Este próximo sábado el Sporting de Gijón empieza la segunda vuelta en casa, ante su afición, para medirse ante la Asociación Deportiva Alcorcón, rival con el que se empató en la ida. Para el técnico local, Rubén Baraja, será el cuarto partido que se sienta en el banquillo y, puede que empieza a pensar en cambiar un poco el once si quiere conseguir unos mejores resultados aunque, como se suele decir, si todo va bien no debes de modificar nada.
Cierto es que, desde su llegada, se consiguieron seis puntos de nueve posibles, siendo este un balance bastante positivo si se tiene en cuenta el balance por el que estuvo el conjunto asturiano con Paco Herrera, el anterior entrenador. Desde el primer partido del vallisoletano, siendo este ante el Club Deportivo Tenerife, hasta ahora existieron únicamente unos pocos cambios de formación, pasando a un 4-4-2, y dando más “descansos” a otros jugadores, como por ejemplo Borja Viguera.
Primer partido y victoria asegurada
En el fútbol existe un dicho que dice entrenador nuevo es igual a victoria asegurada y, en este caso, no fue la excepción, ya que hubo un cambio de formación, con respecto a la de Paco Herrera, y se dio voz a jugadores que, hasta el momento, por decisión técnica no habían podido demostrar todo el potenciar que tenían, siendo uno de estos Nacho Méndez. Un debut con victoria abrumadora, tres goles a cero, y ante su afición fueron los dos factores que hicieron que Rubén Baraja empezase a crear esperanza entre todos y cada uno de los aficionados del conjunto rojiblanco.
Se pasa de un 4-3-2-1 a un 4-4-2
Rubén baraja es de la old school y, como no, ya lo hizo saber a las nuevas generaciones, puesto que implantó la clásica formación con cuatro mediocentros y dos delanteros, aumentando así la probabilidad de subir las líneas de ataque, conllevando esto a conseguir hacer los goles que necesitaba tanto el Sporting. El conejillo de indias de este experimento fue el Club Deportivo Tenerife, un rival prototipo para este tipo de experimentos, ya que los chicharreros encadenaban una serie de derrotas fuera del Heliodoro Rodríguez López, su feudo. La cosa funcionó y Rubén Baraja vio como incrementaron las líneas ofensivas, aumentando así las llegadas al área rival, y se mejoraba algo la defensa, bajando varios jugadores del medio de campo a defender. Parecía que todo iba sobre ruedas y se había encontrado la fórmula para poder revertir la situación.
Vuelven los fantasmas de la defensa
El Sporting jugaba el primer partido del año en casa, siendo este también el último de la primera vuelta, y venía de cosechar una derrota, otra más, ante el Granada Club de Fútbol donde se vio una imagen distinta del equipo con respecto a la de la jornada anterior. Año nuevo vida nueva y la victoria volvía a encontrarse con los asturianos, aunque esta vez la defensa volvió a ser un punto débil y el rival supo cómo hacer daño para poner en apuros a los asturianos. A Rubén Baraja no le salían los planes y prueba de ello se vio en los cambios, donde los hacía tarde sin poder hacer nada para remediar la situación. Se espera que ante el Alcorcón no haya fallos defensivos que puedan hacer sufrir aún más al Sporting.