Ambos equipos ya se enfrentaron en una final de Champions en 1998; un partido que, sin duda, tornó rápidamente a un virulento combate de tú a tú, en el que ambos conjuntos dispararon sus mejores golpes por hacerse con la victoria final. En pocos días reeditarán la final. Zinedine Zidane no estará defendiendo el escudo italiano como en aquella tarde hace ya dos décadas, en un partido en el que Pedja Mijatovic anotó el gol de su carrera haciendo levantar a su capitán, Manolo Sanchís, la séptima copa de Europa después de más de treinta años de sequía en esta competición. 

Real Madrid vs Juventus:  final de 1998

La brisa primaveral golpeaba el rostro de la caterva congregada en el estadio. Según pasaban los minutos, el tapiz de hierba del Ámsterdam Arena recogía pequeños destellos de fútbol, disparos envenenados o cortes de balón autoritarios. Tanto Real Madrid como Juventus de Turín se jugaban reinar en Europa. Los italianos buscaban con ahínco redimirse de la temporada anterior, ya que también llegaron a la final, pero su rival, el Borussia de Dortmund arrancó de cuajo los sueños y deseos de la Vecchia Signora arrollándoles por tres tantos a uno. Por otra parte, el Madrid llevaba más de tres décadas sin poder levantar su trofeo fetiche allá por los años cincuenta. Era una lucha encarnizada, de poder a poder; sin margen de error. Ambos equipos perdonaban ocasiones claras, bien por desacierto de los jugadores de corte más ofensivo, o bien por las intervenciones estelares de ambos cancerberos.

La orejona ejercía cada vez más presión sobre la conciencia de los jugadores con el paso de los minutos. El cuero quemaba cada vez más en las botas de los jugadores; nadie quería fallar, todos querían ganar. Corría el minuto sesenta y seis de encuentro. El luminoso reflejaba un empate sin goles, resultado que no proyectaba lo que en el césped sucedía, ya que las ocasiones se repetían con asiduidad. El Madrid atacaba. Christian Panucci, amo y señor de la banda derecha en tareas defensivas, apuró la línea de fondo italiana sacando un centro muy forzado al que Raúl González no pudo llegar. El esférico quedó inmejorable para que Roberto Carlos rompiese las mallas de un zurdazo, pero las ganas del brasileño causaron que el cuero saliese mordido golpeando en la férrea defensa italiana y quedando muerto en el punto de penalti. El mundo en ese momento pareció detenerse. Todos aguantaban la respiración salvo dos personas. Los dos protagonistas, quizá, de una de las acciones más importantes en la historia madridista.

Peruzzi, el arquero italiano, salió para despejar ese balón que sin duda comportaba un peligro extremo hacia su meta. Por otro lado, el delantero madridista, Pedja Mijatovic, arrancó con fuerza metiendo la puntera de la bota lo mínimo, pero suficiente para hacerse con el control del balón. En este momento, Mijatovic enderezó el balón con otro toque con la derecha y se preparó para enviarla al fondo de las mallas con la izquierda. El cancerbero, en el suelo, estiró al máximo sus extremidades para soñar con despejar aquel esférico que, inexorablemente, veía como cruzaba la línea que le otorgaba al Madrid un remanente en el marcador que no sería recortado en los minutos que restaban al encuentro. Las dos caras de la moneda se imponían con contundencia sobre el cielo holandés sobre las cabezas de los protagonistas.

Mijatovic se dispone a introducir el cuero en la portería de el Juventus | Foto Getty Images

El Madrid conseguiría una Champions después de muchos años de sequía europea brindando a sus seguidores la oportunidad de festejar tan ansiado título durante días. Por otro lado, la Juve perdía dos finales consecutivas y esto se proyectaba sobre el campo, ya que, los blancos, antes de sumergirse en el éxtasis propio de tal hazaña, emanó de ellos la profesionalidad que se requiere para jugar en un club de esta índole; ayudaron a levantarse a los jugadores italianos que yacían sobre el suelo desolados por tal cúmulo de infortunios que les negaban ser campeones por dos veces en el breve lapso de tiempo de un año.

