Un estadio lleno de niños

La Unión Deportiva regaló entradas entre los clubes de la isla que tienen convenio para llenar el Estadio de Gran Canaria.

Un estadio lleno de niños
Niños en el estadio de Gran Canaria | Foto: www.udlaspalmas.es
kilianhernandezcorujo
Por Kilian J. Hernández-Corujo

Dicen que cuando un equipo va mal, una de las principales cosas que necesita es el apoyo de su afición. En el caso de la Unión Deportiva la afluencia de espectadores en el Estadio de Gran Canaria ha ido mermando con el paso de las jornadas, ya fuera por el juego del equipo o porque los últimos encuentros se disputaron en día laboral. Para intentar paliar esta situación la directiva del equipo decidió regalar entradas a todos los clubes que tienen convenio con Las Palmas para el encuentro frente al Levante U.D.

De esta manera, el Estadio de Gran Canaria acogió a miles de niños y niñas, y también a los adultos que los acompañaban. Para algunos posiblemente era la primera vez que visitaban el estadio. La imagen del estadio lleno de niños era sin duda una estampa idílica. Los jóvenes seguidores amarillos llegaron al estadio con la ilusión de animar a su equipo, y lo cierto es que las voces de estos niños coreando el once inicial de la Unión Deportiva ponían los sentimientos a flor de piel.

Sin embargo, lo que a priori parecía una muy buena idea en la teoría, en la práctica se vio que no lo fue tanto. En primer lugar por un elemento puramente organizativo. La organización por sectores del Estadio de Gran Canaria es un tanto extraña, y todas las semanas se puede observar a espectadores que no encuentran su asiento correctamente. En esta ocasión, el caos fue aún mayor pues equipos enteros deambulaban de un lugar a otro intentando encontrar su sitio y se agolpaban en los pasillos y escaleras sin saber donde sentarse. Además, la solución rápida era decirle que se sentaran por donde hubiera hueco, lo que derivaba en equipo separados en diferentes filas entremezclados con el resto de aficionados. Eso sin contar los problemas que generaba en el tráfico, en las inmediaciones del estadio, el aumento de guaguas (autobuses) que traían a los equipos.

La segunda pista de que tal vez no fue buena idea esta invitación en masa la encontramos en el momento en que por megafonía se anunció el número de espectadores que había en el estadio, 26.212 aficionados. Era una buena cifra y debería haber levantado una gran ovación, pero ocurrió todo lo contrario. Los aficionados que habían pagado su entrada o su abono para estar allí empezaron a pitar en una claro gesto de descontento con esta medida, pudiéndose haber tomado otras.

Aficionados en el partido ante el Levante UD | Foto: www.laprovincia.es
Aficionados en el partido ante el Levante UD | Foto: www.laprovincia.es

Ni el caos, ni el descontento de una parte de la afición se pudo comparar con lo que se vivió en los últimos compases del encuentro, cuando Las Palmas ya perdía. Los mismos niños que coreaban al principio del encuentro comenzaron a entonar cánticos como el "fuera fuera" o "dimisión", mientras sacaban pañuelos blancos. Una imagen dantesca, sobre todo porque probablemente muchos de esos niños no sabían que estaban haciendo. Simplemente, como niños que son, imitaban a los adultos que veían a sus lados.

No es la primera vez que la Unión Deportiva realiza una acción como esta, ya lo ha hecho en otras ocasiones, y además, tradicionalmente los clubes conveniados con el equipo gozaban de un número reducido de pases para ir al estadio. Pero sí que es la vez que se ha visto de forma tan masiva y con unos resultados tan negativos.

Es bueno que los niños vayan al fútbol y desde pequeños se impregnen del amor hacia su equipo. Sin embargo lo ocurrido en el Estadio de Gran Canaria es un ejemplo de lo que no debe ocurrir porque los más pequeños deben ir al fútbol a divertirse, que para eso son niños.