Un empate que perjudica a ambos

Apenas corre el segundo mes y ya se jugó el tercer duelo del año entre el azul capitalino y el verde de la montaña. Ambos equipos llegaban con realidades distintas pero con la misma e imperiosa necesidad por sumar de a tres. El partido se resolvió en un empate que deja a ambos conjuntos en una posición incómoda en la tabla. Capítulo a parte para reconocer y felicitar al profesor Miguel Angles Russo, que regresó a su puesto como director técnico luego de superar una infección que lo alejó del banco azul por varias semanas.

Primeros minutos tediosos

El clásico inicio trabado en el medio campo. Táctica azul calcada del primer partido de la Superliga 2018; marca asfixiante de Macalister Silva y J. Duque a Castellani y Macnelly Torres, respectivamente. Ningún equipo dominaba pero tampoco lo sufrían. Nacional se vio un poco mas agresivo, buscando abrir el campo con sus extremos, pero no lograba ganar la espalda de los laterales contrarios. Pese a que el partido se desarrollaba lento, enlodado, fueron estos primeros minutos los que marcaron la clave para que Almirón, en una muestra de lectura táctica correcta, encontrara los espacios para provocar la superioridad verde que permitiría el empate final en el marcador; ¿una pista? los defensores centrales verdolagas.

Primer tiempo azul

Transcurría el minuto 16 y Lucumí gana, por primera vez, la espalda de su marcador para tirar un centro que encontró a Dayro Moreno solo, sin marca y con favorable posición para anotar. Si, la misma jugada que se dio en el Atanasio Girardot en el partido de vuelta de la Superliga, y que terminó con un remate débil al centro, que controló fácil Fariñez; pues esta vez el remate de Dayro buscó la esquina izquierda de la portería, sin embargo, el resultado no fue distinto al partido anterior: ataja Fariñez en una estirada prodigiosa que, en complicidad con el vertical, le permitió mantener su arco en cero. Una jugada que se convertiría en oasis en medio del desierto futbolístico verdolaga.

Minuto 18 y Monetti, fiel al estilo verde de salir jugando, regala un pase que permite a los azules recuperar el balón cerca del arco contrario y tirar un centro que terminaría en una acción infantil de Felipe Aguilar; el central toma a Del Valle provocando un claro penalti que luego concreta Domínguez para abrir el marcador en favor del local y confirmó el mal momento que vive el buen defensa verde. El error individual castigó a un Nacional que, hasta ese momento, controlaba las intenciones de ataque de Millonarios, el error individual terminó por castigar un sólido trabajo defensivo que hacía el equipo en general.

El primer tiempo se iba sin muchas mas acciones para rescatar; Dayro Moreno falla un mano a mano claro, a pase de un rival que se barre para robar el balón y termina habilitando al centrodelantero verde que, de nuevo, dilapidó una opción clara de gol.

La expulsión que cambió el rumbo del partido

Faltando solo dos minutos para los equipos se fueran a descansar, Duque disputa con vehemencia un balón dividido con Andrés Rentería. La acción se antoja aparatosa y todos, desde el arbitro hasta los televidentes, ven una expulsión clara que se efectúa dejando a los embajadores con diez jugadores de cara al segundo tiempo. Luego, en una repetición, se ve que el buen volante bogotano llega primero al balón y no golpea al jugador. Una acción desafortunada que precipitó un reajuste en el módulo táctico que había elegido Russo: la salida de Huérfano por Carrillo.

Un segundo tiempo para Nacional

Pero como cada acción tiene su inmediata reacción, el técnico Almirón, en un momento brillante de lucidez, salió para el segundo tiempo con Alexis Henríquez en cancha. Algunos podrían pensar que el cambio obedeció a el mal momento por el que atraviesa Aguilar, pero lo cierto es que el cambio obedece a un orden táctico: El equipo azul decidió cuidar la ventaja en el marcador y retrasar sus líneas unos metros para resguardarse cerca de su arquero. Este movimiento lo advirtió Almirón que también había descubierto la libertad que tuvieron sus centrales en el primer tiempo para transportar hasta el segundo tercio de la cancha, libres, sin marca y con mucho panorama. Era necesario, entonces, incluir al capitán verde que posee entre sus valores un pase filtrado inusual para su posición en el campo. Y efectivamente, Nacional empezó a tocar la puerta azul con mayor asiduidad y decisión.

El desequilibrio llegó al minuto 59 cuando Vladimir Hernandez ingresa al campo sustituyendo a Castellani. Vlacho aportó lo necesario para que el equipo paisa pudiese encontrar la igualdad al minuto 78, luego de un corner cobrado en corto y que el mismo Vladimir centra para encontrar la cabeza de Rentería y firmar el 1-1 definitivo. El empate llegó cerca del final pero pudo haber llegado antes cuando Helibelton Palacios, con su velocidad y rebeldía que lo caracteriza, pisó el área luego y fue derribado; Herrera sanciona penal y Faríñez, al minuto 65, ataja a Dayro, a quien todos le conocemos su infalible cobro de penal. Pero ¿por qué fue tan importante Vladimir? porque Macnelly y Castellani se sienten cómodos jugando a una velocidad y a una altura en el campo muy similar, mientras que Vladimir aporta una velocidad distinta, una posición en el campo distinta, una dinámica distinta que le permitió al equipo de Jorge encontrar los espacios que no había encontrado en el primer tiempo.

Las figuras del partido

La mención, sin duda alguna, es para dos jugadores jóvenes que impusieron su talento en un partido difícil, tensionado como es un clásico entre Millonarios y Nacional: Jorman Campuzano y Wuilker Faríñez. El volante colombiano ha mostrado en muy poco tiempo que tiene, no solo la condición técnica para jugar en el bicampeón continental, sino también el carácter que su posición necesita; se entrega hasta el último minuto y, con apenas 21 años, ilusiona a la hinchada. Pero el arquero venezolano no se queda atrás y en el rentado colombiano está demostrando lo que ya había demostrado en el eliminatorias CONMEBOL custodiando el arco de su país. Wuilker apenas supera los 20 años y ataja como un arquero de mil batallas; rápido e intuitivo, características que le permiten llegar a los balones mas difíciles y que, con cada actuación, provoca los aplausos y elogios de propios y extraños.