El Real Madrid consigue su séptima Champions League | Foto Getty Images

Champions League y Real Madrid, sinónimos

Real Madrid, campeón de campeones. Así es conocido este conjunto a lo largo y ancho del globo. Con un pasado más que brillante ha sido el único equipo en el mundo capaz de ganar la Copa de Europa por cinco veces consecutivas en la década de los cincuenta. En los años sesenta, los merengues conseguirían alzarse por sexta vez como los reyes de Europa.

Di Stefano posando con las cinco copas de Europa conseguidas | Foto Getty Images

Tras esta etapa de esplendor por el continente, una fuerte sequía de títulos europeos azotaría al club merengue. Pudo resarcirse ganando, en los ochenta, dos Copas de la UEFA de manera consecutiva. Aquí, en este torneo, germinó el llamado miedo escénico al Santiago Bernabéu, cuando el Real Madrid tuvo que remontar marcadores extremadamente adversos y sus rivales no podían creer como se les escapaba una diferencia de hasta tres goles, en el caso del Anderlecht, o dos en el caso del Inter de Milán.  Otrora el siete del Madrid regaló a sus hinchas una frase que quedará para los anales de fútbol europeo. “Noventa minuti en el Bernabéu son molto longos”, sentenció Juanito en el Giuseppe Meazza tras perder el encuentro de ida. Quizá, la remontada por antonomasia la viviría frente al Borussia de Monchesngadbach, uno de los mejores equipos del continente en la época de los ochenta. El Madrid fue humillado por cinco tantos a uno. El viaje europeo parecía poner punto y final en tierras alemanas, pero nada más lejos de la realidad. El Madrid en el minuto cinco, ante su público, comenzaría a urdir una remontada y, por ende, el consiguiente pase a la siguiente ronda; ganaría por cuatro tantos a cero.

Juanito, jugador histórico del Madrid  conduce el cuero | Foto Getty Images

No sería hasta el año 1998 cuando conseguiría levantar la ansiada séptima Copa de Europa. A raíz de aquí, ganaría de nuevo la competición ante el Valencia en el 2000, ganando cómodamente al conjunto che (3-0), y en el año 2002, frente al Leverkusen en un partido memorable. Primero, por el gol de volea que ejecutó Zinedine Zidane comportando a los de Concha Espina la novena a sus vitrinas. Por otro lado, una soberbia actuación de la joven estrella incipiente, e imberbe, Iker Casillas.

Más de dos lustros pasaron hasta que, en 2014, el Madrid se erigiese de nuevo campeón. A las órdenes de Ancelotti, y Zidane como su mano derecha, consiguieron dos gestas difíciles de superar. La primera, endosarle cuatro goles al todopoderoso Bayern de Pep Guardiola en el Alianz Arena, con un juego vertiginoso y directo que fulminó a los alemanes a los diez minutos de comenzar el encuentro. La segunda hazaña se conformó en la final, en un derbi; en el noventa y tres de juego. Cuando todo parecía decantado para el Atlético, Sergio Ramos ponía el empate en el luminoso, in extremis, de un cabezazo que valió un título. Ese gol no supuso alzarse con la copa, sino el empate a uno en el marcador. Pero ese gol destrozó a los rojiblancos, que estaban extenuados para encarar la prórroga. El Madrid le endosó tres tantos más (Bale, Marcelo y Cristiano Ronaldo) goleando a un rival que estuvo a punto de noquearle y dejarle herido de muerte en la lona. Iker Casillas fue quien levantó el trofeo al cielo de Lisboa ante el mundo. Los blancos eran campeones por décima vez.

Ramos remata en el noventa y tres de juego | Foto  Real Madrid CF

La historia quiso que tanto Real Madrid y Atlético de Madrid se enfrentaran de nuevo en una final europea en 2016; el escenario, Milán. Ambos conjuntos salían confiados por el túnel de vestuarios. Los merengues habían ganado a su rival en la final de Lisboa y eso da confianza. Por otro lado, los rojiblancos sabían que no se les podía escapar otra final, y menos ante el eterno rival. Comenzó mandando el Madrid en la primera parte y, como resultado, Ramos anotó para colocarse por delante en el luminoso.

