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Anuario VAVEL 2017. Lucas Pouille: mantenerse en la elite

Escalar de a poco y no bajar los brazos. Esas son las claves para el joven jugador francés, que con sólo 23 años es la segunda mejor carta francesa en el ranking mundial. Finalizó el año en el puesto 18, con tres títulos en su espalda y la Copa Davis, trofeo que en el que él dio el quinto punto para su país.

Anuario VAVEL 2017. Lucas Pouille: mantenerse en la elite
Fotomontaje: Diego Blanco - VAVEL
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Por Martín Espósito

Sin dudas en cuanto a resultados, fue el mejor año para Lucas Pouille. Fue el que más partidos ganó de su carrera, el que más títulos ganó, y por sobre todo, logró mantenerse en la elite del tenis mundial, algo al que muchos llegan pero que pocos logran quedarse. Siendo la gran revelación del 2016, logrando buenos resultados a nivel torneos ATP – un título y una final-, y grandes victorias, como a Rafael Nadal en los octavos de final del US Open, Lucas Pouille iniciaba el año con grandes expectativas, siendo el número 15 del ránking ATP.

No comenzó la temporada de la mejor manera, ya que en su primer compromiso del año en Brisbane, tuvo que abandonar en segunda ronda por un problema en pie derecho. Esa molestia hizo que no pudiera desplegar su mejor versión y terminó cayendo en las primeras rondas del Abierto de Australia y Rotterdam. Con el paso de los días la lesión fue mejorando y el tenis de Pouille también. Cerró dos grandes semanas, la primera en Marsella, donde perdió la final ante su compatriota Tsonga, y la segunda en Dubai, llegando a semis perdiendo con el número uno del momento, Murray.

Entre títulos y caídas.

La parte de la temporada en polvo de ladrillo trajo alegrías al francés. Tras llegar a las semifinales de Monte-Carlo en un alto nivel, logró el primer torneo del año y el segundo en su palmarés.  Derrotando en la final a Bedene, se coronó en Budapest y parecía que su nivel seguiría en ascenso. Pero no fue así. Sorpresivamente cayó en las primeras rondas de Madrid y Roma, llegando no de la mejor forma a Roland Garros, torneo en el cual llegó apenas a tercera ronda. Cerró así un irregular ciclo en polvo de ladrillo, aunque nuevamente aparecerían los buenos resultados.

La etapa en césped comenzó de la mejor forma para Pouille, ya que de manera casi sorpresiva ganó el torneo de Stuttgart a un jugador potente en la superficie como lo es Feliciano López. Ya con dos títulos en su espalda, la temporada del francés parecía aflorar, pero la realidad cayó sobre él. Siendo la superficie que más incomoda al joven y en la que menos torneos jugó, el título ganado anteriormente había sido la excepción a la regla. Caída en segunda ronda en Halle y también en Wimbledon para terminar con la gira de pasto.

Bajón de mitad de año

Los malos resultados comenzaron a llegarle a Pouille, que no venía bien con los resultados obtenidos en césped, y la gira previa al US Open estaba al caer. Las derrotas en la segunda ronda de Washington y en la primera de Montreal mostraban al francés con un bajo nivel de cara al último Grand Slam del año. Increíblemente mostró un nivel alto en el torneo, llegando a la ronda de 16, cayendo ante el argentino Schwartzman. Pero tras este gran puntapié, los malos resultados continuaron. De sus próximos cuatro compromisos, tan solo logró una victoria. Aunque no era bajo su tenis, no pudo cerrar partidos en los que era favorito.

Lo mejor para el final

En sus últimos dos meses de competencia, sin dudas Lucas Pouille logró llegar a un nivel superlativo en relación a los meses anteriores. Siendo tapa de diarios con los resultados obtenidos. Se coronó en Vienna, logrando así su tercer título del año derrotando en la final a Tsonga, jugando un tenis de alto grado. Tras esta gran victoria llegó a los octavos de final del Masters de Paris y su mira estaba puesta en la Copa Davis. Luego de perder ante David Goffin en el primer partido de la serie, llegó el momento de la definición. Con la serie empatada 2-2, el campeón saldría del ganador del encuentro entre Pouille y Darcis. Pouille, mostrando un tenis superador, demolió al belga para que Francia se vuelva a quedar con la tan preciada ensaladera de plata. Lo mejor de Lucas Pouille llegó en el final del año. Una temporada irregular para él, pero en la que más torneos disputó, más partidos ganó y más títulos ganó. Sólo tiene 23 años.