Se definió la zona de la muerte, señores. Esta nueva Australia de gran scrum, forwards potentes y defensa feroz parece no tener rival que lo pueda derrotar. Si bien Gales dominó el segundo tiempo, en el momento que los dirigidos por Maikel Cheika se encontraban con dos jugadores menos, los británicos no pudieron quebrar el muro de camisetas amarillas, por lo que no anotaron ningún try.

La lucha fue el común denominador en un primer tiempo que, si bien no tuvo muchos cambios en el marcador, dejó saldadas las expectativas de buen rugby, sobre todo por el lado de la batalla de los forwards que, aunque Australia dominó el scrum, fue muy pareja en el juego abierto. La única incidencia en el resultado llegó por medio de los pateadores, con tres penales de Bernard Foley y dos de Dan Biggar, que falló una patada clave, los primeros 40 minutos finalizaron 9 a 6 a favor de los Wallabies.

Todas las luces en el complemento se las llevó la defensa australiana. Corría el minuto 57 cuando a Will Genia le sacaron una amarilla que dejó a los Wallabies con un jugador menos. Sin embargo, el problema oceánico se agravó cuando tres minutos más tarde fue amonestado el segunda línea Dw Mumm. Aunque todo parecía perdido para el conjunto de Cheika, fue en este momento que el equipo ganó el partido, con tackles positivos en extrema defensa, los capitaneados por ST Moore cerraron un parcial de 3-0 con dos jugadores menos y definieron el partido a su favor con un 15 a 6 final.

Si bien los dos equipos clasificaron a segunda ronda, el partido dejó un saldo ampliamente positivo para Australia que queda primero en el grupo y espera el partido ante Escocia con plena confianza. Por el lado galés, los dirigidos por Warren Gatland saben que tienen mucho por mejorar de cara a su duelo con Sudáfrica pero conociendo también que pueden dar pelea tras pasar airosamente el famoso “grupo de la muerte”.