El balón recorre la banda de Old Trafford. Ryan Giggs conduce, ya a una edad avanzada, con la pasión de un joven canterano que acaba de salir de la madriguera. En el área, esperando el posible envío, dos atacantes de leyenda: un inglés de pura raza que poco tenía que envidiar a las grandes constelaciones del fútbol continental -Wayne Rooney- y, a su lado, un espigado delantero búlgaro. El esférico aterriza en el pecho de Berbatov quien, con una elegancia superlativa, realiza un control orientado al más puro estilo Dennis Bergkamp y define a través de un remate acrobático. Sir Alex Ferguson, orgulloso, celebra uno de los 56 tantos que el futbolista europeo anotó para los red devils. Vaya imagen.

Cualquier tiempo pasado fue mejor, que diría Jorge Manrique. Quizás, en el día de la retirada de un futbolista como Dimitar Berbatov, el sentimiento de nostalgia sea hasta positivo. Ya no queda nada de aquel Manchester United. Giggs y Ferguson pasaron a otros quehaceres hace ya unos años y, por su parte, Rooney decidió emprender su camino lejos de las islas -aunque pronto regresará-.

El atacante búlgaro no está dentro de ese Olimpo que reina sobre el Teatro de los Sueños y, francamente, es hasta discutible que ofreciera su mejor fútbol en la delantera de los red devils. Sin embargo, por h o por b, su retirada te hace recordar esos años y, cómo no, una sonrisa se comienza a dibujar en la boca de cualquier aficionado al fútbol inglés. Las tres Premier Leagues que conquistó con esa camiseta, la final de Roma y, en definitiva, las temporadas de dominio absoluto en una competición inglesa que no podía hacer otra cosa sino rendirse ante un conjunto que se mostraba netamente superior a sus rivales.

La elegancia por bandera

Dimitar Berbatov era un goleador voraz, un supuesto '9' puro y un futbolista capaz de ayudar a su equipo en situaciones tanto de ataque posicional como de transición a campo abierto; pero, ante todo, era el summum de la elegancia. La plasticidad con la que realizaba todas sus acciones está al alcance de muy pocos. Era de esos futbolistas por los que pagarías una entrada, al fin y al cabo, siempre te podía salir con un taconazo, un control imposible o una chilena inverosímil para un señor búlgaro de 1,89 metros.

Prueba de ello es el partido más recordado de su carrera. El 27 de noviembre de 2010 Berbatov anotó 5 tantos en un encuentro de Premier League que el Manchester United ganó por 7-1 al Blackburn Rovers. De esta manera, el atacante entraba en una privilegiada lista de futbolistas capaces de anotar dicha cantidad en los 90 minutos de juego. En ella, compartiría escalafón con Andy Cole, Alan Shearer y Jermain Defoe -tres goleadores históricos del fútbol inglés-. Y lo hizo como era él, con su pelo a medio caer pero conservando el nivel de sofisticación en su peinado, su posición erguida y la elegancia que desprendía en cada una de sus acciones.

Las apariencias engañan y, en el caso de Dimitar, vaya que si lo hacen

Berbatov era un estafador. Estafó a todo el mundo durante el tiempo que compitió y, ahora que se ha ido para no volver, continúa estafando. Y es que, a día de hoy, los aficionados siguen pensando que fue un '9' puro cuando, nada más lejos de la realidad, tenía casi más cosas de '9,5/10'.

Por ello, es justo aclarecer la realidad. La realidad de un futbolista que, si bien era un excelso rematador, también era un pasador de primer nivel. Y no solo eso, sino que era capaz tanto de recibir de espaldas y aguantar el balón como de encarar a la defensa rival con el esférico controlado y de cara a portería. O de ir al choque y, en la jugada siguiente, caer a banda en el espacio entre central y lateral.

De hecho, prueba de su versatilidad es que llegó a disputar encuentros tanto de media punta como de interior en planteamientos muy ofensivos. Y es que su calidad técnica se lo permitía. Muy a lo Zlatan Ibrahimović. Muy a lo Dimitar Berbatov.

No pasará a la historia como uno de los grandes atacantes de su tiempo, pero no por ello su carrera deja de ser memorable

Dimitar Berbatov defendió los colores de -entre otros- Bayer Leverkusen, Tottenham, Manchester United, Fulham y AS Monaco. Clubes históricos que seguro guardarán recuerdos felices del búlgaro.

Porque quizás no fue el mejor, pero eso tampoco importa. No hace falta ser el mejor para que te recuerden. A Berbatov le ha bastado con su elegancia para hacerse un hueco en la historia del fútbol con más antigüedad del mundo. Bueno, su elegancia y los 5 goles frente al Blackburn.