Almería no dejó a su equipo caer. En una temporada repleta de sinsabores, han vuelto a ser la ciudad, la afición, el sustento mayor de un equipo que allá por el mes de febrero estaba abocado al descenso a Segunda B tras una funesta, asaz bochornosa, planificación veraniega y un peor transcurso de campaña bajo el mando de Fernando Soriano.

Luis Miguel Ramis, que se encargó de recoger lo sembrado por Fran Fernández, ha terminado por protagonizar una permanencia que quedó certificada en la última fecha del torneo doméstico ante un Reus que dejó bien claro desde un principio que poco o nada iba a proponer en su visita a tierras andaluzas.

Y es que la necesidad apremiaba para los locales. Dependían de sí mismos, pero no podía haber lugar para las especulaciones. No en esta ocasión. De hecho, el inicio cosechado por el cuadro indálico tuvo tintes esperanzadores. Vertical, profundo y llegando a zona de peligro casi constantemente, el Almería concatenó una serie de intentonas, unas veces desbaratados por la zaga y otras por el cancerbero rival hasta que encontró el premio cuando no se había alcanzado el primer cuarto de hora de partido. Fue Jorge Morcillo quien remató de cabeza un servicio desde la izquierda de José Ángel Pozo para batir a un Édgar Badía que antes ya había dado muestras de por qué es el arquero menos goleado de la categoría.

Morcillo y Motta celebran el gol anotado por el central valencaino. (FOTO: David García - VAVEL)

Acto seguido, el elenco que comanda Natxo González se hizo con la posesión del balón, exponiendo un dominio momentáneo que, sin embargo, resultó ser estéril dada la pobre intención de la que hacían alarde los reusenses por probar a Casto. Tanto es así, que estos no contabilizaron ni un solo disparo entre los tres palos contrarios.

El segundo acto fue un fiel reflejo del primero con la excepción de que el sopor aumentó por momentos. Como si los locales tuvieran la certeza de que su rival no iba a ponerles en apuros, se dejaron ir y cedieron terreno y oportunidades que, extrañamente, anduvieron faltas de precisión y contundencia. Nada ocurría en los saques de esquina o en los libres indirectos a favor de la escuadra catalana, y los pases en horizontal eran los más en un envite que los del Mediterráneo no supieron cerrar, si es que era necesario, con un segundo tanto.  

Pozo conduce el balón ante la oposición de la zaga del Reus. (FOTO: David García - VAVEL)

El tiempo, entonces, se alió con los de Luis Miguel Ramis. El resultado se antojaba suficiente para estos y solo la opción de ver a Kalu Uche marcar la última diana del ejercicio o acudir a los que seguramente fueran los últimos minutos de Miguel Ángel Corona vestido de corto aportaron sabor a un tramo de juego que lo mejor que pudo hacer fue concluir. Así pues, Jorge Morcillo terminó por ser el hombre encargado de apostillar el objetivo unionista y echar por tierra una incertidumbre que se posó en suelo almeriense desde recién comenzado el campeonato.

51 puntos dan cuenta finalmente de una permanencia que ha estado más cara que nunca y a la que el Almería ha arribado repitiendo numerosos errores del pasado y cometiendo otros nuevos que han estado cerca de acabar con sus huesos del cuadro unionista en la categoría de bronce del fútbol español. No llegó la sangre al río y por delante, la entidad que preside Alfonso García tiene todo un verano para demostrar que cuatro años de penurias han sido suficientes para escarmentar.

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Sobre el autor
David García Fernández
Coordinador y redactor de la sección de la Unión Deportiva Almería en VAVEL.