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Anuario VAVEL 2016: Alex Márquez, en sentido contrario

Después de una primera temporada más complicada de lo esperado en la categoría intermedia, 2016 era un año para recuperar la ilusión, para volver a lo más alto. Tras desechar toda la presión con la que se estrenó en Moto2, el ilerdense confiaba en disfrutar encima de una moto, que junto a él, llegó a convertirse en su principal enemigo. Las ganas de hacerlo bien le pudieron, y su campaña tuvo un guión desolador que encontró su final feliz en la segunda posición de Motorland.

Anuario VAVEL 2016: Alex Márquez, en sentido contrario
Fotomontaje: Martin Velarde - VAVEL
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Por Carmen María Ruiz Martínez

Buscaba el cielo, la gloria, y comenzó probando el fondo. Un fondo, que ni si quiera en su año de rookie, había sabido tan amargo para él. La temporada se esperaba alentadora, sin presión. Un año para disfrutar carrera a carrera y que sin embargo, vio desde la noche de Losail como el guión, cambiaba de sentido. Alex Márquez invirtió la marcha.

Superó un primer año, donde quizás no cumplió con las expectativas que ni si quiera él mismo se había creado, pero en ningún momento bajó los brazos, nunca se dio por vencido. A lo largo de la temporada, se vio un piloto que lo daba todo por mejorar en la lucha por un sueño que en 2016, le llevó a ver en él, todo lo contrario a ese camino idílico que todos sueñan con conquistar. A lo largo del camino, donde quienes te hacen grandes son tus adversarios, el de Cervera se fue haciendo cada vez más pequeño y tuvo que volver a confiar en él como nunca antes lo había hecho, para poder salir de aquel pozo, que en algún momento, parecía haber hundido por completo a un piloto que en el fondo, mantenía intactas en él toda y cada una de las cualidades que le llevaron a ser Campeón del Mundo en 2014. A cada caída -cuando incluso parecía haber perdido la esperanza- le siguió un puedo, que le llevó a reecontrarse con su mejor versión en Motorland donde, de verdad, Alex Márquez volvió a sonreir. 

Con el pie izquierdo

Como un mal día cualquiera. Así arrancó la temporada el de Cervera, que vio como los focos del trazado catarí, alumbraron la que sería la primera de tantas caídas que marcaron su temporada. Tras dejar de lado cualquier presión que le pudiese llevar a precipitarse en algún momento, el catalán arrancaba la temporada con la intención de volver a mostrar una mejor versión, en la que le pudieron las ganas. Nuevamente, en el trazado de Termas de Río Hondo, volvió a besar el asfalto y de Austin, salió sin una actuación destacable donde pasó desapercibido. 

Llegaba el primer Gran Premio de la temporada en casa. Hasta entonces, los resultados no invitaban a soñar pero tampoco, después de tres carreras ibas a abandonar un sueño, del que comenzó a despertar tras una nueva caída. El problema estaba, cada vez era más real y definitivamente, tras encadenar una racha de cuatro carreras consecutivas -desde Jerez hasta Montmeló- en las que su mono deslizó sobre el asfalto, su confianza también iba arrastrando junto a él por los suelos. Era el mundo al revés. Cada año aporta experiencia pero en este caso, todo iba en sentido contrario para el de Cervera, que no se terminaba de encontrar. Y llegó Assen.

En el suelo holandés, Alex Márquez no dejo nada más que una buena actuación, condicionada, por la falta de confianza. La mala racha de la que venía, no le inivitó a arriesgar más y cuajó una carrera con determinación pero sin riesgo, en la que finalizó en la octava posición. Nada del otro mundo, pero un gran resultado en un momento tan delicado para él que tras aterrizar en Sachsenring, recibió el total apoyo de su equipo.

Alex Márquez durante el Gran Premio de Valencia | Foto: Marc VDS

Llegó la renovación

La situación del Alex Márquez que llegó a Alemania, nada tenía que ver con aquel que se enfundó el mono en Qatar para dar paso a una nueva temporada. La ansiedad, era cada vez más visible en el rostro de un piloto, que sin entender muy bien el por qué, se iba haciendo pequeño en una situación que se le quedaba grande. El traje de Moto2, parecía no ser su talla y como voto de confianza, su equipo, decidió durante al menos un año más, mantenerle como modelo en su pasarela. Todo, en un fin de semana marcado por una nueva caída. De la que se levantó.

Tener la plaza asegurada, parece que algo de efecto causó en el pequeño de los Márquez, que en el Red Bull Ring y Brno, finalizó sexto y quinto respectivamente, hasta que volvió a fallar en Silverstone. Una nueva piedra en el camino, que le hizo volver más fuerte. Y tanto fue así, que en suelo italiano tuvo una discreta actuación en la que cruzó la línea de meta en la decima posición pero que a su vez, le llevó hasta el momento que dio luz a su temporada. Oscura tras tantos tropiezos. 

Segunda posición en Aragón

Apareció la luz al final del túnel. Alex Márquez volvió a brillar. Y lo hizo con luz propia. Con la luz de esa estrella que fue capaz de conquistar aquel durísimo título de Moto3 dos años antes. Lleno de confianza, seguridad y con las ideas muy claras en su mente, cuajó en Motorland un fin de semana implacable que tanto andaba buscando a lo largo del año. En esta ocasión, las ganas y la ansiedad no se apoderaron de él, es más, bailo con ellas a su antojo. Algo que parecía estar tan lejos, lo hizo suyo en un abrir y cerrar de ojos. Y con una segunda posición que le supo a gloria, puso la mirada en el próximo objetivo: la gira asiática. 

En Sepang, vino remontando -con confianza- desde la vigésimo primera posición en una carrera, que se desarrolló en condiciones inestables y que supo gestionar con total seguridad, finalizando en la séptima posición. Sin embargo, en Japón, se volvió a encontrar con las espinas de aquella bonita rosa que tenía entre sus manos.  Un nuevo cero se sumó a una temporada que estaba a punto de terminar, y que para nada había sido fácil. Como el Gran Premio de Australia. Una caída le privó de poder correr debido a las molestias y ya, solo quedaba pensar en Valencia.

El ilerdense, llegaba decidido a finalizar el año con buen sabor de boca y con la intención de volver a subir al podio en casa, delante de su gente. Pero no fue posible. Una nueva caída le privó de cualquier posibilidad y cerró el año sumando el fue su séptimo cero de una temporada para olvidar. Eso sí, sin perder de vista todos aquellos errores de los que conviene acordarse. 

Ni mucho menos, este 2016 ha sido el año que Alex Márquez imaginaba en su cabeza pero sin embargo, de él, puede haber aprendido gran cantidad de cosas, que interesa saber de ellas cuanto antes. La victoria te hace crecer y este, ha sido uno de los factores que más ha echado en falta un piloto, al que solo le queda recibir la próxima temporada con la misma ambición de siempre, pero como nunca antes lo había hecho. Tiene madera de campeón, y el resultado,  está en sus manos. 

Foto: Marc VDS
Foto: Marc VDS