Nick Kyrgios continúa con su defensa del título en Marsella. El joven jugador australiano derrotó en el torneo francés a Norbert Gombos por 6-3 y 6-3, en un encuentro en el que se mostró inabordable al servicio.
El de Canberra es un derroche de talento y calidad, pero sus problemas de actitud y motivación siempre suponen un lastre para él. Apoyado en un servicio infernal, y con una derecha que le permite terminar los puntos y lograr efectos muy pesados, Kyrgios tiene armas suficientes para competir contra cualquier jugador. Ante Gombos, el aussie dio una lección de juego al saque, sin conceder ni una sola opción de rotura en todo el encuentro.
Kyrgios se exhibió tanto al saque como al resto
Kyrgios salió al partido muy enchufado, sacando a un nivel espectacular y sin rehuir los peloteos desde el fondo. Apoyado en un revés a dos manos muy seguro, movía a su rival de lado a lado de la pista. Gombos se amarraba a sus opciones y trataba de levantar las opciones de rotura del australiano, que se sucedían. Finalmente, en el octavo juego Kyrgios dio un golpe de efecto, y no le tembló el pulso a la hora de cerrar el parcial por 6-3.
El segundo set comenzó por el mismo camino que el primero. El jugador australiano seguía sacando a las mil maravillas, y el eslovaco no lograba leer sus servicios. La sensación de amenaza en los juegos de saque de Gombos era constante, y los temores se confirmaron en el quinto juego, en el que Nick consiguió un break que le dejaba el partido muy cuesta abajo. Sin levantar el pie del acelerador, el número 16 del mundo mantuvo sus prestaciones al servicio, y apretó en el noveno juego para lograr una nueva rotura que cerraba el partido con un resultado de 6-3 y 6-3.
El siguiente reto de Kyrgios serán las semifinales, en las que se enfrentará a un jugador local, el ganador del duelo entre Jo Wilfried Tsonga y Gilles Simon.