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Murray, abatido ante los pies del emperador

El nipón Kei Nishikori ha obtenido el pase a las semifinales del Abierto de EEUU después de imponerse por 1-6, 6-4, 4-6, 6-1 y 7-5 al jugador británico, en un encuentro caracterizado por la alternancia del timón y el rumbo

Murray, abatido ante los pies del emperador
Kei Nishikori celebrando su victoria ante Andy Murray | Fuente: www.zimbio.com
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Por Ángel Carreño Arias

Poco a poco Kei Nishikori está haciendo gala de sus atributos sobre la pista, y eso se ha hecho patente en su enfrentamiento de cuartos de semifinal contra Andy Murray. El número dos del mundo no ha jugado nada mal, pero ha chocado con una de las mejores versiones del japonés en lo que va de temporada.

Con un 1-6, 6-4, 4-6, 6-1 y 7-5 en contra el “muro de Dunblane” dice adiós a la posibilidad de ganar su segundo Grand Slam esta temporada, después de conquistar la hierba londinense de Wimbledon frente a Milos Raonic. Pero también de repetir como campeón del último grande de la competición, como ocurrió en el año 2012.

El de Shimane volverá a disputar unas semifinales por tercera vez en lo que va de año, después de enfrentarse a Djokovic en Madrid y a Gael Monfils en el cemento de Miami. Frente a él estará el suizo Stanislas Wawrinka, número cuatro del mundo, que derrotó por tres mangas a una al argentino Juan Martín del Potro (que parece haber renacido de sus cenizas) esta madrugada.

Tanteando al “muro de Dunblane”

Desde que Kei Nishikori pisó el cemento de la central Arthur Ashe de Nueva York supo cuál debía ser su estilo de juego: puntos ágiles que impidieran a Murray desarrollar peloteos extensos. Para ello, se apoyó en la solvencia de su revés y su volea. Los primeros minutos para el británico fueron duros. Comenzaba al servicio y pronto se vio con tres bolas de break en contra, que pudo afrontar rápidamente para adelantarse 1-0.

Aunque el gran juego de pies y la solidez en el drive y el revés de la que dispone el jugador japonés le permitió establecer las tablas con su saque, el número dos del mundo pronto comenzó a controlar la situación. Llevó a Nishikori a participar en intercambios largos y monótonos que lograron desgastarle, y la dureza en los golpes de Murray se entremezclaron con las dobles faltas y los errores no forzados del nipón.

Nishikori tuvo 14 errores no forzados en el primer set, frente a los tres de su oponente

La balanza aventajaba al británico en la cancha, mientras que Nishikori se apagaba sin ser consciente de lo que estaba ocurriendo. El número siete del circuito masculino no supo gestionar su servicio en la primera manga, encajando hasta dos roturas de Murray y el 6-1 final a los 37 minutos de choque.

Las dos caras de "el samurai"

Viendo que el primer set se le escapaba, Nishikori optó por relajarse, esperar y no desgastarse mucho de cara a un partido más intenso. A diferencia de la primera manga, el segundo y tercer set se caracterizaron por un servicio más acertado del jugador nipón. A pesar de su gran rendimiento físico en la pista, Murray comenzaba a apagarse al igual que el cielo estadounidense. Con el 2-2 y un 30-40 en contra del japonés el partido fue interrumpido unos minutos, aunque no fue necesario hacer uso del techo retráctil de la central. Nishikori, al ver que su planteamiento de cara al encuentro no era útil, empieza a jugar al ritmo del “muro de Dunblane”. Su notable progresión ofensiva en el partido le permiten hacerse con un 6-4 y empatar el duelo.

Murray estuvo muy acertado con el servicio, obteniendo ocho ace en todo el encuentro

Con un buen juego de piernas y una gran solidez en defensa, Murray rompía pronto el servicio de Nishikori. No obstante, no se sentía cómodo con su juego. El número siete del mundo le estaba ganando el planteamiento con su misma medicina, mucho más al ataque que lo habitual y pegando a las líneas. A pesar de ello, varios errores no forzados y la rotura mutua de los servicios, permiten al campeón del torneo en 2012 ganar el set por 4-6 y volver a adelantarse.

Hundiendo la flota británica

Mientras que el partido se convertía en una deriva para Murray, Nishikori conseguía “patinar” sobre el cemento de Flushing Meadows. La cinta no ayudaba al británico, y ya con la pista cerrada por la posibilidad de precipitaciones más intensas la dinámica indoor se le atragantaba. Además, el número dos del mundo pronto perdía la concentración y no se mostraba demasiado hábil con el primer servicio.

Durante el encuentro Murray realizó ­­­cuatro juegos en blanco, frente a los seis de Nishikori

Nishikori rompía el saque a Murray y se colocaba 5-1 en el marcador. Todo dependía de su empuñadura, y no lo dejó escapar logrando un juego en blanco y devolviendo el 6-1 al de Glasglow. La épica la lograba el nipón en la última manga. La agresividad que desempeñaban sus golpes y el festival de restos paralelos y cruzados que concedió al público neoyorkino, le valieron para llevar la voz cantante durante los primeros juegos. Antes de coronarse frente a Murray, Nishikori pasó un rato amargo en el que parecía que el partido se le escapaba. Sin embargo, la presión ejercida y la bola de break bien aprovechada le valieron la clasificación y el 7-5.