
El Sevilla FC lo volvió a hacer. Estaba siendo una temporada en la que nada salía bien. Eliminado en fase de grupos de la Champions, eliminado en cuartos de la Copa del Rey y en LaLiga sufriendo, con el descenso al acecho. No había nada a lo que agarrarse, nada podría parar lo que sería una muy mala temporada con opciones de ser trágica. Bueno, o casi nada.

Tras la llegada de José Luis Mendilibar, la situación en LaLiga mejoró notoriamente. Se solventaron partidos importantes ante rivales directos en el campeonato doméstico y se acabaría salvando con relativa tranquilidad. Y entonces, se aferró a su competición, aquella que nadie la quiere más que él.
-
Eliminado en fase de grupos de la Champions
El Sevilla comenzó la temporada jugando la Champions League. Compartió grupo con Manchester City, Borussia Dortmund y Copenhague. En la quinta jornada se certificó su eliminación, tras perder tres de los cuatro enfrentamientos ante ingleses y alemanes y sólo ganar uno de los dos ante los daneses, la cenicienta del grupo.

Pese a ello, su puntaje tras los seis encuentros fue de 5 puntos, tres más de los que tenía el Copenhague, por lo que el equipo sevillista accedió a la ronda previa de la Europa League. La mitad de partidos disputados fueron con Lopetegui como técnico (logrando un punto de nueve posibles) y los otros tres ya con Jorge Sampaoli, que consiguió cuatro de nueve.
-
De la euforia... al sufrimiento en Eindhoven
Al conjunto hispalense le tocó disputar la ronda previa ante el PSV Eindhoven, segundo de grupo en la fase de grupos de la Europa League.
La ida, disputada en el Ramón Sánchez-Pizjuán, fue un engaño para los sevillistas, pues pese al resultado el equipo no completó un buen partido. Tras unos primeros minutos donde fue muy superado por el conjunto holandés, el equipo aguantó y reaccionó, acabando goleando con tres grandes goles de En-Nesyri (emulando el de Kanouté en Glasgow), Ocampos y Gudelj.

La vuelta, condicionada por la gran renta que se traía de casa, se diputó en el Philips Stadium, lugar emblemático para la historia del club, donde se ganó la primera UEFA (ante el Middlesbrough por 0-4 en 2006). Los de Sampaoli supieron jugar con la renta favorable, pero no afinaron de cara a puerta. Un gol de Luuk de Jong en la recta final inquietó al equipo, que, después de gozar de varias oportunidades para cerrar la eliminatoria, veía que estaría expuesto a defender en los últimos minutos.
Un incidente de un aficionado con Dmitrovic, por el cual se debió suspender el choque, se resolvió sin represalias, a pesar de que el meta serbio debía seguir jugando y, de hecho, encajó otro gol, pero ya en el alargue y sin tiempo para que los holandeses pudieran tener oportunidades de mandar la eliminatoria al tiempo extra.
-
Superviviente del infierno turco
El conjunto sevillista ya se encontraba en Octavos de Final. La situación en LaLiga comenzaba a empeorar tras una serie de malos resultados, por lo que, tanto directiva como cuerpo técnico y la plantilla, quisieron abrazarse a la Europa League, en busca de tener algo de respiro, en vez de tirar la competición como otros muchos habrían hecho en la misma situación.
El sorteo definió un emparejamiento con el Fenerbache, emulando los también octavos de final que disputaron en la 2007/08, pero esta vez en la competición sevillista y no en la Champions League. Como en la ronda anterior, los hispalenses tendrían que afrontar la vuelta en territorio hostil, en este caso mucho más condicionante al ser en el denominado 'infierno turco'.
Y es que la ida, en casa, volvió a disputar un muy mal partido. Los turcos eran dominadores de las ocasiones y los locales no podían llegar a área rival. Pero, como contra el PSV, el Sevilla no concedió y, en la segunda mitad, dos goles de Jordán y de Lamela, volvieron a dejar al Sevilla en ventaja de cara a la vuelta.

