En juego una plaza para otra final de la competición reina del fútbol europeo, la Champions League. Un nuevo enfrentamiento entre el rey de Europa, el Real Madrid, y uno de los titanes del fútbol del viejo continente, el Bayern de Múnich. El primer combate se traslada a Alemania, donde los muniqueses están acostumbrados a arrasar a todo el que le visita, aunque últimamente los blancos se sienten como en casa cuando visitan el Allianz.
Vuelve el rodillo alemán
Lejos queda el mal inicio de temporada del Bayern de Ancelotti, cuando los alemanes rozaron el ridículo tras ser goleados por el PSG en la fase de grupos de Champions y un comienzo liguero con luces y sombras pese a haber ganado una nueva Bundesliga con gran holgura. Tras la destitución de Carlo Ancelotti y la llegada de Jupp Heynckes el equipo mejoró notablemente y eso se notó en todos los ámbitos del club, especialmente en la armonía entrenador-jugadores.
Con 78 puntos y 25 triunfos en 31 partidos jugados en Bundesliga los bávaros han vuelto a demostrar ser un rodillo en Alemania, ganando sobradamente un nuevo título liguero, lo que les ha permitido tener tranquilidad y poder centrar sus esfuerzos en preparar el asalto a la Champions. De la mano de Heynckes los de Múnich han desplegado un fútbol de gran nivel tanto en las competiciones domésticas como en Europa, sufriendo lo mínimo para lograr sus objetivos.
El Bayern presenta unos números que rozan la excelencia, y es que en la Bundesliga sólo han cedido tres derrotas y otros tantos empates. Especialmente buenos son sus números en casa, donde sólo han cedido dos empates. 84 goles a favor por sólo 22 en contra hablan de la gran superioridad del ogro alemán.
En Champions los números son igualmente buenos, pese a la dura derrota sufrida ante el PSG en París, lo que le costó muy caro a Ancelotti. En la fase de grupos, los muniqueses pasaron como segundos a octavos de final tras haber ganado 5 de los 6 partidos y haber firmado 13 goles por sólo 6 encajados. El 3-0 sufrido en París les hizo quedar tras los parisinos pese a haber estado cerca de igualar el resultado en Múnich, donde el Bayern ganó 3-1 a los de Emery.
En octavos los germanos arrasaron al Besiktas turco pese a contar con el factor cancha en contra. La ida en el Allianz dictó sentencia con un demoledor 5-0, ampliando la diferencia global en Turquía con un 1-3 que dejó el 8-1 en el marcador final. Tras una apacible ronda de octavos llegaron los cuartos ante el Sevilla, donde los alemanes pasaron mayores dificultades. En la ida disputada en el Pizjuán pudo verse a un Sevilla superior, pero el Bayern tiró de eficacia para llevarse el triunfo por 1-2, resultado que corroboró en la vuelta con un 0-0 que les llevó a una nueva semifinal ante el Real Madrid.
Un equipo ganador
Da vértigo mirar el plantel de estrellas que conforma la plantilla del Bayern, donde se mezclan jugadores experimentados como Robben, Ribery, Lewandowski o Neuer con jóvenes talentos como James Rodríguez, Coman, Tolisso o Kimmich.
Ante la lesión del capitán Neuer en la portería, Heynckes ha optado por darle la titularidad a Ulreich, lo que ha dado grandes resultados en contra de lo que pensaban algunos. En defensa el muro formado por Kimmich, sucesor natural de Lahm, Hummels, Boateng y Alaba hacen del Bayern un equipo rocoso pero profundo a la vez a través de sus laterales.
En la media se concentra buena parte del talento bávaro, con jugadores de la talla de Thiago, Tolisso, Vidal o Javi Martínez, acompañados de jugadores de vocación ofensiva como James, Ribery, Robben o Coman. Pese a contar con una máquina goleadora como Robert Lewandowski en ataque, los germanos son un equipo en el que todos participan en tareas ofensivas, lo que le hace tener alternativas de gol como el incombustible Thomas Müller o Wagner. Los 39 goles de Lewandowski esta temporada hacen temblar a las defensas rivales, por lo que el polaco será la principal baza ofensiva para batir a Keylor Navas.