Todo comenzaba con dos nombres de confianza para Luis César Sampedro, Kiko Olivas y Deivid. Esta fue la pareja de centrales durante gran parte de la temporada, que no acababa de convencer a la afición vallisoletana. No era una zaga que transmitiera seguridad. Los laterales también causaron cierta repercusión. El fichaje de Nacho no fue visto con buenos ojos, 28 años llegado del Rayo dispuesto a ocupar el lateral izquierdo junto a Ángel García. Moyano, el capitán,  ocuparía el lateral izquierdo, ya que Antoñito jugó en la banda derecha toda la temporada.

Luis César no tenía las ideas claras en lo que respecta a esta zona del campo. Los cambios y rotaciones eran constantes. Tanto el cántabro Alberto Guitián como Borja Herrera tuvieron sus apariciones, pero siempre dejando dudas en sus actuaciones. Esto provocó la salida al Sporting de Gijón de Guitián hasta final de temporada. De esta manera,  las alternativas de las que disponía la escuadra pucelana eran muy escasas.  

El diamante de este Real Valladolid

Todo cambió a principios de febrero. Deivid sufrió una lesión en el cuádriceps que lo tendría alejado entre tres y cuatro meses de los terrenos de juego. Oportunidad de oro para que el nombre propio de este Valladolid, Calero, ocupara su puesto y se consolidase como el central de garantías del cuadro blanquivioleta.

Se ha convertido no solamente en el titular indiscutible que buscaba la afición, sino en uno de los centrales más buscados por todos los equipos tanto en España como en Europa. El de Boecillo ha conseguido aportar una seguridad que desde hace años no se veía en un canterano jugando en Zorrilla. A sus 23 años ha llegado a sonar incluso para la selección española.

 

Hubo un antes y un después tras el partido en Tarragona, donde el Nástic ganó a los pucelanos por un gol a cero. Esto supuso la destitución de Luis César y la llegada de un entrenador que pudiera lograr lo que parecía imposible. Ese fue Sergio González, el hombre que sacó al Valladolid del fondo del pozo para logra el ascenso en los playoffs. Uno de los cambios impuestos por Sergio fue la defensa. Ubicó a Moyano en banda derecha y a Nacho en la izquierda y apostó por una pareja de centrales clara, Olivas y Calero

Una de las mejores defensas de Primera División

Quién iba a imaginarse que aquella defensa que trajo tantos quebraderos de cabeza en la pasada temporada, se acabaría convirtiendo en el pilar fundamental de este Valladolid de Primera. El equipo ha recibido pocos goles en lo que llevamos de campaña, dejando la portería a cero hasta en seis ocasiones. Para apreciar la importancia que tiene esta zona del campo para Sergio, no hay más que buscar en las estadísticas. Junto a Masip en portería, los únicos jugadores que han disputado todos los minutos en Primera hasta la fecha han sido Calero y Nacho Martínez.

El balance final de la temporada es positivo en lo que respecta a la defensa. Moyano puede que sea el punto débil de esta línea, que pese a esto cuenta con la confianza del míster. Por otro lado, Nacho está viviendo la mejor etapa de su carrera, con un rendimiento superlativo en su posición.

Está claro que el Valladolid ha encontrado un puñal por esa banda si sumas los atacantes de ese perfil. Calero se ha convertido probablemente en el jugador más valioso de este Real Valladolid, que pese a su juventud, está demostrando una veteranía nunca vista en un central del equipo castellano. Kiko Olivas ha ido mejorando con el paso de las jornadas. Al ascender a la Primera División, parece que el zaguero de Antequera ha conseguido  encontrar una seguridad para afrontar los partidos que no tiene nada que ver a la mostrada en la pasada temporada. 

La zaga del Real Valladolid ha sufrido una evolución que a muchos les costaría creer, y esto en parte es mérito tanto de los jugadores como del lavado de cara que proporcionó Sergio al equipo y que consiguió el sueño de una ciudad, volver a la Primera División