Pese al resultado favorable de la ida, el equipo era conocedor de que aún quedaba mucho sudor y mucha sangre por derramar para poder alcanzar la siguiente fase. Fueron recibidos en Turquía con un ambiente, como se preveía, tremendamente hostil y poco acogedor. Durante el partido, el equipo no concedió en exceso, pero sufrió un error infantil de Telles al borde del descanso, provocando una pena máxima que Enner Valencia no perdonó.
En el segundo tiempo los turcos se volcaron sobre la portería de Dmitrovic, aunque éste tampoco tuvo mucho trabajo. Los sevillistas se defendieron bien, sorprendentemente contundentes, e incluso tuvieron opciones de redondear la eliminatoria con un gol en los minutos finales.
-
El teatro de los sueños, el punto de inflexión
Sin pena ni gloria, el equipo sevillista ya se encontraba en unos cuartos de final de la UEFA. Una ronda en la que, en las seis anteriores veces en las que había llegado, había ganado en las seis. En esta ocasión, sin embargo, no tenía pinta de que volviese a suceder.
Recién llegado José Luis Mendilibar, un entrenador sin casi experiencia en Europa (apenas un par de partidos de la ya extinta 'Intertoto' en la 2005/06 con el Athletic) y con una situación en LaLiga rozando lo dramática. Para echarle más morbo al asunto, le tocaba jugar ante el Manchester United, que recién se había cargado al FC Barcelona y al Real Betis. Por primera vez en la competición, el Sevilla disputaría la vuelta en casa, lo que hacía albergar al menos una mínima esperanza, si se lograba salir vivo de Old Trafford.
Del drama, al éxtasis
Para la ida, 'Mendi' sacó un muy discutido once inicial, sin delantero centro. A pesar de lo que muchos piensan, el Sevilla sí compitió la primera mitad, a pesar del doblete de Sabitzer. Puede sonar contradictorio, pues la sensación que había, realmente, es que no habían caído 5 porque estaba Bono. Aunque el Sevilla tuvo sus oportunidades, ya que la mano del nuevo entrenador se notaba, en la presión muy arriba que realizaba el equipo, pero claro, sin delantero, sin mordiente arriba, era sumamente difícil.

Y es que en la segunda mitad, cuando se sacó al delantero (En-Nesyri), las cosas cambiaron. Además del triple cambio de Ten Hag, incluso sacando canteranos, que con un 2-0 y ante el rey de la competición, minusvaloró a su rival, pecado del que le va a costar olvidarse. Porque, a pesar de que el Sevilla tuvo fortuna con los goles de Malacia y Maguire en propia, fue una fortuna buscada. Una fortuna construida, trabajada. Si Navas no llega a hacer el tremendo sprint que hace en el minuto 80 (recordatorio, con 37 años), el 2-1 no hubiese existido. Y sin la insistencia de todo equipo, el 2-2 tampoco.
Nervión declinó la eliminatoria
Una semana más tarde, ya el panorama previo era muy distinto. El que antes era el gran favorito, pasó a un segundo plano, pues el león de la competición había resurgido y vuelto a rugir. En un partido donde el Sevilla volvió a su fórmula de juego de éxito, a ese partido de ida y vuelta constante, presionando arriba y sometiendo al rival. En-Nesyri por partida doble y Badé, le dieron el pase a semifinales. El United no tuvo opción alguna de competirle el partido, en ningún momento. La afición sevillista llevó en volandas a su equipo a ser de nuevo, el dueño y señor de la competición.

-
El último obstáculo en el camino a Budapest
Ya solo quedaba un frente que superar para poder alcanzar la ansiada final de la Europa League. Y no un cualquiera, sino un rival histórico y muy duro, como es la Juentus de Turín. De nuevo, la vuelta en el Sánchez-Pizjuán sería clave para el desarrollo final de la eliminatoria.
El Sevilla se plantó en el Juventus Stadium (otro estadio bendito para los sevillistas, donde se consiguió la tercera en 2014) firmando una primera parte casi perfecta. Con el equipo enchufado y con las ideas claras, sometió a la Juventus, teniendo ocasiones muy claras, hasta que En-Nesyri anotó el gol que daría la ventaja momentánea al cuadro de Mendilibar. Ocampos, que estaba siendo el mejor del choque hasta el momento, tuvo que retirarse lesionado poco antes del descanso.

