El Rayo Vallecano se plantó en la temporada 2017-2018 con las ideas claras y con el objetivo más nítido que nunca, ascender a Primera División. Míchel se encargó de, a pesar de las bajas, experimentar con los efectivos que tenía y formar un equipo de garantías. Tan solo lograron ganar un encuentro de los programados para la preparación, algo que contrasta con lo disputado hasta el momento, donde los de Vallecas han perdido dos encuentros, a falta de uno por disputarse. A pesar de la defraudante pretemporada de los madrileños, forjaron una plantilla para ascender a Primera División. Precisamente por eso, Míchel está aprovechando a devanarse los sesos y hacer todo tipo de pruebas antes de que el primer balón comience a rodar. Aparte de los cambios de hombres, también se está atreviendo con las variaciones tácticas.
La pizarra de Míchel
A pesar de tener la capacidad de organizar a sus jugadores de diferente forma en pleno partido de cara a sorprender al rival, Míchel fue un entrenador muy previsible durante la temporada que les otorgó el campeonato liguero de la categoría de plata. 4-3-3 sobre el césped y prácticamente los mismos jugadores semana tras semana. El experimento, con pequeñas variaciones sobre la pizarra y sobre el banquillo, funcionó a la perfección. Pero el técnico, con mayor confianza y experiencia actualmente, está introduciendo variantes.
Míchel está aprovechando la presencia de dos goleadores en la pretemporada
Ya que goza de dos delanteros puros, Javi Guerra y Sergio Moreno, aprovecha para utilizar un 4-2-3-1 de cara a mayor lucimiento de los killers. Javi Guerra, de hecho, es el pichichi de la pretemporada hasta el momento, mientras que Sergio Moreno aún no se ha estrenado de cara al gol. Esta formación, tal y como la formula el preparador, da también libertad a las bandas, donde los extremos, e incluso los laterales, pueden incorporarse al ataque con facilidad y sorprendiendo al rival.
La salida de Fran Beltrán -además de dejar al club tocado en el aspecto emocional-, ha provocado un cambio total en el planteamiento de juego del entrenador madrileño. Elustondo, por el momento, es el sustituto de la perla de la cantera que ha puesto rumbo a Balaídos, y se sitúa en el centro del campo comandando todo el partido. Reparte a izquierda y derecha e incluso debe ser capaz de ver el momento justo para mandar el balón al espacio y aprovecharse de las debilidades del rival. Esta recolocación para otorgarle mayor protagonismo, provoca otros movimientos dentro de la pizarra.
Uno de los nuevos replanteamientos puede ser arrollador para los rivales
De ser un 4-2-3-1, el técnico propone un sistema que da la misma libertad a los delanteros, 4-1-4-1. La diferencia es que los futbolistas que se coloquen en punta ya no solo tendrán tres jugadores que pueden sorprender a la defensa e incluso al portero rival, si no que se suma otro. Esto, si se desarrolla correctamente y con poderío físico, supone un arrollamiento absoluto para el conjunto que tenga enfrente, que puede llevar a verse acorralado por las embestidas del equipo madrileño.
Por el momento, y a falta de que se incorporen nuevos fichajes, no hay una formación definida, y tampoco se descarta que, con mayor amplitud de armario y aprovechando la velocidad de los laterales que posee -Álex Moreno y Advíncula-, proponga un sistema que los convierta en carrileros. Esta forma de plantear el juego sobre el césped se está poniendo de moda en el fútbol español, después de que Machín, en su estancia en el Girona, predicara y enamorara con este tipo de juego a todos los campos de Primera División.
Así que, por primera vez, un técnico conservador como lo es Míchel, puede sorprender en el inicio liguero con una nueva forma de plantear el juego, o incluso puede volver a los orígenes que tan bien le funcionaron durante su segunda temporada al frente del banquillo del Rayo Vallecano.