Los líderes del Oeste contra los líderes del Este. El mejor ataque de la liga contra la mejor defensa. Así se definía este duelo entre los vigentes campeones, los Golden State Warriors (11-4), y el equipo más en forma de este inicio de temporada, los Boston Celtics (14-2).
Dos estilos opuestos y dos candidatos al anillo dispuestos a brindar espectáculo en un TD Garden a rebosar. Ambos lanzados, los de Steve Kerr con siete victorias consecutivas; los de Brad Stevens con trece y, para darle más mérito, con lesiones de sus superestrellas.
Un encuentro muy apetitoso para cualquier aficionado a la NBA. Además, a pocas horas del comienzo del partido se confirmaba que, finalmente, Stephen Curry iba a poder jugar tras ser perderse el duelo frente a los Orlando Magic. Por tanto, iba a haber emparejamiento con el enmascarado Kyrie Irving.
Ante el poderío ofensivo de los de Oakland, para los verdes era esencial imponer su estilo. Sin embargo, a lo largo del primer cuarto fueron los Warriors quienes dominaron. La defensa de los Celtics quedó anulada y se jugó a lo que querían los de la Bahía.
La incapacidad para mantener el ritmo anotador estaba lastrando a los de Boston. Kevin Durant campaba a sus anchas y, para colmo, Nick Young salió enchufadísimo desde el banquillo. De hecho, él fue el artífice del arreón final con siete puntos, que dejaron el 18-28 en el marcador tras los 12 primeros minutos.
Ya en el segundo parcial, los de Golden State trataron de refrendar su superioridad con la segunda unidad, llegando a ganar por +17. No obstante, poco a poco llegó el atasco a la hora de encontrar el aro. El juego se trasladaba al terreno que quería todo el TD Garden.
En esta tesitura apareció la figura de Jaylen Brown. El escolta titular de los Celtics se hizo presente en ambos lado de la cancha. Llegó al descanso con 11 puntos en su cuenta individual, participando activamente en el parcial de 15-3 con el que cerró la primera parte (42-47).
Los pupilos de Brad Stevens habían dado un vuelco a la situación. Estaban dejando al mejor ataque en tan solo 47 tantos y la victoria volvía a ser factible. Además, igualaron la lucha en el rebote, faceta en la que habían estado sufriendo durante los primeros compases.
El partidazo de la jornada prometía emociones fuertes. Hasta el momento todo era muy parejo, ninguno de los dos podía relajarse, y es que se acercaba el peligroso tercer cuarto. Ese en el que los Warriors suelen pisar el acelerador.
Y así lo hicieron en un primer instante. A pesar del mal partido de Stephen Curry (solo nueve puntos) recuperaron los 17 tantos de ventaja. Sin embargo, cayeron otra vez presa del cerrojo defensivo de los Celtics que, con Irving descansando unos minutos, reaccionaron con un parcial de 19-2. Con Jaylen Brown a la cabeza, ponían el 68-68 antes de llegar al último periodo.
Una vez ahí, las alternancias en el marcador se fueron sucediendo. A falta de tres minutos los Warriors ganaban por 83-85, tras sendos triplazos de Al Horford y Kevin Durant. No obstante, en la siguiente jugada Kyrie Irving iba a recuperar la ventaja mínima con un 2+1. Esta era la tendencia constante de los 12 minutos decisivos.
Restaban menos de 90 segundos cuando Smart, en un mal día para él, perdió un balón tras una mala decisión que se tradujo en triple de Klay Thompson (86-88). Aun así, Irving iba a poner de nuevo el empate desde la línea de personal. Estos son sus momentos y así lo demostró.
Apenas quedaban 14'0 segundos cuando atacó el aro con firmeza y sacó la falta personal. Evidentemente, no le tembló el pulso y puso a los Celtics por delante (90-88). Entonces Steve Kerr pidió tiempo muerto, pero la jugada acabó con fallo en el triple de Kevin Durant.
Rápidamente, con 6'7 segundos por jugarse, hubo falta sobre Jayson Tatum. El rookie volvió a demostrar que no es un novato normal y no erró los tiros libres (92-88). Solo un milagro podía rescatar a los Warriors, que finalmente vieron como Curry y Klay fallaban consecutivamente para certificar la derrota.
De esta manera, los Boston Celtics se hacían con su decimocuarta victoria consecutiva, algo que no conseguían desde el año 2010. Un triunfo que demuestra la fiabilidad del proyecto, que son un candidato muy serio al anillo y que, si se lo proponen, pueden ganar a cualquiera imponiendo su estilo basado en la defensa, aunque enfrente esté el mejor ataque de la liga.
MVP del partido: puede que Irving cargara con casi todo el peso en el tramo definitivo, pero fue Jaylen Brown quien levantó al equipo por dos veces cuando estaban 17 abajo. Cada día es un jugador más importante para este equipo y, en un partido de tal calibre, se consagró como algo más que un simple complemento. Sus números: 22 puntos, siete rebotes, dos robos y dos tapones.