Nunca es fácil revalidar un título, y más en una categoría como Moto2, la "jungla", según muchos pilotos que han pasado por ella. La igualdad es la clave de este certamen creado en 2010 y que dejó atrás los míticos 250cc. Hasta cinco pilotos lo intentaron: Toni Elías, Stefan Bradl, Marc Márquez, Pol Espargaró y Tito Rabat. Los cuatro primeros, debido a su salto a la categoría reina, dejaron vacante el título. Tito Rabat fue el primero en atreverse a revalidar el entorchado la temporada pasada, pero no lo pudo hacer. Un francés, conocido hasta entonces por su agresividad, impulsividad y falta de cabeza, se lo impidió

Ese francés fue el autor de una de las imágenes más curiosas que se recuerdan en los últimos años. Año 2011, Gran Premio de San Marino, circuito de Misano. En la última vuelta, Nico Terol y él se jugaron el triunfo. Tras la última curva, ese piloto galo tenía la iniciativa, pocos metros le separaban de su primer triunfo en 125cc, pero incomprensiblemente, miró hacia atrás de forma ostensible, lo cual permitió a Terol, Campeón esa temporada, sumar una nueva victoria. Aunque no lo parezca, ese francés, con el paso de los años, se ha ganado el acceso a la historia del Mundial. Su nombre es Johann Zarco, y tendrá el honor de ser recordado como el primer piloto que logró revalidar el título en Moto2.

Cambio radical

Zarco, tras esa temporada 2011, donde más allá de errores, se erigió como el principal contendiente que tuvo Nico Terol en la lucha por el último campeonato de 125cc, dio el salto a Moto2 a lomos de una Speed Up. Su agresividad seguía intacta, pero, desafortunadamente, su irregularidad también seguía presente. Varias caídas por intentar ir al límite le lastraron, y de qué manera, en su primera temporada en la categoría intermedia. En los siguientes años, el chasis Suter fue su caballo de batalla. Rodeado de Kalex, las que dominarían el certamen esas temporadas, poco o nada pudo hacer para mostrarse en las primeras posiciones. Algunas muestras de talento le permitieron asaltar el podio en varias ocasiones, pero la falta de constancia, de nuevo, le alejó de cotas más ambiciosas

Todo cambió en 2015. Zarco decidió volver a sus orígenes y regresar al equipo que le llevó al subcampeonato en 2011, el Ajo Motorsport. Desde el primer momento en que se subió a la Kalex, demostró que había mucho talento escondido dentro de él, y que su nueva montura le permitía pilotar a su gusto. Por ello, la temporada pasada arrasó. Tito Rabat, que se quedó en Moto2 para lograr su segunda corona tras la lograda en 2014, tuvo ante él un muro francés, que sentenció su primer Mundial varias carreras antes del final. La solidez que le permitió esa Kalex 2014 hizo que ni él ni un 'rookie' como Álex Rins, a la postre subcampeón, pudieran frenarle. Zarco, poco a poco, demostró a todos los críticos que le recriminaban que tenía poca cabeza como para llegar a ser Campeón, que sí que podía, que tenía el talento suficiente y que el trabajo y el temperamento que él y su equipo se inculcaron acaban teniendo recompensa

Ante lo más difícil todavía

Johann Zarco, a lo largo de su trayectoria, ha cambiado en varios aspectos. Ahora es un piloto más frío, calculador y que sabe mantener los pies en el suelo. Hay algo, pero, que sigue intacto: la ambición. Por ello, asumió el reto de quedarse en la categoría intermedia antes de dar un merecido salto a MotoGP. El reto era mayúsculo. Rins, con un año más de experiencia, también seguiría, y la responsabilidad de desarrollar una Kalex 2016 mucho más compleja que la que le llevó a la gloria serían algunos de los varios obstáculos que se encontraría en la siempre igualada y competida categoría de Moto2. El objetivo: ser el primero en revalidar la corona

El inicio de temporada no fue fácil. Varias caídas, además de ser incapaz de poner a punto su Kalex para adaptarla a su técnico y agresivo estilo de pilotaje le alejaron en la lucha. Le Mans, su carrera local, le hizo tocar fondo. Una caída, unida a la victoria de Rins, le alejó de la lucha por el campeonato. Pero este francés ya ha demostrado más de una vez que no se rinde. Y no lo hizo. Desde entonces, encadenó varias victorias que le llevaron a ponerse líder del Mundial antes del parón veraniego. 

La presión por revalidar el título le pasó factura, como demostraron algunos errores dignos del Zarco del pasado. Es el caso de Silverstone, donde un intento de adelantamiento demasiado optimista hizo que tirara a Sam Lowes y que, a posteriori, fuera sancionado, lo cual hacía que Rins, su máximo rival, se le acercara peligrosamente en la General. El español no cedió, y con el paso de las carreras culminó la remontada, quedándose a un solo punto del francés con el triplete asiático por delante. 

El triplete de las dos caras

La llegada del Mundial a tierras asiáticas sirvió para poner tierra de por medio, de nuevo, a Zarco. Rins no tuvo sus mejores carreras, con sendas caídas en Motegi y Phillip Island. Zarco sacó su lado más calculador en ambas citas. En Japón, con un segundo puesto, le metió un buen número de puntos de distancia al español. En Phillip Island, consciente de las dificultades endémicas que siempre ha tenido en ese trazado, decidió conservar. La caída de Rins le llevó a tener su primera opción de campeonato en Malasia, la cual no desaprovecharía. 

En Sepang, a Zarco le valía con ganar. Tenía la opción de seguir conservando y dejar todo abierto para Valencia, pero su determinación pesó más. Ese domingo, el francés quiso ser grande, y dejó de mirar atrás. No era necesario ir a ganar, puesto que con la posición que tenían Luthi y Rins en carrera, con un podio le valía, pero Zarco, a diferencia de esa matinal en Misano, miró hacia adelante para tocar la gloria con sus propias manos. Cabalgó hacia la victoria en un húmedo trazado malasio para no dejar dudas de su ambición. Se acabó el tiempo de mirar atrás, llegó la hora de que esa impulsividad que tantas caídas le provocaba en el pasado le llevara hacia la cima, hacia el objetivo, hacia lo más difícil todavía: revalidar la corona en Moto2, algo inaudito.

MotoGP espera al francés tranquilo

La brillante actuación de Zarco en estas dos últimas temporadas le ha abierto, merecidamente, las puertas de la categoría reina. Los mayores tendrán, el año que viene, un nuevo Campeón entre ellos. El Monster Yamaha Tech3 será su caballo. El objetivo, ambicioso como es el francés, será el de lograr los mejores resultados para ganarse una moto de fábrica con la que poder deslumbrar al mundo con su talento y agresividad y lograr el sueño de todo piloto: ser Campeón del Mundo de MotoGP. Zarco, a lo largo de su trayectoria, se ha demostrado a sí mismo que, con trabajo y sacrificio, es posible tumbar todos los obstáculos que se pongan ante él. Esa filosofía puede llevarle a la cima del mundo. Por él, seguro que no quedará.