Transformar lo inaudito en costumbre. Esta es la mayor virtud de Rafael Nadal. Un año más, y van nueve, el balear jugará la final de Roland Garros. La novena, un número especial para él, como madridista que es. Llega a esta final desplegando su mejor tenis sin rastro, de momento, de dolor de espalda alguno.

Murray fue testigo de un vendaval de poderío físico, precisión y movilidad en la pista. La alta temperatura en París se sumó a un volcán en erupción: la raqueta de Rafa. "Creo que he desplegado mi mejor tenis del torneo. Me encuentro bien físicamente.", afirma el actual número uno de la ATP. En la final, está Djokovic, quien espera plantar una batalla épica, de las que se recuerdan de generación en generación. El serbio llega más maduro y seguro que hace dos años, cuando hincó la rodilla sobre la arcilla de París, mientras que Nadal se volvía a coronar.

Aquel maravilloso 2005

Lo más increíble de Nadal es cómo ha ido derribando muros a base de un tenis brutal, mientras escribía páginas en la historia a base de victorias. El Roland Garros de 2005 puso la primera piedra. Nadal comenzaba a ser conocido por el circuito. Un joven imberbe de melana lacia y piel morena que poseía una zurda poderosa. Se presentó en su primer torneo en tierras parisinas y dejó clara una cosa: nadie olvidaría su nombre. Ronda a ronda, partido a partido que diría aquel, Nadal fue eliminando rivales. Uno tras otro. Con seguridad, con lucha, sin miramientos. Llegó a semifinales y eliminó al tenista más grande por aquel momento. Roger Federer sucumbió por primera vez ante Nadal en París, pero no sería la última: llegaría a perder cuatro finales ante el español.

Con apenas 19 años, venció en su primera participación

Con 19 años recién cumplidos, y siendo su primer Grand Slam en París, Nadal llegó en la final ante Mariano Puerta. No le tembló el pulso. Desplegó un tenis que invitaba a un nuevo milenio. Una nueva era. El público francés se temía algo grande. Nadal venció y se convertía en el cuarto jugador más joven en llevarse el grande de tierra batida. Además, junto a Mats Wilander, es el único tenista en ganar Roland Garros en su primera participación. Una barbaridad. Una heroicidad. Pero había más.

Tres más... y Soderling

Rafel Nadal se sentía en Roland Garros como 'Pedro por su casa'. Era su hogar, su torneo fetiche. Al primer título se sumaron otros tres consecutivos (2005, 2006, 2007 y 2008), grabando su historia con letras de oro en la arcilla rojiza. Nadie podía detenerle. Ni una sola derrota bajo el sol parisino. Sin embargo, los héroes más emblemáticos tienen caídas. Tras cuatro torneos consecutivos, Nadal encaraba su quinto Roland Garros en la búsqueda de un nuevo record: superar a Bjön Borg con su quinto título de mosquetero consecutivo. Pero el sueco Soderling se cruzó en su camino. Nadal sucumbió con Robin Soderling en los octavos de final, por un parcial de 2-6, 7-6, 4-6 y 6-7. El mundo quedaba boquiabierto. El mallorquín perdía su primer partido en Roland Garros. Algunos pensaban que era el final de su hegemonía en tierras francesas. No obstante, aquellas personas dubitativas no sabían que, a día de hoy, esa seguiría siendo la última derrota de Rafa Nadal en el Grand Slam parisino.

Lesión y novena

Sin embargo, Nadal regresó otros cuatros años consecutivos a París, y regresó con el mismo resultado: el trofeo entre sus brazos. Ni su tortuosa rodilla, que le mantuvo apartado mucho tiempo fuera de las pistas, impidió que Nadal siguierá alargando su leyenda. Son ocho. Nada más y nada menos que ocho Roland Garros, convirtiéndose en el primer jugador de la historia en ganar ocho veces un Grand Slam.

Nadal suma 66 partidos en París: solo 1 derrota

Y como si fuera un abrir y cerrar de ojos, Nadal encarará mañana una contienda de tintes heroicos. Buscará su noveno, para luego buscar el décimo, y el undécimo. Nadal es así. Incansable, insaciable e inagotable en ganas de ganar. Djokovic busca entrar en el selecto club de 'los cuatro': ganar los cuatro grandes. Sabe que se enfrenta al rey. Nadal ha disputado 66 partidos en Roland Garros con este escalofriante balance: 65 victorias y una derrota. 'Nole' querrá añadirle una más.

El partido de mañana (15:00 horas) será la lucha por una corona encajada en hormigón sobre la testa de Nadal. Es el rey. Nadie como él sabe como afrontar un partido así. Ocho veces lo ha hecho sin sonreír tras el último punto. Ante él, el serbio Djokovic, su verdugo en los últimos años, quien aspira a entrar entre los más grandes. Todo lo que pase dependerá de Rafa. Para bien o para mal.