La cálida tarde caía en Maspalomas cuando UD y Cagliari iban a iniciar un encuentro que definiría quién se iba a llevar este trofeo de verano. El sur de Gran Canaria se vistió de gala para ver el debut como amarillo de un Kevin Prince Boateng que fue recibido entre aplausos por los aficionados amarillos, algo que le llevó a querer soltarse durante los primeros compases del encuentro. Con esa premisa, el ghanés tocó varias pelotas en esos minutos iniciales, queriendo combinar y ayudar a los suyos en la construcción.
Los de Setién querían morder, presionaba prácticamente en el área italiana para marcar territorio sobre el césped, aunque un error de Roque estuvo a punto de poner el peligro en la meta de Javi Varas. Los amarillos seguían con su idea, tocar, tocar y tocar, consiguiendo encontrar un poco de espacio en la banda de Boateng. El siete amarillo centró y a punto estuvo de conectar con Livaja, pero la defensa transalpina se adelantó.
'Tiki-taka amarillo y azul
Las Palmas fue asentándose sobre el terreno de juego con el paso de los minutos; los grancanarios fueron convirtiéndose en dueños y señores de la pelota, cuajando casi los mejores minutos de la pretemporada. Toque, toque y más toque, siendo agresivos y buscando el hueco para atacar la defensa del Cagliari, una cuestión que les llevó a pisar el área en más de una ocasión y a levantar al público por su trato con la pelota.
Tomaba cuerpo el estilo de Setién, se hacía carne como suele decirse, aunque el Cagliari también quería su cuota de protagonismo. Los amarillos cuajaron los mejores minutos de toda la pretemporada demostrando su calidad Los italianos esperaban a su rival, intentaban montar contras o colar un balón entre los defensas amarillos. De esa forma, un remate que parecía claro para que Varas lo atajara fue rematado por Sau sin éxito.
A pesar de eso, poco después, Viera comenzó a hacer diabluras en el centro del campo, se marchó de uno, de dos y de tres para conectar con un Boateng que se deleitaba a sí mismo con un autopase que le dejaba terreno para correr. El ghanés vio hueco y le coló el balón a Momo, aunque éste llegaría sin fuerzas para poner un centro en condiciones.
Viera enseña el camino, Momo y Macedo rematan
El encuentro continúa con ese guion, con un dominio amarillo casi sin oposición. Con esa premisa, Viera seguía con su particular gira de verano; el de La Feria mostraba un nivel exultante para las alturas de pretemporada en las que estamos, demostrando que los galones le estaban sentando demasiado bien. Al show del veintiuno se unía un Boateng que dejaba detallitos de calidad y un David García que parecía muy seguro, así como un Macedo que también quería su pizca de protagonismo.
Todo iba rodado para los hombres de Setién, sólo faltaba cuajar una ocasión clara para intentar romper la defensa. Faltaba, otra vez, terminar de acertar en ese último pase que tanto le ha faltado a los grancanarios durante esta pretemporada. Un zapatazo de Macedo abrió el marcador tras una jugada genial desde la banda derecha Con esa premisa, Boateng tendría un disparo que se estrellaría en un defensa, dejándole la pelota muerta a un Livaja que estaba en fuera de juego. Sin embargo, el croata tendría la más clara del partido; Viera la cuelga en el área y Livaja controla con el pecho, pero el portero estuvo bien colocado para atajar.
Se olía el gol, se sentía, pero no llegaba. La UD seguía con su control del juego, manteniendo a raya al Cagliari, pero siendo cada vez más incisivo en sus internadas a campo italiano. En una jugada en banda entre Momo y Macedo, los amarillos encontraron el espacio perfecto; el lateral le hizo una diagonal al mediano de los Figueroa y con un zapatazo espectacular adelantaría a Las Palmas cuando más estaba mereciendo.
Acoso y derribo sin éxito
El gol mostraba que la UD quería más, que había venido con la idea clara de hacerse notar. Con el marcador a favor, Setién quitó a Boateng del terreno de juego para no forzar demasiado la maquinaria, llevándose una ovación de órdago al marcharse al banquillo. A pesar de ello, Las Palmas mantenía su dominio y las ocasiones seguían llegando, siendo una de las más claras otra internada de Momo por la derecha que volvería a salvar el portero.
