Montilivi cerraba este domingo el telón definitivo a un 2017 que pasará a la historia. En la retina de todos los aficionados del Girona Fútbol Club permanecerá grabado este año natural como la temporada que el equipo alcanzó la cima, el club llegó a la Primera División y además se colocó en una posición más que noble en la máxima categoría estatal al llegar el parón navideño. El sueño sigue prolongándose tras protagonizar algunas de las mejores temporadas en Segunda en el último lustro. 

Pablo Machín optó finalmente por la misma tripleta de zagueros que triunfó en Cornellà-El Prat hace ahora una semana. Ramalho, Juanpe y Timor figuraron en un once en el que Bernardo, pese a haber entrenado tres días con el grupo, se quedó en el banquillo. El técnico soriano, además, colocó a Aleix García al lado de Granell para hacer las veces de Pere Pons, sancionado por acumulación de amonestaciones. El tarraconense no era titular desde la victoria del Girona en Riazor a finales de octubre y en Barcelona jugó los últimos tres minutos.

Stuani e igualdad

Los inicios del encuentro tuvieron como protagonistas a Juan Cala y Portu, por un codazo del primero por el que el segundo tuvo que ser atendido en la banda. Sin embargo, el gol llegó muy pronto en GironaMojica colocó un perfecto centro con la derecha y Stuani, oportuno como siempre, cabeceó a placer para anotar el primero de la matinal en Montilivi (1-0, min. 4). Noveno tanto del uruguayo, que está en estado de gracia. Tras el gol, la posesión se iba alternando entre los dos equipos, con silbidos personalizados para Cala cada vez que tocaba el balón, pero sin demasiadas acciones claras. 

Despertó el Getafe con una pérdida de balón de Juanpe que recuperó Jorge Molina pero el delantero, con todo a favor, disparó muy desviado (min. 18). También probó fortuna Stuani, el autor del gol, con un remate lejano que se perdió por poco. Más clara fue la acción de Amath, que llegó hasta línea de fondo, aunque su pase atrás no encontró rematador. Mucha intensidad y pocas llegadas peligrosas. En estos derroteros discurrieron los últimos minutos de la primera mitad. Solo un centro raso de Ángel que blocó en dos tiempos Bounou inquietó a la zaga local (42').

Mucha tensión hasta el final

La segunda mitad empezó -casi- con el mismo guion que el primer acto. En el segundo minuto de la reanudación Stuani ya había mandado el balón a la madera tras un excepcional centro de Portu desde la derecha. Guaita tocó lo justo con los dedos antes que el balón impactara en el poste izquierdo de la portería de Gol Sur. Las ocasiones, sin embargo, escaseaban en una y otra área. La lesión de Borja García empañó el buen hacer del equipo en general y del madrileño en particular. Machín aprovechó la ocasión para que Bernardo tuviera minutos de nuevo y recolocó a Timor en su posición natural para formar un trivote con Granell y Aleix.

José Bordalás buscó la revolución desde el banquillo e introdujo a Gaku Shibasaki y Montero para actuar por bandas, mientras que Portillo, que en la izquierda cuajó un partido discreto, pasó al medio con Sergio Mora. Un minuto después de las sustituciones Ángel tuvo una ocasión desde dentro del área con un disparo que se marchó alto (67'). Kayode también tuvo la oportunidad de disputar los últimos 20 minutos tras pasar varias semanas en el dique seco. 

Sin embargo, en el partido sucedían pocas cosas. Tensión, nervios, faltas, tarjetas e intensidad, pero ni ocasiones ni goles. Justamente lo que le interesaba al conjunto catalán, aunque con un marcador demasiado corto como para vivir tranquilo los últimos compases de encuentro. ¿Cómo iba a vivir tranquilo? Es el Girona. Pero este equipo sabe sufrir, sabe ganar y sigue haciendo soñar a sus aficionados. Y, con 23 puntos, hoy comerá la sexta posición, en Europa, a la espera de lo que haga el Villarreal en Balaídos. El 2017 ha sido una maravilla.