¿Qué hacer cuando tienes que enfrentarte a una nadadora que parece imbatible? Nada más que tirar la toalla. Eso es lo que tuvo que hacer el equipo australiano del 4x200m libres femeninos cuando se lanzó Missy Franklin a la caza del oro.

No rindieron la plaza las estadounidenses por asedio, como ocurrió en el 4x100 de la primera jornada, sino que directamente fueron a por el ariete para derribar la puerta, y el ariete se llama Missy, que siempre sonríe y lleva ya cuatro oros, la mitad de los que quiere llevarse de Barcelona.

Ni Katie Ledecky, Shannon Vreeland y Karlee Bispo por Estados Unidos ni Bronte Barratt, Kylie Palmer y Brittany Elmslie por Australia pudieron desequilibrar el duelo a favor de sus respectivos equipos. Dejaron la papeleta a sus dos últimas relevistas, y como era de esperar salió como una auténtica posesa Missy Franklin, enseñándole las piernas de Barratt desde el principio, y no digamos ya a las francesas, que sólo pudieron liderar gracias a la primera posta de Muffat, su único cartucho hoy.

Con un parcial de 1:54.17, más de tres segundos más rápido que el de la australiana, decantó la balanza la de Colorado para los Estados Unidos. Se dice pronto, pero la superioridad demostrada hoy por Missy Franklin hace temblar ya todos los récords de precocidad, y es que a sus 17 años va a oro por final, manteniéndose totalmente imbatible e intratable.

En tercer lugar y a más de tres segundos –los tres de Missy- llegó Coralie Balmy por Francia, y detrás de ellas las chinas, que tiraron a Ye Shiwen en la primera posta. En quinto puesto Mireia Belmonte, última componente de un equipo en el que también están Melanie Costa, Patricia Castro y Bea Gómez. Un equipo con mucho futuro, por la juventud de sus componentes y por las nadadoras que vienen por detrás pisando fuerte. Los 4x200 libres femeninos son una apuesta por las medallas a largo plazo, aunque hoy se tendrán que conformar con el récord de España, establecido en 7:53.20 por las cuatro citadas.