Leyendas rojiblancas: César Jiménez

Aparte de su calidad, este central humilde y trabajador como ninguno, regaló un capítulo espectacular a la grada rojiblanca del Juan Rojas.

Leyendas rojiblancas: César Jiménez
Espléndido testarazo de César Jiménez que supuso el 2-1 contra el Poli Ejido en el derbi provincial disputado en el Juan Rojas.
jordanissimo
Por Sebastián Guirao Martínez

Nombre:  César Jiménez Jiménez.

Fecha de nacimiento:  28 de noviembre de 1977.

Lugar de nacimiento:  Ávila (Ávila).

Posición:  central.

Temporadas:

  •     2002-2004: Segunda División.

El Almería acababa de aterrizar en la Liga de Fútbol Profesional y por aquel entonces, a la lista de novedades para el nuevo curso en Segunda, se unían, entre otros, gracias a la relación de Juan Martínez Casuco con el Real Zaragoza, el delantero Bilic y el central César. Para la parroquia rojiblanca, que un futbolista que ya había jugado en Primera recalara en un club recién ascendido al fútbol profesional y con escasos logros históricos era algo reseñable, sin duda. Por ello, procedente del club maño, la cesión de este defensor era para tenerla muy en cuenta en la nueva aventura que iba a comenzar.

Suplente por poco tiempo

César comenzó en el banquillo la temporada del debut de la UDA en Segunda. Jugó diez minutos aquel partido y para la jornada siguiente ya había entrado en el once inicial del míster murciano del Almería. César era un jugador extraordinario. Mostraba una regularidad como pocos. Era alto, pero no era demasiado grande. Era rápido en todos los aspectos del juego, tanto físicos como mentales, excelente al corte e impecable e implacable con su arma más portentosa: la cabeza. Conforme pasaban los partidos, el defensa abulense se iba convirtiendo poco a poco en el líder indiscutible de la zaga andaluza, incluyendo un gol al Racing de Ferrol. No cabe la menor duda que al finalizar la temporada el central rojiblanco había adquirido tales galones que se hacía completamente impensable la vida sin él. Así pues, la cesión zaragozana se prolongó por un año más.

El envenenamiento al Poli Ejido

Tras la sufrida permanencia conseguida por el club almeriense, los mejores futbolistas de la nueva plantilla comenzaron a sonar por el resto del territorio nacional. Entre ellos es casi obligado destacar a Cervián, Pignol, Ortiz, Luna y, sobre todo, Francisco y César Jiménez. El central castellano se hacía él solo un nombre por los estadios que pasaba. Su mejoría era elocuente, se había estabilizado completamente en la división de plata y era un futbolista absolutamente imprescindible en el esquema de la Unión Deportiva Almería. Cometía pocos errores y se debe insistir en la regularidad que desarrollaba. Un futbolista contundente, un defensor que iba duro siempre por abajo, pero un señor dentro y fuera de la cancha. Las tarjetas amarillas que recibía no eran sino por la fuerza de más que empleaba en sus acciones, nada hubo que alegarle a su comportamiento verbal o gestual sobre el campo. Durante estas dos temporadas, César se había erigido en un jugador emblemático y transmisor de un sentimiento especial y la afición le desmostraba su cariño y lo sigue haciendo a modo de recordatorio.

Para hacer hincapié en su poderío con la testa, debemos añadir al relato los dos goles que endosó al rival de la provincia en sendos derbis. Esto, como siempre que se le marca a un rival local, marca mucho en las aficiones y la rojiblanca en este caso sale beneficiada por los dos testarazos que César envió a las mallas ejidenses en la temporada 2003-2004. Uno fue en la ida en Almería, donde los locales vencieron en un auténtico partidazo por 3-1, y el otro "picotazo venenoso" al Poli Ejido fue en Santo Domingo, donde también salió victorioso el equipo de la capital. Además, añadió un tercero a su cuenta particular en un partido contra la U. D. Las Palmas.

Vuelta a Primera

El soberbio crecimiento del jugador abulense no dejó espacio de maniobra al Real Zaragoza, que con total lógica lo repescó para su bien en Primera División. El central prácticamente no volvió a participar en este deporte porque en uno de sus escasos minutos disputados en su retorno a Zaragoza ocurrió lo que todos recordamos: el madridista Luis Figo le rompió el ligamento cruzado posterior de la rodilla izquierda en una entrada cavernícola que quedó impune.

Este amargo final hirió los corazones de los aficionados del Almería, que siempre le guardarán y le profesarán un cariño y una devoción especial por todo lo que les dio y les hizo gozar. Una persona de su misma profesión le cortó una carrera que pudo haber sido algo grande. Lo intentó todo, pero no pudo.