Ramos celebra el tanto en la final de Milán | Foto Getyy Images

Fueron otros derroteros por los que se encaminó la final en los segundos cuarenta y cinco minutos. Griezmann erró un penalti, pero pocos minutos después Carrasco puso el empate en el marcador. Y así hasta que el partido llegó a su punto más crítico. Dirimir al campeón en la tanda de penaltis. El corazón en un puño. Una ciudad entera se agolpaba ante el televisor para ver cómo el Madrid ganaba por undécima vez la Champions, o la venganza del Atlético al conseguir la primera. Todos marcaron, menos Juanfran. El Madrid volvió a lo más alto a costa del Atlético por segunda vez en tres años.

Momento en el que el Real Madrid levanta la Champions League 2015/2016 | Foto Getty Images

Nadie ha logrado ganar dos Champions League consecutivas en su nuevo formato. Este año, los blancos pueden conseguirlo en apenas unos días. Tras ganar cómodamente al Nápoles, su rival en octavos, y salir indemne de la batalla de Alemania frente al Bayern de Ancelotti, encaró el partido de vuelta con confianza. Tras una temporada por debajo del nivel que tiene por costumbre proyectar, Cristiano anotó tres tantos para apear a los alemanes, que viajaron a Madrid con ganas de clasificarse. En semifinales se encontraba el Atlético. Un Atlético con ganas de revancha. Cristiano, de nuevo, no perdonó. Tres tantos más y al Calderón con un rival moribundo. En el Manzanares fue otro cantar. A los diez minutos el Atlético de Madrid logró dos tantos que le metían de lleno en la puja por la final de Cardiff, pero un gol de Isco desvaneció los sueños de todos los seguidores colchoneros.

De nuevo, el Madrid estará en una final. De conseguirla lograría su duodécima Champions League, algo difícil de superar para los demás conjuntos.

De la gloria a segunda; de segunda a por la gloria

La Juve es un histórico del fútbol italiano y, por supuesto, del continente europeo. Hace unos días, sin ir más lejos, se proclamó campeón del Calcio por trigésimo tercera vez en su historia; unos números abrumadores teniendo en cuenta que en esta liga convergen equipos de la talla de Milan, Lazio, Roma o Inter de Milán entre otros. Grandes jugadores han vestido la elástica con los colores blanco y negro: Zinedine Zidane, Davids, Cannavaro o Platini.

Pero un gran escándalo saltó en el Calcio en el 2006. Supuestos amaños en los partidos tiñeron de desilusión un país entero. El Juventus fue el más perjudicado, ya que fue descendido de categoría y esto comportó que grandes jugadores abandonaran el conjunto, como fue el caso de un joven Zlatan Ibrahimovic. Fue un duro golpe para una institución que había conseguido estar en el Olimpo de fútbol internacional. La primera vez fue en la temporada 84/85. Se enfrentaban al también todopoderoso Liverpool inglés. El partido fue duro e intenso, adjetivos que plasman a la perfección lo que es una final de esta índole.  La balanza se decantó a favor de los italianos con un marcador laxo (1-0). Tendrían que esperar once temporadas para volver alzar la ansiada orejona. Fue ante el Ajax, en el Olímpico de Roma. El marcador reflejaba empate a uno. Los penaltis decidieron (4-2) que la Juve volvía a reinar en Europa.

El Juventus gana la Champions League | Foto UEFA

Los italianos conformaron un equipo que lo tenía todo. Un conjunto con calidad, rapidez y que, independientemente de tener el balón o no, sabían jugar en conjunto y no sufrían en demasía se presentara el rival que se presentara. Después de esta última Champions conseguida, los juventinos lograrían llegar a la final la siguiente temporada, pero los sueños se rasgaron en Múnich, ciudad que albergó la final, ya que el Dortmund vapuleó a su rival (3-1). Pero los turineses no bajarían los brazos y la temporada siguiente volvieron a llegar a tal ansiada final. Esta vez ante el Real Madrid. Minuto sesenta y seis de partido, gol de Mijatovic y, de nuevo, los sueños se desvanecieron. El dolor y el sentimiento de impotencia imperaba tanto en los jugadores como en los aficionados al escuchar el pitido final. De tres finales en tres años solo lograron imponerse en una.

