hombre: Javi Varas, la mezcla perfecta de la habilidad con la experiencia.

El ex del Sevilla ha conseguido dejar su portería más que asegurada en los últimos compromisos del Granada. A excepción del partido contra el Nástic, el sevillano ha sido clave en las victorias recientes de su equipo. Sus apariciones son el fiel reflejo de la seguridad y la confianza que toda defensa ganadora necesita. Los últimos cinco encuentros ha encajado tres goles, dejando la portería a cero en dos de ellos. Son números que sirven de apoyo para comenzar una buena racha.

No solo en los últimos minutos el sevillano se ha lucido bajo los palos. Una de sus actuaciones más estacadas llegó en la segunda jornada de competición, cuando el Granada sacó un punto de oro en La Romareda gracias a una exhibición de Varas.

La conjunción de calidad en la portería más la mejora del eje defensivo ya se está notando en el Granada. Los lejanos recuerdos de la Primera División, llenos de goleadas y errores inaceptables, están quedando atrás para el olvido. Durante el último período de fichajes, la dirección deportiva hizo los deberes. Oltra ha encontrado en Alex Martínez, Menosse, Saunier y Víctor Díaz la defensa anhelada durante tanto tiempo en Los Cármenes.  

El calendario más cercano exigirá mayor intensidad al Granada y en especial, a su defensa. Equipos recién ascendidos, como Lorca Fútbol Club o la Cultural Leonesa, quieren alargar la dinámica ganadora que les ha llevado a la Segunda División Española. Además, Osasuna, Numancia y Sevilla Atlético, equipos experimentados en el fútbol profesional español, comprobarán su potencial ante el Granada. 

''Cuantas más porterías a cero, más cerca de la victoria estaremos'', declaró en su última rueda de prensa. La frase define a Varas, un futbolista curtido en batallas que no abandona el espíritu ganador aunque los años pasen.