Inglaterra e Italia, dos selecciones en horas bajas, se volvieron a ver las casas en un escenario inmejorable como es Wembley. Los locales llegaban con más preocupación por ganarse un hueco en la próxima lista para el mundial de Rusia, que comenzará el próximo mes de junio. Al cuadro azzurri, ya eliminado del mundial, tan solo le quedaba la baza de dar una buena imagen y devolver la ilusión a sus aficionados, cosa que no sucedió.

El mundo al revés, Italia fallando en defensa e Inglaterra castigando los errores rivales

Tras un grave error en salida de balón por parte de Bonucci, Jesse Lingaard sacaba rápidamente una falta en la frontal, impidiendo que a la zaga italiana le diese tiempo a replegarse y que servía para que Vardy se plantase solo ante Donnarumma, fusilando sin piedad para poner el 1-0 en el minuto 26. La Nazionale buscó el empate sin mucha puntería de cara a la meta defendida por Butland, sin poner en grandes apuros al portero del Stoke, que tan solo hizo una parada en todo el encuentro. 

Vardy y Lingaard, goleador y asistente, celebrando el 1-0 / depor.com
Vardy y Lingaard, goleador y asistente, celebrando el 1-0 / depor.com

El VAR al rescate del combinado italiano

Por su parte, Inglaterra buscó con más insistencia el 2-0 que no llegaría, mientras que Insigne era el encargado de tirar del carro italiano, resistiéndose a caer de nuevo derrotado. Los minutos pasaban y el empate parecía que no iba a llegar, hasta que en el minuto 84 de partido, una jugada individual de Federico Chiesa provocaba un penalti con suspense después de que el árbitro alemán Aytekin consultara el VAR. El líder Lorenzo Insigne transformaba la pena máxima y ponía nuevamente las tablas en el marcador, dejando una "X" en la quiniela de un amistoso del que se esperaba ver un mejor partido.