Cuando se ve jugar a este espigado jugador de apariencia aria e impoluto acento castellano-valenciano, todo aficionado no puede evitar que su mente vuele a un futuro esplenderoso. Nicolas tiene todo para triunfar; carácter, potencia, talento y movilidad. Un silencio apabullante y cordial se extiende entre los expertos cuando se cita el nombre de este tenista, a sabiendas de que a sus 16 años aún es arriesgado pronosticar y generar falsas expectativas, pero Kuhn se está destapando en Flushing Meadows.
El descendiente de alemanes y secuaz de la academia JC Equelite cuajó un partido fantástico ante el israelí Oliel. El primer set fue más complejo de lo que pueda indicar el marcador, habiendo dispuestos cada jugador de cinco bolas de break. Nicolas estuvo más preciso en el aprovechamiento de las mismas al lograr un break que fue vital en el octavo juego.
A partir de ahí, Kuhn viajó con viento a favor. Y es que Oliel perdió frescura en su tenis lo cual aprovechó el español para tomar la iniciativa y jugar dentro de pista. Culminó el partido con muy buenas sensaciones y su puesto de cuartofinalista por el lado del cuadro opuesto a Aliassime y sin Minaur en liza, le convierten en candidato a elevadas cotas de éxito.
Davidovich no estuvo lejos de la sorpresa
Se presentaba realmente complejo el partido para el malagueño ante el mediático canadiense Félix Auger-Aliassime. Sin embargo, Davidovich no perdió la cara al partido en ningún momento y demostró la gran progresión que ha experimentando en los últimos meses. Una notable mejora a nivel físico le ha permitido al español ser un jugador mucho más rocoso, y aunque acabó perdiendo por 6-4 7-6 (6) ha de irse con la cabeza bien alta por la imagen mostrada.
Aliassime se erige en uno de los grandes candidatos al título y se verá las caras con Kypson en la siguiente ronda en lo que se espera sea un duelo de alta tensión, por la implicación de la grada en apoyo de su jugador y la potencialidad que éste atesoro.