Tras el paso por los vestuarios, la Juventus comenzó a notar la presión, y poco a poco, le iba comiendo terreno al Sevilla, que seguía muy entero. Pasaban los minutos y el cansancio se hacía notar y llegamos a los últimos minutos y los de Mendilibar no supieron cómo cerrar el partido y dejaron viva a la Juve hasta el final. Y eso es algo que no se debe permitir, pues Gatti anotó el gol del empate en el último suspiro, en el añadido del añadido de la segunda mitad, tras un córner mal defendido.
Nervión volvió a dictar sentencia
De nuevo, como ante el Manchester United, el Sánchez-Pizjuán volvería a tener un papel clave en el desarrollo final de la eliminatoria, y estuvo desde la previa alentando a su equipo.
El partido comenzó con gran intensidad, era el Sevilla el que tenía el manejo de la pelota, pero la Juventus contrarrestaba muy bien al contraataque. Ambos equipos dispusieron de grandes oportunidades antes de llegar al descanso, al que se llegó con 0-0... y tras una polémica jugada entre Cuadrado y Óliver Torres.
En la segunda parte, ambos conjuntos levantaron el pie del acelerador, no querían asumir demasiados riesgos. Pero, Vlahovic, recién entrado, anotó en el 68' tras un error grave de Loïc Badé. La respuesta del Sevilla no se hizo esperar, y Suso, con un latigazo, empataba la eliminatoria minutos más tarde. Lamela en la prórroga, puso la puntilla definitiva a la Juve, que acabó muy cansada.
-
Broche de oro en Budapest
La final se disputaría ante la Roma de José Mourinho, que no había perdido ninguna final de competición europea (contando únicamente las que se disputan durante el curso, Supercopas de Europa sí había perdido). Iba a ser un duelo muy reñido, y otra vez ante un equipo italiano.
Anthony Taylor declaró el inicio del partido, y el Sevilla, por lo menos en los primeros minutos, fue sucumbido por la presión. La Roma parecía tener las cosas mucho más claras y trabajadas, por lo que estuvo más cómoda durante los primeros minutos del encuentros, sobre todo hasta el gol de Paulo Dybala, tras un error defensivo. Tras el gol, el Sevilla despertó, y tuvo un par de ocasiones importantes, tanto al finalizar la primera parte, como en el inicio de la segunda.

Y es que en la segunda parte los sevillistas fueron mucho mejores que los de Mourinho. Esa superioridad se transformó en el gol de Mancini en propia puerta tras un gran centro de Navas. El Sevilla prosiguió atacando, pero nuevamente con los nervios incrementándose, ninguno de los dos equipos quiso arriesgar demasiado, ni en los minutos finales ni en la prórroga, aunque Smalling tuvo un cabezazo que se estrelló en el larguero en el último minuto de la prórroga.
Tanda de penaltis definitiva
Llegó el momento del todo o nada. El momento que definiría si la temporada del Sevilla iba a ser mala o de matrícula de honor e histórica. Bono se convirtió en héroe atajando dos penas máximas, y Montiel dio la puntilla definitiva al anotar, como en la final de la Copa del Mundo meses atrás, el gol definitivo.
Por séptima vez la UEFA Europa League se ha ido para la ciudad sevillana, y por séptima vez gracias al club que representa esa ciudad, el que lleva su nombre. Pese a la situación deportiva y accionarial, pese a las críticas y la cacería de los medios nacionales, aprovechando el momento de debilidad del club. El rey estaba presionado para que abdicara y se centrarse en no bajar, pero fue valiente y no le podía decir que no a su competición, aquella que le hizo pasar de ser un equipo sin más a ser grande y temido en Europa. Nunca renunció a ella, porque no puede, la propia competición no le deja. Ni la competición, ni su gente, que nunca le dio la espalda, e hicieron de Nervión un auténtico infierno para sus contrincantes. Porque no hay nadie que la quiera como el Sevilla Fútbol Club.
