Futbolistas de leyenda: Antonio Maceda

En el segundo reportaje de la serie nos centraremos en la carrera de uno de los mejores defensas centrales de la historia del Sporting de Gijón, Antonio Maceda.

Futbolistas de leyenda: Antonio Maceda
Antonio Maceda. (Foto: realmadrid.com)
jorgetunon
Por Jorge Tuñón

223 partidos en Primera y 36 como internacional. Estos son los números que avalan a Maceda. Si en el anterior capítulo de la serie, poniamos la vista en una figura de la portería del Sporting, en esta ocasión avanzamos una línea para poner nuestros focos en las posiciones defensivas. Es discutible si Maceda ha sido el mejor del club en ese puesto, posiblemente haya otros muchos nombres que rivalicen con él, pero está claro que es uno de esos jugadores de los que cualquier aficionado sportinguista puede presumir de que haya defendido la camiseta rojiblanca.

Una ascensión meteórica

El Rubio de oro, sobrenombre por el que se le conocía, llego a Gijón procedente del club saguntino C.D. Acero por un millón y medio de pesetas. Tenía diecinueve años, y ya en su primera temporada, contribuyó al ascenso del año 1777. Aquella temporada jugo casi veinte encuentros, sumando un gol. Este aspecto iria mejorando con el paso del tiempo, convirtiéndose así en un central peligroso en balones aéreos y que solía acumular varios goles a final de temporada.

Ocho temporadas más disputaría en Primera con el Sporting. En ellas, se convirtió en ídolo de la afición gracias a su seguridad, acrecentada por su excelente nivel físico. Además, su inteligencia en el campo unida a su capacidad de anticipación y cruce hacían del central un jugador realmente completo.

En su paso por Primera con el Sporting, llegó a acumular 193 partidos, con 25 goles y tan solo tres expulsiones, lo que hacían de él un central realmente limpio, algo extraño en aquellas fechas. Sus mayores logros con el club asturiano se centran en el famoso segundo puesto en liga en 1979 y en las dos finales de Copa del Rey disputadas en los años 1981 y 1982, ambas con derrota frente a Barcelona y Real Madrid respectivamente.

El rubio de oro se viste de blanco

Ramón Mendoza, expresidente del Real Madrid, vio en Maceda al jugador que el club de la capital necesitaba para completar un equipo con una plantilla de lujo, junto a Camacho, Gordillo o Hugo Sánchez entre otros. En su primer año se demostró que Mendoza estaba en lo cierto, ya que un Maceda titular indiscutible colaboró con creces en el doblete Liga-UEFA, anotando cinco goles ese año, cifra nada mala para un central.

Cuando parecia que estaba en el punto álgido de su carrera y nada podría salirle mal, Maceda fue convocado para el Mundial de México 86, donde su carrera se truncó. En dicha competición sufrió una condropatía, una lesión en el cartílago derecho, lo que le obligó a estar dos años en el dique seco, muchísimo tiempo para un deportista de élite.

Su recuperacíón fue lenta, y a juzgar por su vuelta a los terrenos de juego en 1988, mala. Maceda dejó de contar para Leo Benhakker, entrenador madridista, y al final de esa temporada, colgó las botas. Muy comentado fue su episodio con el Real Madrid tras su retirada en el que el futbolista exigía cobrar una pensión de invalidez, la cual al final le fue obligada a pagar al equipo de la capital.

Goles importantes

Lo más recordado del central con la selección es su grave lesión, pero Maceda no solo vivio malos momentos con La Roja, conocida por aquel entonces como La Furia, y es que El Rubio de oro es autor de varios goles que quedaron grabados en la retina de cualquier aficionado al fútbol.

Su primer gran fecha con la selección fue el ya mítico 12-1 a Malta. En ese encuentro, Maceda contribuyó a la increible machada con dos tantos. Aquel partido sirvió para clasificarse para la Eurocopa de 1984, disputada en Francia. En aquel torneo España se plantaría en semifinales ante la poderosa Alemania, gracias en parte a la solidez defensiva de la que Maceda era partícipe y el increible torneo de Arconada. En aquella semifinal, Maceda marcó el gol que metía a España en la final. Lo ocurrido en aquella final ya es conocido por todos. Platini lanzaba una falta, y el mejor portero del torneo, quizá por aquel entonces del mundo, fallaba y España caía derrotada.

Tampoco fue todo del color de rosa en lo deportivo, y es que si se le ha de poner un pero dentro de los terrenos de juego, es sin duda que formara parte del posible mayor fracaso de la historia del fútbol español, el Mundial 82. Mejor no recordar semejante participación, ya que aun treinta y tres años después, aún sigue doliendo.