PaK.O. Técnico

Un duelo de necesidades se abría paso en el Estadio de Gran Canaria, lo que pintaba para el equipo canario como el comienzo de la remontada, acabó convirtiéndose en pesadilla .

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Tana intenta picar un balón ante la presión // LaLiga
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Por Christian Santana

La tarde se presentaba bonita, después de dos semanas el fútbol regresaba a Gran Canaria, objetivo cortar la mala racha e intentar estrechar lazos con la afición. Para lo segundo, desde la Directiva se regalaron entradas al fútbol base canario para llenar el estadio, para lo primero, volvía Jonathan Viera al once con la intención de volver a ser el faro que lleve a la UD Las Palmas al horizonte de la permanencia.

Ambos conjuntos saltaron al césped conscientes de lo que se jugaban, el Levante UD, intentaba cortar la sequía de seis partidos consecutivos sin conocer la victoria, y el conjunto canario, no sumar su octava derrota. 

Los primeros minutos fueron de control granota, maniobrando la salida del balón amarilla, teniendo en las botas de Morales y Unal las mejores ocasiones, la más clara llegaría en el minuto 16, con un tiro raso que logró desvíar a córner un Raul Lizoaín, que con los pasos de los partidos está demostrando mayor seguridad, aunque no sea por dejar su portería a 0, sino por las sensaciones. 

No sería hasta el minuto 25 cuando la UD Las Palmas, se sacudió la presión, una buena combinación entre Jonathan Viera y Calleri fue la culpable, en la cual este último la culminó batiendo a Oier, pero en fuera de juego. A partir de este momento, los canarios notaban una clara mejoría dejando atras la espesura y la falta de ideas inicial. Cinco minutos más tarde, en un calco de la jugada anterior pero con Vitolo queriendo participar, se unieron los tres, pero el tiro de Viera no inquietaría al portero guipuzcoano; eran los mejores momentos y los jugadores lo sabían, querían que ese dominio se viese también en el marcador.

Con el resultado con el que se empezó el partido, se llegaría al descanso, que venía mejor para los intereses del Levante que para el equipo local, que aupado por su afición se sentía cómodo en el verde. Con más corazón que juego, la UD Las Palmas, como diría Pako Ayestarán, tenía algún brote verde.

La segunda parte empezó con una acción repentina de Jason, que logró atajar Raúl, pero a partir de ahí, volvía a ser como el segundo tramo de la primera parte, un quiero y no puedo del equipo canario, que tenía la pelota, pero sin demostrar peligro a la meta granota. Pero, como esto es fútbol, lo que antes despertó a los locales, lo hizo también el conjunto levantino, una falta muy bien botada de Bardhi que se fue lamiendo la escuadra, hizo que el conjunto de Muñiz volviese al guión del principio, despertase y se hiciera dueño del partido a base de presión y de cortar con faltas la progresión de los jugadores amarillos, lo que hizo que el partido se pusiese feo.

A raíz de eso, llegarían unos 5 minutos malditos en que la UD Las Palmas encajaría los dos tantos. Un centro, en el minuto 71, que ponía Toño, sin aparente peligro, Doukouré lo hizo peligroso, llegando desde atrás conectó un muy buen testarazo que terminó en el fondo de las mallas. Esto no terminó aquí, Jason tras buena jugada individual consiguió materializar un golazo, sin hacer nada del otro mundo el Levante se veía con un 0-2 a falta de 15 minutos de partido. 

El partido terminó sin aparente emoción, ni la entrada de Remy por Calleri, pitado desde el respetable, hizo revivir a Las Palmas. Ya la afición estaba más preocupada, en silbar a su presidente a gritos de ¡Directiva dimisión!, que de ver sufrir a su equipo, al final los objetivos que se marcó antes de empezar la jornada se volvieron en su contra. Octava derrota consecutiva, lazos entre hinchada y directiva/equipo un poco más separados, y toca seguir remando. Las próximas horas serán cruciales para el futuro de Pako Ayestarán, que tiene mas pie fuera que dentro.