“Los veintiún jugadores de la plantilla deben estar a disposición del equipo para cuando sean necesarios”. Así de claro se mostró Fredi Álvarez en rueda de prensa tras la victoria ante el Valladolid B. Contento con su plantilla y sin casarse con nadie, el entrenador moañés ha hecho debutar a todos los jugadores que componen la plantilla blanca. Borja, que jugó los noventa minutos, y Rodri, que entró los últimos veinte minutos por la lesión de Guillén, eran los últimos que quedaban por sumar su granito de arena a la causa boirense y la pasada jornada han sido fundamentales para amarrar los tres puntos en casa y auparse hasta la 13ª posición de la tabla.

“Con el número cinco…

…¡BORJA!”. Y la megafonía de Barraña dio paso a la ovación de la tarde. Esas palabras fueron casi tan celebradas como el gol de Axel, porque la parroquia del estadio boirense llevaba veinte jornadas esperando a que el speaker dijera el nombre de Borja Outeiral como parte del once titular. Y eso ocurrió el pasado domingo por las bajas de Crespo y Catú por sanción que provocaron la titularidad del jugador de Boiro. Es el cuarto central de la plantilla o incluso el quinto si tenemos en cuenta que Soto puede actuar en la posición de central, por lo que las oportunidades de debutar ante sus paisanos eran escasas si todos los jugadores estaban aptos para el puesto.

El técnico boirense quedó muy satisfecho por el rendimiento de Borja

“Borja con las ausencias que teníamos le ha tocado cumplir. Le hemos pedido que cumpliera, que lo hiciera fácil como él sabe hacer y creo que ha hecho un gran partido”. La reflexión de Fredi era idéntica a la del resto de asistentes a Barraña, satisfechos con el partido jugado por el cinco boirense. Borja es junto con Cano, Pillado, Romay, Herbert, Rivera y el propio Rodri el único jugador que queda del Boiro del ascenso. El año pasado, Borja fue uno de los fijos del equipo gallego, pero este año con el cambio de entrenador y categoría, el central se ha visto relegado a un segundo plano limitándose a ser un apagafuegos en los momentos de necesidad.

Pero esa función de bombero parece sentarle como un guante. A pesar de la falta de ritmo, el boirense estuvo muy enchufado a lo largo de todo el choque ante los blanquivioletas. Siempre en el sitio, atento a las internadas de Iván Martin y convirtiéndose en un muro infranqueable junto a un portentoso Mateo Garcías, que también cuajó un partido extraordinario.  El único pero que se le puede poner al partido del boirense fue que con el paso de los minutos su velocidad se vio resentida por el gran esfuerzo realizado, pero lo compensó con el desplazamiento de balón a la espalda de la defensa que supuso el pase de gol para que Axel hiciera el definitivo 1-0.

Las lágrimas del héroe

La semana pasada, en Les Caleyes ante el CD Lealtad, Rubén Rivera celebró sus dos goles abrazándose con él en la banda. Y es que Rodri, el suplente del Pato Guillén, había perdido a trágicamente a su padre esa misma semana. Todavía asimilando ese duro golpe, a Rodri le tocó enfundarse los guantes y ponerse la capa de superhéroe para salvar a su equipo después de la lesión del cancerbero uruguayo.

La parada de Rodri a Arroyo fue determinante para llevarse la victoria

Con una sonrisa que con todo denotaba un cierto aire de melancolía salía Rodri a la rueda de prensa después del partido. “La semana pasada lo pasé muy mal, incluso hoy solté alguna lagrimilla, pero contento” se sinceraba ante los medios el joven guardameta de Ames. Con 22 años a sus cuestas y después de tener un papel secundario en el ascenso de la temporada pasada, afronta su tercera temporada defendiendo los colores del Boiro después de una breve cesión en el CD Ribadumia con el objetivo de ser un recambio de garantías del Pato Guillén o incluso ser capaz de comerle la tostada al charrúa.  Fredi Álvarez afirmaba en una entrevista el domingo que Rodri era “el portero más ágil y con más reflejos bajo palos con el que he trabajado”. Cualidades que tuvo que demostrar el domingo en el instante decisivo del encuentro.

Cuando solo faltaban cinco minutos, Sinisterra se filtra en el área barbanzana para rematar de forma defectuosa un centro desde la izquierda, el balón queda rebotado con Mateo Garcías en el suelo cubriendo el disparo del jugador vallisoletano y Arroyo llega franco para embocar el esférico. Sin oposición, el lateral conectó un zapatazo potente y colocado desde el corazón del área, prácticamente una condena que llevaría el desasosiego a la grada. Pero una mano salvadora de Rodri, casi milagrosa, desbarató la mejor ocasión del partido para los pucelanos. La intervención, de reflejo felino puro, es digna de algunos de los mejores porteros del panorama futbolístico mundial y seguro que el lateral diestro blanquivioleta soñó esa noche con esa mano de piedra que evitó que el balón terminara en las mallas. Rodri fue el héroe inesperado del partido con esa parada. Quien sabe…a lo mejor había alguien más junto a él bajo los palos esa tarde.

Dos jugadores que a base de trabajo se han ganado su oportunidad en la categoría de bronce del futbol español. Con esfuerzo y sacrificio han demostrado a los aficionados, jugadores y cuerpo técnico del CD Boiro que son aptos para la causa y que se puede confiar en ellos cuando se les necesite. Ya no queda nadie por debutar en el equipo barbanzano, todos han dejado su firma en esta página dorada de la historia del modesto club de la Ría de Arousa. Tarde o temprano a todos les llega la oportunidad de brillar. Y nunca es tarde si la dicha es buena.