La temporada del CD Vitoria se puede resumir con dos palabras “absoluto desastre”. El filial armero está cuajando una de las  peores temporadas de su historia, con cambio de entrenador incluido. A falta de 5 jornadas los vitorianos son los últimos clasificados de su grupo, aunque la esperanza es lo último que se pierde.

Cuando las cosas no marchan  bien desde un principio, normalmente es una señal de lo que nos espera durante el resto de la temporada. La situación del equipo vitoriano es un claro ejemplo de ello. Desde el inicio de la presente campaña, el rendimiento del conjunto ahora dirigido por  Iban Fagoaga no daba demasiada esperanzas a sus aficionados más incondicionales.

La situación resulta más paradójica aún, si se tiene en  cuenta la calidad y juventud de muchos de los integrantes del filial armero. Futbolistas como Kike Pina, Xesc o Jaime Rios han sido incapaz de revertir los malos resultados del equipo, condenándolos casi seguro a su primer y único descenso a Tercera División.

El equipo fundado en 1945, volverá a pisar casi seguro una categoría que no es nueva para ellos. A lo largo de sus más de 70 años de historia, el equipo vitoriano ha jugado en Tercera durante más de 10 temporadas, consiguiendo el ascenso únicamente hace dos campañas. De jugar en Regional Preferente en la temporada 2014/15, ha pisar estadios como el Sardinero o Lasesarre durante estas dos sesiones.

No obstante, aunque el equipo de Fagoaga sea actualmente el último clasificado del Grupo II de Segunda división B, la esperanza nunca se pierde. Los alaveses están a  siete puntos de la salvación directa, quedando 5 jornadas por disputar. Es difícil, muy difícil, pero los aficionados del CD Vitoria aún mantienen la ligera esperanza de volver a ver a su equipo en la categoría de bronce durante al menos un año más.