Una vez que el Juventus subió de categoría y se normalizase la situación volviendo a ser el equipo ganador que era, llegó la temporada 2014/2015. En ella, la Juve volvería a meterse en una final de la máxima competición y, de nuevo, la suerte no le acompañaría. Su rival, el FC Barcelona, que logró imponerse por tres tantos a uno. La Vecchia Signora volvería a revivir su peor pesadilla.

En la actualidad, ha logrado conformar un equipo robusto y camaleónico, es decir, se adapta a cualquier tipo de partido proyectando una eficacia pocas veces vista sobre el césped. Con jugadores veteranos y con un palmarés y experiencia envidiables como la de Chiellini, Alves o Buffon; y estos acompañados de jugadores como Dybala o Higuaín hacen de los Bianconeri un equipo extremadamente peligroso. Tras eliminar al Oporto, Barça y Mónaco, equipo, este último, que sin lugar a dudas se ha convertido en la sorpresa de la competición, espera al Real Madrid para volver a conquistar el cetro europeo y sacarse la espina de haber llegado a cuatro finales y no lograr más que la derrota en todas ellas menos en una.

Las caras importantes del partido

Zinedine Zidane

El francés ya vivió el mismo encuentro hace diecinueve temporadas sobre el césped. Sin lugar a dudas fue de los hombres más peligrosos para el conjunto merengue. Su calidad y visión de juego fue un continuo quebradero de cabeza para los madridistas. Esta vez, y ya consagrado como técnico, espera ser una molestia, pero con dos grandes diferencias. La primera es que Zizou lo hará desde los banquillos, alentando a los suyos desde la banda y corrigiendo errores. La segunda diferencia es que lo hará en contra del escudo que hace casi dos décadas llevaba cosido en el pecho, a la altura del corazón.

Zidane defendiendo el escudo italiano

Sergio Ramos

El capitán de capitanes. Sergio siempre aparece sea el minuto que sea, y más si es una final de Champions League. Desde que llegase al conjunto blanco no ha parado de escalar posiciones en el vestuario llegando a ser el capitán indiscutible, el capitán que todos querrían tener en un partido de tal magnitud. Dirige, corta, corre, lucha y, por supuesto, marca. Anota goles claves para agrandar la leyenda de su equipo. El Real Madrid.

Dani Alves

Su pasado azulgrana le da un plus de peligrosidad indiscutible. Con el paso de las jornadas, Alves ha logrado conseguir el tono de forma que le hizo indiscutible en un Barca de ensueño. Defender, correr, controlar el balón y llegar al área son sus grandes facetas. El lateral está viviendo una segunda juventud en el mejor momento posible.

Dybala

Este joven argentino se ha convertido a los ojos de todo el mundo en una joya. Una calidad indómita se apodera de él cuando tiene en su haber el esférico. Una percepción del fútbol como pocas veces vista anteriormente ha logrado que medio mundo luchase encarnizadamente por hacerse con sus servicios. Al final, la Juve podrá disfrutar de él varias temporadas más.

Dybala celebrando un gol | Foto Getty Images

Gonzalo Higuaín

Si alguien reclamará la atención será él. Se fue del Madrid demostrando lo que era, un delantero total, pero su infortunio en algunas ocasiones le condenaron para siempre. Tras ser el máximo goleador histórico del Calcio solo igualado por Diego Armando Maradona, recaló este verano en el Juventus por noventa y cuatro millones de euros, convirtiéndose así en el cuarto fichaje más caro de la historia. Los italianos esperaban mucho de él y no ha defraudado. En su primer año se sigue consolidando como uno de los mejores delanteros del planeta. Su pasado madridista le dará un extra para lograr escabullirse entre la defensa y anotar dando al Juventus su tercera Champions.

Higuain celebrando un gol esta temporada | Foto Getty Images

Cristiano Ronaldo

El comandante. Tras una temporada rindiendo a un nivel más bajo del que acostumbra, su recta final ha sido espectacular. Una avalancha de goles ha logrado que el Madrid dispute el partido de este sábado. Velocidad, pegada, calidad y gol son los adjetivos que definen a este jugador, sin duda, uno de los grandes protagonistas del encuentro.

Cristiano celebrando un gol | Foto Getty Images