La primera mitad fue muriendo poco a poco con los italianos intentando responder a la oleada que le había mojado instantes atrás, pero poco pudieron hacer para poner la igualada antes de que el colegiado diese por terminados estos primeros cuarenta y cinco minutos.
Las Palmas mantuvo el orden y el dominio
El paso por los vestuarios no trajo demasiados cambios por parte de los amarillos, Setién quería seguir con los mismos once salvo Boateng, dejaba las probaturas para otro momento. De esa forma, el juego mantendría la esencia de los primeros cuarenta y cinco minutos, ya que Las Palmas no quería dejar de mirar portería ni mostraba síntomas de querer dejar de controlar la pelota. Las llegadas al área italiana continuaban, consiguiendo inquietar un poco al Cagliari. Eso sí, intensidad parecía haber descendido un poco.
El conjunto transalpino aprovechó para hacer cambios y reordenar un poco sus ideas. Las Palmas fue dueño y señor durante la mayor parte del choque Aun así, la UD fue cogiendo otra vez un poco de rodaje, fue teniendo un poco más de tacto con la pelota y Viera volvía a hacer de las suyas con un cañito. Tyronne continúa con la jugada, centró y la defensa del Cagliari despejó mal, llegándole la pelota a un Momo que se perfiló y a punto estuvo de reventar la portería con un chut muy cerrado.
La presión alta hacía acta de presencia y otra jugada elaborada con toques de Viera, Livaja y Momo fue desaprovechada por Tyronne cuando tenía mucho espacio para chutar en condiciones. De todas formas, el monólogo amarillo seguía y seguía, los jugadores de Las Palmas mareaban a los defensas italianos, les hacían ver la pelota muy lejos con una demostración de poderío desde la posesión absoluta.
A pesar de todo eso, el Cagliari también tenía algún acercamiento a la portería de Javi Varas cuando combinaban un poco, aunque sus acometidas no eran suficientes como para inquietar demasiado al portero sevillano. El cansancio empezaba a vislumbrarse en los hombres de Setién cuando éste preparaba diez cambios de golpe.
Revolución de recambios
Era notable la falta de intensidad de los jugadores de la primera unidad, el equipo necesitaba savia nueva y un equipo entero salió para reforzar ideas y tener oportunidades. No obstante, a los pocos minutos de saltar al césped, Murru realizó una entrada fortísima sobre Sergio Araujo que llevó al argentino al césped. El colegiado no tuvo más remedio que expulsar al jugador del Cagliari que se marchó entre abucheos hacia los vestuarios.
A pesar de esos cambios, Las Palmas mantuvo su estilo y su presencia sobre el césped; las ocasiones seguían llegando y sólo hacía falta enchufar una de verdad. Carlos González volvía a deslumbrar con su desparpajo, algo a lo que se unía un Benito que también estaba muy suelto. Una de las más claras de la segunda mitad estuvo en las botas de El Zhar; el marroquí intentó librarse de varios defensas pero éstos estuvieron más atentos para cerrarle espacios.
Llegando el final, la UD siguió encerrando a los italianos en su campo. Cada vez era más claro el dominio y los amarillos estaban muy bien colocados como para que les sorprendieran. El fútbol fluía muy bien para los de Setién aunque la brillantez no fuese la de la primera parte. Los intentos por perforar la meta italiana no cesaron, había ganas por marcar más goles, por reivindicarse un poco más para aquellos que tenían este encuentro para convencer al míster.
Un final para seguir creciendo
Las Palmas apenas sufrió en los instantes finales, controló el balón como había hecho la mayor parte del partido y los apuros eran para los italianos, que tenían que achicar agua en muchas ocasiones, y es que el árbitro anuló dos goles consecutivos por fuera de juego. Los de Setién jugaron un partido completísimo y donde se divirtieron por primera vez esta pretemporada El fútbol esta vez le daba la razón a Setién y los brotes verdes se empiezan cada vez con más fuerza; ya ante el Marítimo Funchal, los amarillos cuajaron buenos minutos aunque a chispazos, pero esta vez el dominio fue claro y constante, con destellos de muchos de los jugadores que apuntan a titulares en la primera jornada de liga.
Las Palmas se llevó este XXXI Torneo Internacional de Maspalomas tras una demostración de que, la paciencia, tiene sus frutos. Ya se va viendo Las Palmas que viene, y parece que esta temporada el Estadio de Gran Canaria se va a volver a divertir.