El tiempo pasa irremediablemente. John Isner parece haber perdido la chispa en un 2016 aciago para sus intereses, en el que sus resultados no han sido nada destacables. Ganador de al menos un título en todas las temporadas desde 2010, el de Greensboro puede ver cómo este año la tendencia cambia. La treintena no parece haberle sentado bien a uno de los mejores sacadores del mundo, que vaga por las pistas viendo cómo su servicio es un placebo de lo que fue, y percibiendo una menor agilidad de sus piernas.
Enfrentándose a un joven en plena racha como es Alexander Zverev, las costuras en el juego de Isner se percibieron con mayor claridad. El alemán parece decidido a seguir ascendiendo posiciones en el ránking, y su dura derrota ante Ferrer en Pekín no ha hecho sino animar al teutón a firmar un gran resultado en el Masters 1000 en Shangai. A tenor del juego demostrado en primera ronda, parece con capacidad para ello.
Zverev supo aprovechar sus opciones
Ha roto el cascarón. El título cosechado en San Petersburgo venciendo en la final a todo un Stan Wawrinka, se ha erigido en un punto de inflexión en la carrera del joven alemán. Su tenis fluye libre cual agua de manantial en una temporada que está siendo la de su eclosión definitiva. Es uno de los jugadores más en forma del circuito y así lo demostró ante Isner.
Alexander era consciente de que debía estar plenamente concentrado para poder derrotar a Isner y así fue. El estadounidense contribuyó a la causa jugando con tal solo un 55% de primeros servicios lo que permitió a Zverev poner muchas bolas en juego. Desde el fondo de pista, el teutón fue muy superior y supo mover y desgastar a un Isner falto de potencia e intensidad en sus piernas.
Cometió demasiados errores el estadounidense en ambos sets, y perdió la fe en la victoria. 6-4 6-2 fue el resultado final de un encuentro fatídico para los intereses de John, que ve cómo el tiempo pasa inexorable. En segundo ronda, Zverev se verá las caras con Marin Cilic, en lo que promete ser un duelo apasionante.