El japonés Kei Nishikori abrió con una cómoda victoria la cuarta jornada de Wimbledon, tercer Grand Slam del año, en su pista central, en la cual derrotó por la vía rápida (6-4 6-4 y 6-0) al local Cameron Norrie, 55 del ránking ATP, en un choque que se alargó hasta la hora y 48 minutos de duración. Exceptuando los compases iniciales del partido, donde el británico se puso con ventaja de 4-2, el encuentro discurrió por los cauces previstos para un Nishikori que terminó arrollando a su rival sin necesidad de forzar la máquina.
Nishikori dobló su número de golpes ganadores, 34, con respecto a los errores no forzados, 17. Norrie, por su parte, realizó 15 y 25, respectivamente
Y es que Norrie, un jugador voluntarioso y con buena actitud, carece de potencial para medirse a los top. Más allá de su efecto de zurdo, no dispone de un arsenal de golpes que lo haga peligroso para un tenista de la talla de Nishikori, actual número siete del mundo y octavo favorito del cuadro. Su buena predisposición le valió para adelantarse por 4-2 en el primer set. Pero eso fue justo lo que necesitó Nishikori para desperezarse y empezar a elevar su nivel. El 'break' en contra espoleó al nipón, que respondió con firmeza dando la vuelta a la situación con cuatro juegos consecutivos, pasando del 2-4 al 6-4 con el que se acabó llevando la manga.
Paseo triunfal para Nishikori
Una vez disipada la amenaza, el de Shimane hizo lo que quiso con Norrie. Sin forzar en exceso y simplemente apretando cuando lo necesitaba, Nishikori repitió el 6-4 de la segunda manga, quedándose a sólo un parcial de la siguiente ronda. Si al menos en los dos primeros Norrie había mostrado cierta resistencia, en el tercero y, a la postre, último set se vino abajo definitivamente. Con el partido francamente encarrilado, su rival subió el ritmo para terminar lo antes posible con el trámite en el que se había convertido el partido. El resultado: un rosco en apenas media de hora de juego. Y eso que el partido se interrumpió momentáneamente a causa de un golpe de calor sufrido por una persona situada en la grada. Pasado el susto, Nishikori liquidó el asunto por la vía rápida para citarse ahora con el norteamericano Steve Johnson en busca de un puesto en los octavos de final.
Johnson, un jugador netamente peligroso en canchas rápidas al disponer de golpes muy poderosos como su servicio y su derecha, todo lo contrario que hoy Norrie, será una buena prueba de nivel de cara a las opciones reales del japonés, cuartofinalista el año pasado.