El domingo 28 de mayo se cerró otra temporada del fútbol portugués, un año vibrante, emocionante, pero con el mismo protagonista de siempre. Benfica hizo valer su hegemonía en el fútbol luso y ganó su título 26 de la Copa de Portugal, a costa de un Vitória de Guimaraes voluntarioso, cargado de ilusiones pero sin fútbol suficiente para derrotar al todopoderoso.

Benfica entiende que cuanto más complicadas y extremas son las circunstancias, más emocionante es la oportunidad, no sólo de ver de qué pasta están hechos, sino de alcanzar y cerrar a su mejor nivel. Los encarnados ganaron las dos mayores competiciones del fútbol portugués, más la Supercopa, es verdad, tiene sentido que el mejor equipo gane tan repetidamente.

Benfica, superior a un voluntarioso pero infructuoso Vitória SC

Benfica llegaba con la moral por las nubes tras lograr el tetracampeonato liguero y el Vitória SC había venido a menos pero con el anhelo de enfrentar al campeón y con el deseo de levantar el título. Sin embargo, conviene señalar que este Benfica - Guimarães estuvo muy lejos de ser un gran espectáculo, o un paseo sobre pétalos para los encarnados. Muy lejos, incluso.

En primer lugar, porque el juego tomó el camino que las finales corren siempre el riesgo de tomar: el camino del cálculo. Es una final, un juego prudente, prevenido y previsible. Los dos equipos lucharon por cada metro como si dependiera de la supervivencia del mundo, pero ninguno de ellos tuvo el golpe de calidad necesaria para abrir la defensa contraria durante la primera parte. El clima fue un factor a tener en cuenta, ya que la lluvia no cesó en Jamor.

Por eso se jugó un fútbol recio e intenso, con pocas jugadas colectivas hasta el segundo gol, que fue un poema del Benfica. La primera parte parecía un juego de ajedrez, a la espera de un error que deshiciera el compás de espera y diera jaque al rival. Este error no llegó hasta el segundo tiempo, detonado por una imperfección de Miguel Silva.

A los 48 minutos, el portero del Vitória Guimarães se lanzó mal a un remate lejano de Jonas que parecía no llevar nada de peligro y acabó por dejar el balón hacia adelante y permitió a Jiménez inaugurar el marcador. El mexicano aprovechó el error y definió de manera perfecta levantando la pelota; el equipo encarnado ponía en jaque a los conquistadores.

A partir de ahí, el juego nunca fue el mismo. El Benfica se soltó, dejó la creatividad salir a la superficie, cambió el cálculo por la confianza de quien es campeón e hizo luego un gran gol, un regalo para su aficionados que estuvieron presentes. Fueron cinco minutos destructores. Después de eso, el equipo creció y se quedó muy cerca del tercero, cuando Jonás disparó al poste.

Jaque Mate al Vitória SC

El segundo gol fue un himno al fútbol. Comenzó en al área defensiva del Benfica, en una recuperación de Luisão. A partir de ahí, fueron dieciocho pases, dieciocho pases con el equipo de Pedro Martins corriendo siempre detrás de la pelota.

Un cabezazo de Salvio tras un centro de Semedo fue el clímax de la mejor jugada colectiva del partido, un gol que enterraba las esperanzas de los ángeles blancos y que serviría para que Benfica alzará su Taça número 26.

Por el equipo de Pedro Martins, el vértigo de Bruno Gaspar no llegó, la explosividad de Hernani o Hurtado no apareció, tampoco la fortaleza de Marega.

Resumen completo de la gran final

El Vitória sólo amenazó en jugadas a balón parado, así fue como marcó el gol que los acercaba y daba un envión anímico a los suyos para ir por el empate, pero el Benfica siempre estuvo más cerca de aumentar la ventaja que de sufrir el empate. Pizzi y Raul Jiménez, por ejemplo, fallaron de manera clamorosa el tercer gol.

Podemos resaltar que no hay novedades en el horizonte del fútbol portugués: Benfica domina con jerarquía, prestigio y voluntad, su rival de este domingo, el Vitória Guimarães hizo una final voluntariosa, se pueden ir con la cabeza en alta, pero lejos de poder competirle al campeón. Sin embargo, merecieron salir de cabeza levantada.

El Benfica cierra el año futbolístico con la liga y la copa; se afianza como el mejor equipo de Portugal.