La final de la Champions entre el Real Madrid y el Liverpool el próximo sábado en París decidirá quién es el mejor equipo de Europa y quién será el sucesor del Chelsea en la máxima competición continental. Un partido donde el club blanco puede hacer historia y ganar la decimocuarta copa de Europa, en un escenario perfecto y con las condiciones necesarias para que se dé una noche histórica en el Stade de France.

El Real Madrid llega con todos sus efectivos disponibles, por lo que Ancelotti tiene a toda la plantilla en buena forma para afrontar el encuentro más importante de la temporada. Enfrente, tendrán al Liverpool de Jurgen Klopp, un equipo que ha crecido de manera exponencial en los últimos años y que pueden levantar otro trofeo internacional después de ganarla en 2019.

Agónico final de liga

Los reds vienen con la moral tocada tras un final desilusionante para ellos en liga. Después de haber recortado casi diez puntos al Manchester City y ver que ser líder de la Premier League es algo factible, todo se jugó a la última jornada, con el Liverpool obligado a ganar y que el City pinchase. Finalmente, después de haber remontado el resultado, el Liverpool no pudo alzar un título liguero y la desilusión de no poder brindarle un título a la afición fue un duro golpe anímico a la plantilla, pues ya es la segunda vez que el equipo pasa de los 90 puntos en liga y no puede llevarse el trofeo.

A pesar de ello, han conseguido la Carabao Cup y la FA Cup ante el mismo rival, el Chelsea de Tuchel. Dos trofeos que ratifican que el Liverpool es uno de los mejores equipos de Inglaterra. Su juego durante todo el año ha sido excelente, sabiendo mejor que nadie cómo presionar arriba y meterle mucho ritmo al partido, además de usar las líneas de ataque cuando son necesarias.

Thiago, entre algodones

Y parte del éxito de los de Merseyside este año ha sido por la completa temporada que ha hecho Thiago Alcántara. El español ha conseguido por fin aclimatarse a Inglaterra y al ritmo al que se juega ahí. Ha hecho que el Liverpool deje de ser un equipo correcalles sin control del balón a ejercer un dominio de este con criterio. Es ya una pieza fundamental en el once de Klopp, pero no tiene apenas opciones de jugar la final. Sus molestias generadas en el talón de Aquiles ante el Wolverhampton hacen ver que su presencia el sábado peligra.

Es por ello que está tratando de recuperarse en tiempo récord y probar si puede estar disponible. Su posible sustituto será Milner, mediocentro inglés de diferentes características a las del ex del Bayern. Quienes sí estarán serán Fabinho, ya recuperado de su lesión, Van Dijk, y Mohamed Salah, que ya ha disputado algunos minutos previamente.

Dinamita en ataque

Si por algo destaca el Liverpool es por su capacidad para generar goles. Poco a poco ha conseguido tener, no un tridente, sino una delantera de la más completa y que, mirando jugador por jugador, todos aportan mucho al equipo. Mané (21 goles) y Salah (31 goles) han sido sin duda la pareja goleadora, pero hay más jugadores: Roberto Firmino, Diogo Jota, Origi o el incorporado recientemente al equipo, Luis Díaz.

El senegalés y el egipcio son, una vez más, los mejores jugadores del equipo de Anfield, siempre por un paso más que compañeros y rivales y llegan ambos a la final en un buen momento de forma. En definitiva, llegan todos los jugadores enrachados y conscientes de que tendrán que hacer un esfuerzo extra si quieren batir a Courtois, una tarea de lo más complicada.

Alexander-Arnold, el talón de Aquiles

Todo plan tiene un fallo, y el del Liverpool tiene uno. La defensa es algo indudable que Van Dijk y Konaté están teniendo un final de temporada brutal, sobre todo el francés. Sin embargo, hay una pieza en el sistema del técnico alemán que falla y por ahí puede pasar buena parte de la final, el lateral derecho. Alexander-Arnold es el jugador que peor defiende de los cuatro hombres y se puede notar contra Vinicius.

El internacional inglés sufre a la hora de defender, ya no solo por su vocación defensiva que deja la defensa al descubierto, sino que también le cuesta un mundo cubrir su espalda cuando le llegan balones en largo. Es ahí donde el extremo del Real Madrid puede hacer mucho daño y para ello, Klopp tiene que idear un plan para erradicar ese problema.