Terminó la fase de grupos en el Grupo B del Mundial de Rusia sin ninguna sorpresa. España y Portugal partían como favoritas en este grupo para lograr el pase a la siguiente ronda y así ha sido. Sin embargo, probablemente se esperaba que no pasaran tantos apuros y dieran mejor imagen ante dos selecciones a priori más inferiores como Marruecos e Irán -luego demostraron que el mundo estaba equivocado-.

Hasta la última jornada no estaban definidas las dos plazas que daban el billete a octavos de final, aunque sí una de las que te llevaban a casa: Marruecos llegó al tercer partido sin opciones tras perder los dos primeros.

Finalmente, España y Portugal han conseguido las dos primeras plazas con cinco puntos, quedándose los de Fernando Hierro por delante debido al mayor número de goles a favor -seis por cinco de los lusos-. Mientras, Irán se ha quedado a las puertas de su sueño con cuatro puntos y Marruecos en última posición con el punto que lograron ante España.

España, fiel a su esencia pero con fragilidad defensiva

Líos con el cambio de seleccionador aparte, los españoles llegaban a este Mundial como uno de los candidatos al título. El debut ante sus vecinos se saldó con un empate a tres tantos y un gran partido de España tras todos los problemas en días anteriores. Supo remontar hasta en dos ocasiones el marcador y el juego fue excepcional, si bien aparecieron los primeros síntomas de fragilidad defensiva, sobre todo en la portería.

Una fragilidad que se olvidó en el siguiente encuentro frente a Irán al conseguir dejar la puerta a cero. Pero el síntoma seguía ahí, ya que los iraníes crearon peligro cuando quisieron tras el gol de Costa. Un encuentro tosco en el que la selección española tuvo problemas para batir el sistema defensivo de Queiroz, pero logró su primera victoria por 0-1.

Se llegaba a la última jornada con una buena posición para los españoles y, además, con un partido supuestamente asequible ante una Marruecos ya eliminada. En cambio, los de Hierro, por confianza o por lo que fuera, no comenzaron bien y de nuevo otro error defensivo ponía el 0-1 para los africanos. Pero Isco, el mejor jugador español en la fase de grupos, logró empatar rápidamente.

A lo largo del partido, España apenas demostró que quería ir a por la victoria dando una imagen algo apática sin casi intensidad, pues el empate valía. Sin embargo, las alarmas saltaron cuando En-Nesiry marcó el segundo gol para los marroquíes tras un córner. Iago Aspas consiguió el empate en el descuento para evitar llegar con tantas malas sensaciones a octavos y evitar, además, a Uruguay. En definitiva, una fase de grupos que ha dejado más sombras -debate en la portería con un De Gea sin confianza, inseguridad defensiva...- que luces -consolidación de Diego Costa-.

Portugal, Cristiano Ronaldo y poco más

La selección portuguesa también llegaba a este Mundial en buena disposición tras haber logrado ganar la Eurocopa de 2016. El estreno ante España dejó una aparente buena imagen siendo fieles a su estilo: sólida defensa y salir al ataque en transiciones rápidas. Cristiano fue el héroe de ese partido con un hat-trick que le dio el empate ante su rival más directo por el primer puesto. No era un mal comienzo.

En el siguiente encuentro esperaba Marruecos, ante la que se pretendía lograr la victoria para seguir en la lucha por la cabeza del grupo. Y así fue, pero dejando una pobre imagen. Los lusos se adelantaron con un gol en el minuto cuatro de Ronaldo, otra vez, pero Marruecos les generó mucho peligro durante el resto del choque, pudiendo empatar en varias ocasiones. Rui Patricio y la poca efectividad marroquí fueron determinantes.

La situación para la última jornada era la misma que para España, pero Portugal tenía un duelo más complejo ante una Irán que se jugaba la clasificación. En la primera parte lograron mandar en el marcador gracias al tanto de Quaresma al filo del descanso. En la segunda se volvió a la rutina y tocó sufrir. Más todavía cuando Ronaldo falló un penalti, algo que no hizo Ansarifard en el descuento. Irán empató y tuvo la última ocasión para lograr la victoria y dejar a los portugueses sin octavos de final, pero no fue así.

En resumen, se ha podido ver una Portugal con la misma idea que en la pasada Eurocopa, sin mucho juego estético ni dominio pero con la efectividad de Cristiano como principal arma y una sólida defensa. Los de Fernando Santos no han demostrado demasiado y han estado al borde del abismo tanto frente a Marruecos como ante Irán.

Irán, defensa férrea y mucho corazón

Los de Carlos Queiroz se presentaban en Rusia como la cenicienta del grupo. Al término de la primera jornada eran líderes del grupo. Esto se debe a la victoria in extremis ante Marruecos en el primer duelo, con un tanto en propia en el minuto 94. Irán dejó clara su idea de juego, con la defensa como principal argumento y atacando mediante contras. Marruecos lo intentó de todas las maneras, y sin embargo una jugada a balón parado les dio la victoria en el último minuto a los asiáticos.

Ante España, un escandaloso sistema defensivo marcó el partido hasta que los españoles lograron el primer y único gol. Hasta ahí, Irán se defendió con algunos apuros, pero tampoco demasiados. A raíz del tanto, los iraníes se estiraron y tuvieron varias ocasiones para empatar. De hecho, lo lograron pero el VAR anuló el gol del empate por fuera de juego.

Irán estaba sumergida en un sueño y consiguió llegar a la última jornada dependiendo de sí mismos para entrar en octavos de final: si ganaban a Portugal, estaban dentro. Pero no fue así pese a que los iraníes lo intentaron de todas las maneras en la segunda parte, teniendo la última ocasión clara del partido en la que pudieron echar a Portugal del Mundial.

Así pues, la selección de Carlos Queiroz ha logrado ganarse el respeto de todo el mundo y poner en aprietos a las dos favoritas del grupo, habiendo ganado también a Marruecos. No ha sido por su gran juego, pero con una tremenda defensa y mucho corazón han estado a punto de lograr un sueño.

Marruecos, mucho juego y poca efectividad

La selección de Marruecos llegaba al Mundial con el papel de intentar dar la sorpresa ante Portugal y España y clasificarse así para octavos. En el primer partido ante Irán dejó muy buenas sensaciones a pesar de la dura derrota en el último minuto. Los de Hervé Renard realizaron un gran juego con muchas ocasiones pero sin acierto de cara a puerta.

Frente a Portugal, más de lo mismo. La única diferencia es que el gol llegó en los primeros minutos, por lo que los marroquíes estuvieron a contracorriente todo el tiempo. Tuvieron ratos de un excepcional juego, poniendo en apuros a Portugal mediante jugadas y balones parados. Pero de nuevo la nula efectividad de cara a gol hizo que los de Renard sumaran su segunda derrota que les dejaba fuera del Mundial.

En su último partido del torneo, Marruecos intentó terminar bien su participación y así fue. Un empate ante una de las favoritas habiéndose adelantado hasta en dos ocasiones. La tónica ante España fue justo al contrario que en los partidos anteriores: no un gran juego, pero sí eficacia en las pocas ocasiones que generaron. El VAR fue el protagonista en el descuento al darle el gol del empate a España.

Así, Marruecos ha sido otra de las selecciones que han dado la cara en el Mundial a pesar de quedar eliminada. Una maravillosa forma de jugar al fútbol penalizada por el poco acierto en la faceta goleadora. Además, otras notas positivos han sido algunos jugadores como Ziyech y Amrabat entre otros.