La tradición británica reserva un lugar honorífico para aquellos hombres de avanzada edad en su desempeño y que consiguen despuntar en el mismo. A ellos les otorgan el título de 'sir', que proviene del francés, y este, a su vez, del latín. Ya han sido varias las personalidades relacionadas con el mundo del fútbol que han recibido este reconocimiento, como Bobby Charlton, Stanley Matthews o Alex Ferguson.

Jerónimo Figueroa, 'Momo', no vive en Reino Unido ni tiene la nacionalidad británica, por lo que no puede recibir tal honor. Pero no le ha hecho falta al futbolista de Las Mesas, que ya es conocido en la afición amarilla como el 'señor Momo'. Su destreza y madurez, amén de ser el segundo futbolista de mayor edad de la plantilla (34 años, 5 meses y 9 días), le convierten en un símbolo dentro y fuera del campo.

Su 2016 no pudo empezar mejor: visita a San Mamés el 3 de enero y gol en Ipurúa, ante el Éibar, en un enfrentamiento copero cuatro días más tarde. Una semana después, en el encuentro de vuelta de la misma eliminatoria, Momo volvió a ver puerta. Continuó siendo de la partida para Quique Setién, disputando incluso los noventa minutos ante Barcelona y Real Madrid en el Estadio de Gran Canaria. 

Pieza importante en la permanencia

El centrocampista grancanario participó en todos los encuentros de la recta final de campeonato. De la jornada 30 en adelante fue seis veces titular y tres suplente, sumando un total de 541 minutos en nueve partidos. El mayor de los hermanos Figueroa desplegaba su juego en función de lo que pidiera su entrenador y de lo que requiriese el partido.

Momo cumplió funciones diversas durante la fase clave del pasado curso

Momo figuró en el campo como acompañante interior del doble pivote formado por Tana y Roque; integrando un trivote, por ejemplo, junto a Montoro y Roque en los partidos que se preveían más disputados en el centro del campo, como ante el Real Madrid; y en una posición más adelantada, en la banda, junto a El Zhar y Willian José en la punta del ataque.

El trabajo constante y las aportaciones tácticas de Setién permitieron que no solo se potenciaran sus virtudes ofensivas, sino también las defensivas. Momo emprendía labores en la zaga con coberturas o en transiciones ataque-defensa. Todo ello tras haber asimilado los conceptos del técnico cántabro, con quien parecía hablar el mismo lenguaje. 

Suma y sigue: 200 partidos como pío pío

Con la permanencia bajo el brazo y la nueva temporada en el horizonte, el mediocampista isleño afrontaba el futuro con determinación. No obstante, los refuerzos que ya manejaba el club podían significar un grado de dificultad añadido a sus posibilidades. Y el obstáculo tomó un nombre, y no uno cualquiera: Kevin-Prince Boateng. El ghanés aterrizó en la isla, se aclimató y amenazó rápidamente con un puesto en el once. 

Pese a ello, Momo no ha dejado de insistir en los entrenamientos y en el campo. De hecho, su promedio goleador en el presente curso, de 0,25 por partido, no es muy inferior al del exjugador del Milán, con 0,38 por choque. Y así, sin dejar de pisar el acelerador, cumplió su duocentésimo encuentro como amarillo ante el Celta de Vigo. Fue el pasado 30 de octubre, al ingresar al campo en el minuto 74. 

Pero no solo cumplió 200 partidos con la elástica de la Unión Deportiva, sino que además llegaba a los 100 encuentros en Primera División, merced a sus diversas etapas en clubes como Albecete, Deportivo de La Coruña, Racing de Santander, Xerez o Betis. Una dilatada trayectoria que en 2016 se tornó centenaria en número de participaciones en la división de oro.

Punto y final a un año emocionante

Momo afrontará los últimos días de año sabiendo que el balance deportivo arrojará un saldo a su favor. En el total del año natural disputó 34 partidos, cinco de Copa, con dos goles, y 29 de Liga, con tres tantos anotados para el delirio del Estadio de Gran Canaria. Esta temporada se sitúa en el podio de máximos realizadores del equipo, superando a Araujo, empatando con Tana y por detrás de Boateng, Livaja y Viera. 

El sabor amargo de no haber conseguido consolidarse en el once lo mitiga con sus frecuentes apariciones, aunque desde el banquillo, para servir de revulsivo. Una apuesta que figura en la libreta de Setién cuando la situación lo requiere. Al año nuevo le pedirá, en el plano profesional, la permanencia con, al menos, la misma participación que tuvo en 2016.