Novak Djokovic, que hace unas semanas perdía el número 1 a manos de Andy Murray, ha puesto punto y final a su relación con la leyenda tenística Boris Becker. "Los objetivos que me marqué cuando empezamos a trabajar juntos se han cumplido completamente", asegura el serbio en su página web oficial, dejando atrás tres años de relación técnica llena de logros.
En 2013, Nole confirmó que empezaría a trabajar con el teutón, con el cual ha conseguido un palmarés de dos Copas de Maestros (2014 y 2015), y seis Grand Slams: Abierto de Australia (2015 y 2016); Wimbledon (2014 y 2015); el US Open (2015) y Roland Garros en (2016).
Tras conseguir su ansiado Roland Garros que se le parecía resistir año tras año, el bajón del serbio a nivel tenístico ha sido evidente, cayendo temprano en Wimbledon y en los Juegos Olímpicos de Río. Eso también lo notó Becker, que confesó a Tennismatch que desde esta victoria su relación "se convirtió en un reto continuo", ya que "Djokovic perdió su amor hacia el tenis y decidió que quería pasar más tiempo con la familia".
Parece que el papel de Pepe Imaz ha sido fundamental en esta ruptura, y es que Djokovic ya se dejó ver con el preparador español en algunos torneos a final de temporada. El tenista balcánico deposita toda su confianza en él.
Nueva etapa, nuevas ilusiones, más peligro
Tras estas merecidas vacaciones, Novak volverá con más ganas que nunca de empezar la temporada consciente de su irregular final de temporada. "Mis planes profesionales se dirigen ahora principalmente a mantener un buen nivel de juego y hacer una buena planificación para lograr nuevos retos la temporada próxima" afirmó en un acto publicitario.
Empieza una nueva temporada para él con nuevo entrenador, lo que hace que para él sea especial sobre todo por luchar por volver a ser número 1, y sin duda esto le hace más peligroso.