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Sufrimiento innecesario

Maria Sharapova venció en tres mangas a la holandesa Richel Hogenkamp en un partido que la rusa alargó innecesariamente. Los errores propiciaron el drama y el tercer set que finalmente, a base de fortaleza mental, se acabó llevando.

Sufrimiento innecesario
Sufrimiento innecesario | Foto: zimbio
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Por Carlos García Pascual

Maria Sharapova sacó su pasaporte hacia la segunda ronda de Roland Garros tras haber debutado con victoria venciendo a la jugadora holandesa Richel Hogenkamp, procedente de la fase previa, en un duelo que se disputó sobre la pista Suzzane Lenglen y en el que había una principal favorita, evidentemente la rusa, pero tener a una qualy en primera ronda siempre es engañoso al ser tenistas que llevan una semana más sobre el torneo y están aclimatadas y con sensaciones y ritmo. Por ranking, siempre se es superior. Por juego, nunca hay que confiarse.

El duelo entre Sharapova y Hogenkamp se iba a producir por segunda vez, ya que se enfrentaron hace dos años sobre la hierba de Wimbledon del All England Club con triunfo para la rusa. Una Sharapova que llegaba a la cita parisina con buenas sensaciones tras alcanzar los cuartos de final en Madrid y en última instancia las semifinales en Roma donde perdió con Halep en un apoteósico partido y dramático tercer set.

Un martillo llamado Sharapova

La rusa regresaba por primera vez en tres años a Roland Garros: dos por la sanción tras su positivo por doping y el tercero debido a que la organización del segundo Grand Slam del año tomó la decisión de no otorgarle una invitación. La ganadora en París por partida doble (en 2012 y 2014), regresaba a un lugar de ensueño para ella. Así pues, ganas, muchas ganas de volver a jugar en Roland Garros.

Sharapova en el primer set fue un torbellino | Foto: zimbio

Esas ganas las plasmó Sharapova desde que se produjo el primer bote de la pelota en pista. Haciendo un tenis vertiginoso, siendo a fiel a su más que mecanizado estilo, moviendo de lado a lado a su rival y siendo totalmente superior, la rusa no concedió ninguna opción a una Hogenkamp que poco más pudo hacer que correr y tratar de defender ante el gran festival de tenis que estaba observando, siendo, eso sí, la mejor espectadora posible. En sólo 21 minutos de partido, Sharapova se adjudicaba la primera manga por el contundente marcador de 6-1.

La tónica durante el inicio del segundo set y en sus siguientes compases fue la misma. Sharapova prosiguió con su particular estado de gracia y continuó martirizando a Hogenkamp punto tras punto tratando así de ir avanzando poco a poco hacia la victoria en lo que sería la primera en Roland Garros en tres años.

Sin necesidad alguna, la rusa se complica la vida

Sin embargo, la rusa es, y siempre ha sido, una tenista que sufre continuos altibajos en sus partidos, lo que conlleva comenzar a ver a una Sharapova que encadena error tras error dejando así la puerta abierta a su rival para poder meterse en el partido, siempre y cuando lo sepa aprovechar claro está.

Hogenkamp ganó un set que parecía impensable | Foto: zimbio

Pues bien, alguien debió llegar para desenchufar a la rusa porque comenzaron a producirse los acontecimientos ya mencionados. Sin nadie esperarlo, las malas sensaciones comenzaron a florecer y las dobles faltas y los errores no forzados empezaron a sumarse en el contador particular de Sharapova. La rusa, que llegó a estar con dos breaks a favor, vio como Hogenkamp le comió el terreno y le robó el segundo set.

Sharapova y su fortaleza mental

Como bien sucediese en la transición del primer al segundo set, la tónica no cambió en el comienzo del definitivo parcial y, en este caso, fue la holandesa quien llevaba las riendas del partido. Sharapova, con cambio de zapatillas incluido, buscando en ellas una vía de escape y de reacción, compaginado con mirada incrédula ante lo que estaba sucediendo, vio como Hogenkamp rompía su saque una vez más. La sorpresa se estaba cocinando sobre la Suzzane Lenglen.

Con el agua al cuello y consciente de la situación que se había generado, la siberiana comenzó a ponerse nuevamente el mono de trabajo, tarea obligada si no quería despedirse de París a las primeras de cambio. Con mucho terreno aún por recuperar, poco a poco, la doble campeona en París volvió a la solidez que la hizo apabullar en el primer set consiguiendo como resultado empequeñecer la distancia que había conseguido su rival.

Con la tara del servicio aún bajo sus manos, Sharapova consiguió lo que hace apenas veinte minutos se antojaba imposible: empatar y darle la vuelta al partido como si de un calcetín o de una tortilla se tratase. Hogenkamp vio como la rusa la respiraba en la nuca y la ansiedad penetró en sus brazos.

Maria Sharapova y su historia con el servicio | Foto: zimbio

Sharapova, que de cabeza sabe un rato largo, por algo es campeona de Grand Slam y ex número uno del mundo, anuló la fortaleza mental de la holandesa y, finalmente, pasadas las dos horas de partido, se hizo con el choque en tres mangas por los parciales de 6-1, 4-6 y 6-3, aunque sufriendo de manera totalmente innecesaria. 

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Sobre el autor
Carlos  García Pascual
Fútbol, pero principalmente tenis, deporte que practico. Más que una pasión. Fan incondicional de Ana Ivanovic, mi ídola. ¡¡GRACIAS POR LEERME!!