El progresivo pero inexorable vacío de favoritas en las rondas finales del Mallorca Open, continúa avanzando. Garbiñe Muguruza y Eugene Bouchard se fueron antes de lo previsto, y cuando parecía que Ivanovic podría imponer su condición de tercera favorita y jugadora con experiencia en grandes citas, se ha cruzado en su camino una de esas tenistas que cuando está inspirada, tiene potencial para ganar a cualquiera.
Y es que García es mucho más que una de las mejores doblistas del mundo. La francesa tiene argumentos suficientes como para ser una tenista de referencia en el circuito individual, y aunque sufra altibajos importantes a lo largo del año, sus coletazos son cada vez más letales. Está en semifinales y se erige en una clara candidata a alzarse con el título.
Ivanovic se inmola a base de dobles faltas
En un partido tan igualado y disputado de poder a poder, cualquier detalle puede decantar la balanza de uno u otro lado, y la friolera de diez dobles faltas, algunas de ellas en momentos cruciales del encuentro, son mucho más que un detalle. La serbia continúa atrapada con el segundo servicio, punto débil en su tenis a lo largo de toda su carrera, y que acentúa en estos últimos años repletos de dudas y falta de confianza.
García estuvo muy acertada en la red y no asumió excesivos riesgos para llevar la iniciativa
García tuvo claro a qué tenía que jugar en cada momento, mientras que Ivanovic fue más a tirones, improvisando sobre la marcha gracias a su talento innato y enorme capacidad de sufrimiento. Caroline subía a la red con frescura y eficacia cada vez que podía golpear bien apoyada, mientras que Ana tomaba demasiados riesgos en su búsqueda de la manija del partido.
Vivió en el alambre la serbia, y aunque apretó los dientes y tuvo serias opciones de victoria, la lógica se impuso y la tenista que mejor estructuró el partido, pudo llevarse el gato al agua. Triunfo de mucho mérito para Caroline García, que busca su tercer título, y el que sería segundo este año tras el que cosechó en Estrasburgo.